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Festival Hamilton en Silverstone. El británico falló el sábado en su intento de conseguir la pole ante su público, pero se resarció, con creces, el domingo, protagonizando una carrera antológica sobre una pista en la que la adherencia cambiaba casi en cada vuelta y que completó con más de un minuto de ventaja sobre el segundo ¡y doblando a los dos campeones del mundo en pista! No equivocándose con la monta de neumáticos ni la estrategia cuando casi todos sus rivales lo hacían, y pilotando de un modo absolutamente sensacional, Lewis fue continuamente el más rápido y sumó un triunfo histórico que le devuelve el liderato del mundial.
   

Carreras como la del domingo en Silverstone son de las que quedan en la memoria del buen aficionado, de las que se recuerdan muchos años después, de las que pasan a la historia de la fórmula 1 ... y de las que cualquier piloto sueña siempre con ganar. Si además la ganas en casa, ante tu público, sacándole más de un minuto al segundo y doblando a los dos últimos campeones del mundo, el sueño no puede ser más completo. Y todo esto lo consiguió Hamilton en Silverstone, convirtiendo en tangible realidad ese sueño que podía parecer imposible.

La demostración de superioridad del joven prodigio británico sobre la pista en la que nació la fórmula 1 moderna fue de esas que no dejan lugar a dudas ... salvo a los que se empeñan en no ver lo evidente, cegados por un fanatismo absurdo que no admite la existencia de otro genio en la máxima categoría del automovilismo que no sea Fernando Alonso. Una obcecación tan ridícula que ya roza la total estupidez y que les pone a todos ellos cada vez más en evidencia. Achacar la exhibición de Lewis en el gran premio británico a la suerte es, pura y simplemente, no tener ni la menor idea de esto ¡ni más ni menos! Por eso mismo no merece la pena ni gastar una línea más en tratar de explicárselo, ¡ya se irán convenciendo!

El gran premio británico cumplía la que puede ser su penúltima edición en la histórica pista de Silverstone. El anuncio en los días previos a la carrera del nuevo contrato para llevar la carrera a Donnington Park a partir de 2010, suponía la primera gran noticia del fin de semana. El largo tira y afloja entre Bernie Ecclestone y el Brittish Racing Drivers Club llegaba a su fin tras años de continuos reproches por ambas partes. Y lo hacía de un modo bastante inesperado y, al menos, no tan traumático para todos los que seguimos pensando que la fórmula 1 ha de seguir disputándose en los países en donde más tradición tiene: Gran Bretaña no se queda sin carrera aunque esta cambiará de escenario, dejando atrás la rápida pista de Northamptonshire para irse más al norte, a las cercanías del famoso bosque de Sherwood. Y aunque seguro que se echará de menos Silverstone, Donnington también tiene sus alicientes y es otro de esos trazados con historia y desafíos, no un circuito diseñado por ordenador y situado en medio de ninguna parte.

Pero mientras llega el 2010, la fórmula 1 tenía aun otra cita con la vieja pista de aviación de la segunda guerra mundial ... o más exactamente con los caminos de servicio que la circundaban y que se convirtieron años después del final del conflicto en la primera sede del Campeonato del Mundo. Desde entonces han pasado casi 60 años y aunque el trazado del circuito ha ido variando, adaptándose a las nuevas exigencias de seguridad y perdiendo parte de su carácter, todavía tiene zonas de esas en las que un monoplaza de la máxima categoría se puede exprimir al máximo. Si además se anuncia lluvia, como era el caso para este fin de semana, la dificultad aumenta ... ¡y las perspectivas de carrera cuando menos entretenida también!

Hamilton hizo la carrera soñada, ganar el gran premio de casa, en agua, y con enorme ventaja sobre todos

Heidfeld hizo su carrera, sin fallos de pilotaje ni estrategia y eso le valió una cómoda segunda plaza

Barrichello y Honda jugaron la baza de las 'full wet' y acertaron pasando del 19 en parrilla al 3º en meta

SORPRESAS EN CALIFICACIÓN

El sábado la lluvia no acudía a la cita aunque ello no implicaba pérdida de interés para la calificación, ni mucho menos. Si alguien había predestinado para hacerse con la pole position ese era Lewis Hamilton pero, como suele pasarle todavía con más frecuencia de la necesaria, a la nueva estrella británica le podían sus ganas de dar incluso algo más del máximo y cometía un error llegando a la delicada frenada que da entrada al revirado 'complex' final. Con dos ruedas por fuera de la pista, el McLaren número 22 perdía la ventaja acumulada en los dos rapidísimos sectores anteriores y dejaba a Lewis en una situación complicada: con sólo un intento para calificar y con toda la presión del mundo encima de él tras los incidentes protagonizados en las dos últimas carreras que le habían puesto en el ojo del huracán de este mundo tan cruel que es el de la F1, en el que sólo vales tanto como lo último bueno o malo que hayas hecho. Y, por una vez, el inglés se controlaba y aseguraba una vuelta rápida pero no en el límite o por encima de él, como le gusta. Ello, unido a la sorprendente falta de 'punch' de los Ferrari, que situaba a Raikkonen apenas por delante de Hamilton pero con un crono muy 'batible', dejaba paso a una primera fila de esas que si has apostado dinero por ella ¡te forras!: segunda plaza para Mark Webber con el Red Bull y pole para Heikki Kovalainen con el McLaren ... ¡menuda sorpresa! Además, el crono del finés era estratosférico, llevando a exclamar vía a radio a su ingeniero algo así como 'you are in pole by a mile!' ... que ya se sabe que estos ingleses siguen con sus millas y sin ganas de adaptarse a nuestros kilómetros.

Una primera fila tan inusual significaba que de la parte alta de la parrilla faltaban dos habituales: Massa y Kubica. El brasileño había empezado muy bien el fin de semana, siendo el más rápido el viernes en los libres ... hasta que llegando a Copse se encontraba con el aceite derramado por un nuevo motor roto en el Renault de Alonso y se daba un golpe de esos 'serios'. Aunque Felipe no sufría daño alguno, el incidente no hacía sino marcar ya el tono de lo que sería su fin de semana ...¡un auténtico desastre! En calificación, y cuando se disponía a hacer el intento definitivo, un problema a la hora de fijar una de las ruedas de su Ferrari le dejaba sin tiempo siquiera de intentarlo y lo mandaba al noveno puesto, poniéndole ya muy cuesta arriba la carrera ... la lluvia el domingo se la acabaría por dejar simplemente imposible.
El polaco sufría un inoportuno problema de suspensión en su BMW que también le dejaba inédito en los frenéticos minutos finales, condenándolo al décimo puesto mientras su compañero Heidfeld recuperaba algo del buen tono de principio de año y conseguía, aunque fuese sin Robert en pista para defender sus opciones, quedar por primera vez en la temporada delante de su compañero de equipo, alzándose a un buen quinto puesto en parrilla.

Sexto, justo tras el BMW del alemán, quedaba Alonso con un Renault que sigue sin ir más allá de lo visto ya muchas veces este año: aceptablemente competitivo con poco peso en calificación ... y para de contar. Casi la mejor noticia para el equipo francés era la confirmación de que Nelsinho Piquet va, poco a poco, cogiendo el ritmo, y tras su buena actuación de Francia se situaba esta vez justo a espaldas de Fernando y por delante de otra gran sorpresa de esta calificación de Silverstone, Sebastien Vettel, nada menos que octavo con el Toro Rosso, el joven alemán volvía a confirmar todo su potencial al volante del clónico del RebBull, que va cada vez mejor.

Tras no acertar en el primer cambio de gomas, Raikkonen perdió el tren de Hamilton y sólo pudo ser cuarto

Kovalainen no consiguió resistir mucho en cabeza tras hacer la pole y acabó quinto

Alonso sólo pudo brillar en los primeros giros, después le tocó defenderse para sumar al menos 3 puntos

¡LLUEVE SOBRE SILVERSTONE!

El domingo los pronósticos meteorológicos si que eran acertados, llovía ya desde primera hora, para cuando les tocaba el turno a los de la GP2, y caía hasta un buen chaparrón durante la carrera de la Copa Porsche. Aunque cuando las cadenas de televisión conectaban con la preparrilla no estaba cayendo agua, la pista estaba empapada ¡nos íbamos a divertir!

Ponerme ahora, dos días después, a contar en plan 'vuelta a vuelta' la carrera me parece tan complicado como innecesario. Al fin y al cabo estas crónicas las escribo, más que nada, para dejar constancia de como vi yo el gran premio, sin pretender que sean exhaustivos relatos de lo acontecido. Carreras como la del domingo son de esas en las que uno, ante todo, disfruta del espectáculo mientras las está viendo y que luego permiten analizar y pensar con calma en muchas de las cosas vistas y que se sucedieron de forma tan frenética que, en algunos casos, hasta casi te pasan desapercibidas.

Trulli consiguió la séptima plaza en la última vuelta

Nakajima se llevó el último punto gracias a montar las gomas de lluvia extrema en la parte final

Nelsinho rodó incluso por delante de Alonso al principio pero acabó fuera de pista

HAMILTON ESPECTACULAR

Lo primero, lógicamente, es glosar la hazaña del ganador, cimentada ya en el mismo segundo inicial del gran premio. Nada más apagarse las luces rojas del semáforo de salida, el McLaren de Hamilton salía disparado, con una determinación tal en busca del primer puesto que ni la falta de adherencia de la zona más sucia de la pista, ni la gran cantidad de agua sobre la misma, ni la presencia de Raikkonen, Webber y Kovalainen delante iban a poder detenerlo. De hecho, sólo el otro McLaren conseguía salir por delante de Lewis al pasar Stowe, pero el ritmo del británico era ostensiblemente más rápido y el finlandés no tardaba en ceder. Al cuarto paso por la dificilísima Copse, Hamilton se ponía en cabeza, empezaba a rodar en tiempos 'imposibles' para cualquier otro en aquellos momentos y ya nadie sería capaz de verle nada más que cuando la dejase pasa para perder vuelta. Bueno, siendo exactos, Raikkonen llegaba a verlo bien de cerca unos giros después, cuando la pista se había ido secando poco a poco y el actual campeón del mundo daba sus mejores vueltas del fin de semana, más rápido aun que Hamilton y entrando en boxes justo a su estela para el primer repostaje/cambio de neumáticos. Ahí se decidía buena parte del destino de la carrera: en McLaren apostaban por más agua y montaba otro 'set' de intermedios, en Ferrari se la jugaban al 'no va a llover más' y le dejaban a Kimi las ruedas con las que había iniciado la prueba, con la esperanza de que el desgaste que las convierte en 'semislicks' le permitiese ir más rápido en cuanto apareciese el 'carril seco'.

Lo malo para Raikkonen era que pasaba justo lo contrario, el carril seco no llegaba siquiera a empezar a vislumbrarse cuando las nubes volvían a dejar caer agua y la apuesta de Ferrari era perdedora. De ahí al final la carrera, en lo que respecta a la primera plaza, se convertía en un auténtico festival Hamilton. El británico rodaba sobre una pista cuyas condiciones de adherencia cambiaban casi en cada giro de un modo que ninguno otro era capaz de replicar. Sus tiempos por vuelta eran prácticamente siempre los mejores, lloviese más o lloviese menos, a veces hasta tres y cuatro segundos más rápidos que los de cualquier otro ... y eso es algo que sólo está al alcance de los más grandes.

Con apenas una leve disgresión por la hierba que salvaba con una de esas poco menos que eléctricas correcciones de volante que tanto me recuerdan, cuando las veo desde la cámara 'on board', a las que hacía Montoya en su mejor época de la CART americana, Lewis iba aumentando su ventaja más y más a cada vuelta que pasaba y acababa por convertir su soñada victoria en el gran premio británico en una portentosa exhibición que poco tenía que envidiar a otras de las que ya están en los libros que hablan sobre otros tiempos de la F1.

Cuando doblaba con absoluta comodidad a Raikkonen y Alonso, Hamilton no sólo convertía una vez más en ridículos y patéticos los comentarios de los locutores televisivos españoles, que se quedaban con las ganas de verle 'pifiarla' (¡a esto le llamaran informar!), sino que ponía la guinda final a una victoria de leyenda. Lewis cruzaba la meta con más de un minuto de ventaja sobre el segundo, una auténtica barbaridad y algo que se ha visto muy poquitas veces en la fórmula 1 moderna, en la que las diferencias suelen ser siempre más pequeñas debido a los pitstops y las estrategias. De hecho no recuerdo algo similar desde aquella carrera que viví en una pelouse de Estoril en el 84, cuando calado hasta los huesos asistí extasiado durante dos horas al increíble espectáculo de un Lotus con un casco amarillo brillante destacando sobre su característica decoración negro y oro, sacándole una vuelta a casi todos, también bajo la lluvia.

Una imagen de esa carrera la tengo justo enfrente mientras escribo estas líneas, adornando una de las paredes de mi salón. Es una reproducción de un cuadro de Michael Turner que muestra al Lotus de Senna dejando atrás al de De Angelis, al McLaren de Prost y al resto del pelotón que se diluye en una nube de agua pulverizada por los neumáticos ... y no me extrañaría que el artista británico pronto capture con su mágico pincel la épica victoria de Hamilton en Silverstone 2008. Conociendo un poco su obra, casi me atrevo a pronosticar hasta la posible composición del cuadro: el plata del McLaren brillando bajo los tímidos rayos de sol de final de carrera, mientras las Bridgestone siguen levantando nubes de agua y Lewis cruza la línea de meta con los puños golpeando el aire, presa de una alegría incontenible, máxima ... merecida. ¡Que carrerón de Hamilton!

La estrategia de Renault y Alonso nunca fue acertada y ello condicionó toda su actuación

A Massa ya se le complicó todo en entrenos durante su último cambio de gomas, su carrera fue hororrosa

Kovalainen consiguió una tan rotunda como inesperada pole position

BARRICHELO Y HONDA EN EL PODIO

En carreras como la del domingo es cuando la experiencia, el valor, el talento o la imaginación a la hora de salirse del guión preestablecido pueden todavía producir un resultado por encima del que la máquina permite. Por eso se podía esperar que Alonso y Renault sacasen partido de la situación y, al menos, alcanzasen ese podio que se les está mostrando tan esquivo y que parece ya a estas alturas la máxima aspiración de piloto y equipo. Pero aunque a final de carrera había un nuevo piloto y un nuevo equipo que añadían un podio a su lista de resultados del año, esos no eran ni el español ni la escuadra franco-británica con bases en Viry y Enstone. Si en Australia ya lo consiguió Williams con Rosberg, si en Canadá le 'tocó' a RedBull gracias a Coulthard y si en Francia fue el turno de Toyota y Trulli, en Gran Bretaña el tercer escalón del 'cajón' lo ocupaba Rubens Barrichello para Honda. Y lo lograba gracias tanto a su habitual (¡y casi olvidado por todos!) talento para conducir sobre piso deslizante como, sobre todo, porque Honda fue de los pocos equipos que supo 'jugar fuerte' o, más bien, ser capaz de ir un poco más allá de las rígidas estrategias de la mayoría de los equipos (con Ferrari y Renault a la cabeza), obsesionados en ir a lo seguro, en 'conformarse con empatar' cuando la lluvia arreció en vez de buscar algo diferente y que, como enseguida se vio, no era ni mucho menos descabellado: usar las 'full wet' en lugar de las intermedias sobre la encharcada pista de Silverstone.

Cuando Ross Brown y los suyos montaron las gomas de lluvia extrema acertaron de pleno como se pudo comprobar, de inmediato, con tan sólo echar un vistazo al monitor de tiempos. En su primera vuelta tras 'calzarse las botas de agua', Button ya rodó en 1:38 ... ¡y en esa vuelta todos los demás estaban marcando 'cincuentaypicos'! No hacían falta muchos ordenadores ni sofisticados programas de estrategia para darse cuenta, de inmediato, de que en apenas tres, cuatro, como mucho cinco o seis vueltas, el aproximadamente medio minuto que costaba el cambio de gomas se iba a compensar ... y a partir de ahí todo era ganancia porque aunque parase de llover la pista difícilmente se iba a secar lo suficiente como para que las 'full wet' perdiesen de golpe toda su efectividad y, en todo caso, siempre se podía cambiar otra vez a intermedios. Con que el 'efecto' de las 'extremas' durase apenas diez vueltas ya no ibas a perder tiempo con ellas y, a cambio, ¡podías ganar muchísimo! ... ¡merecía la pena jugársela!

Pero como nadie optaba por salirse del plan previsto excepto Honda, eran sólo Button y Barrichello los que sacaban provecho de la inteligente decisión  ... bueno, realmente sólo Rubens, porque Jenson, que a igualdad de coche y gomas le había sacado  ocho segundos a su compañero de equipo en sólo dos vueltas, se salía y perdía la ocasión de dar un auténtico golpe de mano. A Barrichello, además, le iba a tocar volver a boxes parase de llover o no, ya que un problema con la máquina de repostaje había impedido ponerle a su Honda toda la gasolina necesaria para acabar la carrera. Pero, aun con ese inesperado handicap, el ritmo al que avanzaba el brasileño era tan irresistible que en las apenas once vueltas que le duraba el combustible que había llegado al depósito, Rubens pasaba como si estuviesen parados a Raikkonen, a Kovalainen, a Alonso, a Trulli y a Heidfeld, los dejaba totalmente tirados y se instalaba en una increíble segunda plaza tras haberles 'metido' a todos ellos más de 60-70 segundos en tan corto espacio de tiempo.

Así que, aun cuando tenía que volver a entrar a repostar, Rubinho todavía salía muy por delante del grupo en el que Alonso hacía lo imposible por contener a Raikkonen y Kovalainen, en lucha por la cuarta plaza, y sólo perdía la segunda ante el BMW del siempre sólido Heidfeld. El podio era suyo, ¡y de largo! Un podio tan merecido como meritorio, tras partir desde la última fila de parrilla y hacer una carrera digna de sus mejores momentos en la fórmula 1, cuando era 'el sucesor de Senna'. Algo que Barrichello nunca llegó a ser realmente pero que no por ello significa que su carrera no haya sido tan larga como fructífera. Así que, ahora que ya se va a acercando a su fin, un gran premio como el que hizo el domingo en Silverstone (escenario, por cierto, de la que fue probablemente su mejor victoria) se me antoja como el merecido galardón final a la misma ... ¡bien hecho Rubinho!


La cambiante situación de la pista permitió adelantamientos como este doble de Heidfeld a Kovalainen y Raikkonen

Button lució un casco especialmente diseñado para la ocasión y procedente de un concurso en su web

Una imagen que pensamos ya no íbamos a volver a ver: Barrichello en un podio de F1

ALONSO Y RENAULT PIERDEN OTRA OPORTUNIDAD DE BRILLAR

Tal y como estaba la pista al inicio de carrera, la situación no podía ser más favorable para que Alonso, por fin, pudiese dar rienda suelta a todo su talento sobre piso deslizante y en condiciones cambiantes, justo la situación en la que más puede marcar la diferencia y compensar a base de 'manos' la menor competitividad de su Renault.
Aunque su salida era floja y ello le hacía no sólo no ganar plazas sino ser incluso superado en la primera vuelta por su compañero Nelsinho, Fernando pronto ponía 'las cosas en su sitio', pasaba al brasileño y se iba, decidido, hacia adelante. Durante tres o cuatro vueltas, en las que daba cuenta también de Heidfeld, Alonso era incluso el más rápido de todos sobre la encharcada pista, más rápido que un Hamilton aun bloqueado tras su compañero Kovalainen.
Parecía que esta vez si iba a ser posible el milagro ... pero la ilusión duraba demasiado poco. En cuanto Lewis se ponía en cabeza ya empezaba a poner números verdes y magentas en todos sus sectores del monitor de tiempos, alcanzar al McLaren número 22 no iba a ser posible ni siquiera en estas condiciones teóricamente niveladoras de prestaciones. Lo peor, en todo caso, no era eso. Enseguida tanto Raikkonen, como Kovalainen y hasta Heidfeld empezaban a rodar también más deprisa que Alonso. Fuese porque habían tardado en 'atreverse' a incrementar el ritmo ante la dudosa adherencia de la pista, porque algo de agua iba desapareciendo, porque las gomas del Renault iban perdiendo eficacia o, probablemente, por una mezcla de todos esos factores, el caso es que cuando Alonso entraba a repostar en la vuelta 19, ya estaba a 25 segundos de la cabeza ... ¡y con Nelsinho rodando más rápido justo tras él pese a ir más cargado!

El momento además era complicado en cuanto a que decisión tomar respecto a las gomas. Aunque seguía habiendo bastante agua en pista, si seguía sin llover lo mejor era no cambiar las intermedias que, usadas, iban a ser más eficaces en cuanto empezase a aparecer el carril seco. Pero como ya se comentó más arriba en el caso de Raikkonen, eso nunca iba a pasar. Apenas una vuelta después de su repostaje, Fernando veía con frustración como volvía a llover. La situación se complicaba y había que cambiar el plan. Y ahí es cuando se arruinaba definitivamente la carrera del español. Tras seis interminables vueltas perdiendo tiempo a puñados con las ya casi lisas intermedias sobre una pista cada vez más encharcada, Alonso entraba de nuevo en boxes y la opción que se tomaba entonces por parte de su equipo era la que, visto lo visto después, era la peor posible: montar de nuevo intermedias y cargar gasolina para no detenerse más. Una táctica que me pareció, ya en el momento, inexplicable, porque, simplemente, no aportaba ventaja alguna: si paraba de llover las intermedias se iban a destrozar en un coche con tanto peso, si llovía más iban a ser ineficaces, y si las cosas seguían como estaban, el exceso de kilos por llevar tanto combustible tampoco le iba a permitir ser rápido hasta dentro de un buen montón de vueltas y para entonces las gomas ya no iban a dar su mejor rendimiento y la distancia con los de delante iba a ser insalvable.

Así que de ahí al final de la carrera, a Alonso no le quedaba más opción que 'caminar en la cuerda floja', tratando de contener los sucesivos asaltos de Kovalainen y Raikkonen. Los dos finlandeses acababan por abatir la numantina resistencia del español, al que 'le salvaba la campana' ante la remontada de Nakajima y Trulli, que acababan por jugarse la séptima plaza en la última vuelta, con ventaja final para el Toyota-Toyota del italiano sobre el Williams-Toyota del japonés. Para Fernando era una sexta posición que, personalmente, me sabe a poco en una carrera como esta en la que podía (¡debía!) haber conseguido algo (¡bastante¡) más ... o mucho me equivoco ¡o pocas ocasiones así va a tener en lo que queda de año!


A Silverstone sólo le queda un año de ser la sede del gran premio británico

El sábado todavía aguantó sin llover y se vio hasta algo de cielo azul...

... pero el domingo el agua fue protagonista en todo momento

¡EL MUNDIAL ESTA QUE ARDE!

Aparte de lo entretenida que resultó la carrera, lo mejor es como deja el campeonato. El cero de Massa (en puntos y en 'nota' por su actuación en pista, plagada de errores para acabar ¡último con un Ferrari!) y el de Kubica (fuera de pista en su primer error serio de todo el año), unidos a la victoria de Hamilton y la cuarta plaza de Raikkonen significan un espectacular triple empate en cabeza de la tabla entre el británico de McLaren y los dos pilotos de Ferrari, con el polaco de BMW a sólo dos puntos y hasta su compañero Heidfeld apenas diez más atrás y todavía incluso con opciones (más matemáticas que reales, supongo) de convertirse en un posible quinto candidato a un título que está más competido a mitad de temporada de lo que lo ha estado en, por lo menos, veinte años. Un campeonato en el que nadie se despega ni se muestra infalible, lo que le da esa bendita impredecibilidad que tanto nos gusta a los que disfrutamos con esto de la fórmula 1 como lo hicimos el pasado domingo ... aun a pesar de los comentaristas de Tele 5 que cada día me resultan más insufribles. ¡Habrá que bajar el volumen del televisor y dejar que siga la fiesta!