En 2010 visité por primera vez la ciudad portuguesa de Braga para asistir a la subida de Falperra, prueba cuyo nombre nos traía a la memoria retazos de alguna antigua crónica leída en la AutoSprint italiana sobre los triunfos del legendario Mauro Nesti en la rapidísima ‘rampa’ lusa. Que la subida era un auténtico ‘templo de la velocidad’, algo así como el ‘Monza de la montaña’, lo comprobábamos ya entonces, quedando muy gratamente impresionados con una prueba que, desde aquella primera visita de hace ya cuatro años, pasaba a convertirse en uno de mis ‘destinos de carreras’ favorito. Un destino del que llevaba ausente un par de ediciones, perdiéndome la del 2011 por coincidencia de fechas con el más cercano rallye de Cantabria, y la del año pasado por ‘cuestiones logísticas’, ya que la simultaneidad durante el mismo fin de semana de un buen número de competiciones a las que atender, debido a la participación en ellas de varios clientes, nos hacía sacrificar a última hora el viaje a Braga y tener que pasarnos el fin de semana pegados al ordenador para sacar adelante todo el trabajo.

Este año la situación era realmente muy similar a la del 2013, de nuevo con un montón de pruebas simultaneas en las que ‘teníamos que estar’… pero, por una vez, anteponía el corazón a la cabeza, hacía caso al personaje que un entonces muy joven Tom Cruise interpretaba en su primer éxito, ‘Risky business’, me decía a mi mismo eso de “¡pero que coño!” y hacía lo que realmente me apetecía hacer: volver a Falperra tres años después. Por que, de vez en cuando, hay que dejarse llevar… aunque en mi caso fuese también para trabajar (que a Braga no íbamos de turismo, claro) y, además, me lo pudiese permitir gracias al gran grupo de amigos que me echaron una mano durante el fin de semana, haciendo posible con su ayuda el imposible de ‘estar’ también en el rallye Sierra Morena, la GP2 de Barcelona, el autocross de Pravia y el rallysprint del Viso, que eran los otros asuntos a atender durante dos días frenéticos en los que el teléfono y el portátil echaban humo por las noches en el hotel y durante el viaje de vuelta desde Braga para lograr, pese a todo, acabar cumpliendo en tiempo y forma con todos los compromisos pendientes.

ASÍ FUE NUESTRA TERCERA VISITA A FALPERRA

De entrada, vamos con el relato más o menos cronológico de cómo fue nuestra experiencia en la prueba, dejando para los siguientes apartados del reportaje los comentarios y reflexiones sobre el desarrollo y resultados de la competición. Así no mezclamos las cosas y el que quiera ir directamente ‘al grano’ puede saltarse este primer ‘capítulo’, más general y, también, más personal (las ‘batallitas’ del autor, para entendernos).
 
Para empezar, la bonita ciudad portuguesa nos recibía al final de la mañana del viernes con cielo azul, sol radiante y una larga fila de coches de carreras esperando turno en una de sus calles para las verificaciones técnicas, que este año tenían lugar en pleno casco urbano, en la amplia plaza de ‘Largo do Populo’. Justo cuando llegábamos a la misma, sobre su empedrado suelo ya rodaba, aun silenciosa y sólo movida por el suave empujón de uno de sus mecánicos, la Norma de Simone Faggioli, la nueva montura del as italiano de la montaña y uno de los grandes alicientes de esta nuestra tercera visita a la rampa lusa. La ubicación de las verificaciones en la ciudad, en lugar de en lejano autódromo de Braga donde se habían llevado a cabo los años anteriores, nos parecía todo un acierto, especialmente porque, además, iba acompañada, a continuación, por el traslado de los vehículos a la populosa ‘Avenida Central’, donde quedaban expuestos al público sin cierre alguno que los separase de los numerosos aficionados y paseantes que, de este modo, tenían ocasión de verlos al detalle. El ambiente era magnífico, con un sol ya más veraniego que primaveral apretando fuerte y haciendo aun más atractivas las terrazas de los numerosos establecimientos hosteleros de la zona, repletas de una mezcla variopinta de turistas, lugareños y miembros de los diferentes equipos que los dos días siguientes iban a tomar parte en la competición.

Precisamente en una terraza, a medio camino entre la plaza donde tuvieron lugar las verificaciones y la amplia avenida que sirvió de parque ‘abierto’ de exhibición, tuvimos ese a veces raro lujo que es disfrutar de un buen y relajado almuerzo cuando se va a una carrera. Y es que otro de los atractivos de Braga es ese, la gastronomía. En la ciudad portuguesa se come realmente bien, y cenar en el restaurante panorámico del Hotel Do Elevador, en lo alto del monte de Bom Jesús, cerca de la llegada de la subida, es, desde mi primera visita del 2010, una cita obligada a la que ‘arrastraba’ también esta vez a mis acompañantes para la ocasión, el mismo equipo que acudió a Ubrique formado por Jose y Corsino (TVMotor), reforzado otra vez por Gelu (‘Astur al Corte’), que ‘debutaba’ en Falperra. Y aunque de la carta ha desaparecido el ‘polvo dorado’ que tanto me gustó en mis dos anteriores cenas allí, su sustituto, el ‘polvo grelhado’, estaba también excelente, con ese punto justo de cocción que no suele ser fácil de alcanzar y que, si se consigue, convierte al pulpo en todo un manjar. Como lo es, si eres goloso como quien esto escribe (¡y como mis acompañantes!), el ‘buffet libre de postres’, toda una deliciosa tentación en la que es inevitable caer, olvidando por un día eso de cuidar la dieta y no abusar de los dulces. Un paseo por el bucólico parque situado entre el restaurante y nuestra ‘base de operaciones’ de este año, el ‘Gran Hotel’ (el más barato de la zona, aunque suene a establecimiento de lujo con tan pomposo nombre), completaba nuestra primera jornada del fin de semana y nos cargaba las pilas a tope para el sábado, cuando iba a empezar, de verdad, la acción en las rapidísimas rampas de Falperra.

Una acción cuyo arranque se demoraba en más de una hora debido a otro de los ‘clásicos’ de la zona, la espesa bruma que suele cubrir las laderas del ‘Bom Jesus’ dando ese aspecto casi fantasmal a las numerosas estatuas y campanarios de un escenario que, si quitas los coches y apenas dos o tres detalles ‘modernos’ más, te hace sentirte, por un momento, trasladado en el tiempo a finales del siglo XVIII o XIX. Al menos, el retraso en el inicio de la primera manga de entrenos nos daba tiempo para poder llegar, caminando monte a través, a una de las zonas que teníamos previstas para grabar y sacar fotos, las rápidas eses de la parte inicial del recorrido. Aunque este año los siempre estrictos ‘guardinhas’ de la GNR habían sido sustituidos por los policías locales, de bastante menos intimidador aspecto, el rigor en el control de la seguridad seguía siendo el habitual en la prueba, con el asfalto de la carretera por la que discurre la competición convertido en poco menos que zona ‘off limits’ para todo el mundo, estés acreditado o no. En su lugar, para moverse arriba y abajo por la prueba hay que utilizar una senda de tierra a través del espeso bosque, por la que un buen número de intrépidos ‘bikers’ campaban este año a sus anchas, haciendo que a lo largo del fin de semana corriésemos mucho más riesgo de ser atropellados por algún ciclista emulando los descensos suicidas que solía hacer Vouilloz antes de cambiar el manillar por el volante, que por cualquiera de las barquetas circulando a mucho más de doscientos kilómetros por hora sobre el gastado asfalto que une Braga con Sameiro. Es más, incluso uno de los varios ‘parones’ que se irían sucediendo durante la jornada, se debía a uno de ellos, que daba con sus huesos en el suelo, imagino que rompiéndose alguno, ya que se requería la presencia de los servicios médicos de la prueba para atenderlo y proceder a su evacuación.

La parada para atender al infortunado ‘pedalista’ era una de las muchas que hacían poco menos que interminables las cuatro subidas previstas para el sábado, ya largas de por si al haber cerca de 150 coches inscritos. Tan interminables, de hecho, como que acababan por no terminar. La última, que era la primera oficial para el Campeonato de Europa, la segunda para el certamen luso y la carrera 2 para el campeonato de España, quedaba inconclusa cuando, pasadas ya las ocho de la tarde, el fuerte golpe sufrido por la Norma de Montez daba lugar a la enésima pausa. Con el sol acercándose peligrosamente a la línea del horizonte, Andrés Vilariño y Simone Faggioli se dirigían al organizador para hacerle llegar su preocupación por la cada vez menor visibilidad, todo un problema para circular a ‘doscientos y mucho’ con barquetas que, evidentemente, no llevan faros. Y tras unos minutos de reuniones entre unos y otros se tomaba la decisión de dar por terminado el primer día de competición, lo que tenía diferentes implicaciones para los tres campeonatos en liza. Para los europeos, de los que no había salido ninguno de los que luchaban por la victoria, quedaba todo aplazado para el día siguiente, con dos mangas oficiales más, cuya suma de tiempos definiría el resultado final, sin opción a fallo, ya que para todos ellos desaparecía la opción de descontar el peor crono del fin de semana al no haber podido subir en la oficial del sábado. Para el campeonato de España, la carrera 2 de la categoría I quedaba anulada, al no haber competido en ella sus tres participantes, los Vilariño y Pedro Castañón. Y para los del certamen luso, entre los que también estaba el joven compostelano, la situación quedaba a medio camino, ya que habían subido todos, en la que para ellos era la segunda oficial, menos Pedro y su predecesor en la lista, Rui Ramalho… con la desventaja para ‘el nuestro’ de que sus opciones al triunfo desaparecían por completo, ya que tendría que sumar su crono de la primera, que había sido pésimo debido a un despiste con los botones del volante al arrancar, que desactivaba el cambio de levas en el volante durante los primeros metros hasta que, sobre la marcha, daba con el pulsador adecuado para volver a ponerlo en marcha… lo que hacía que, cuando pasaba por la curva del hotel, desde cuyo interior estábamos siguiendo esa manga, su Juno llevase ya casi pegada a su alerón trasero a la Norma de Ángela Vilariño, cuya ascensión se veía también en parte perjudicada por el incidente ‘estilo Hamilton-Brasil2007’ sufrido por Castañón Junior.

Precisamente desde la salida de la curva del hotel había visto la segunda manga de la jornada del sábado, disfrutando (pese a la insistencia en hacer sonar la sirena de un ‘tifossi’ tal vez demasiado cargado ya de alcohol) del ambientazo de la zona, con esas tribunas improvisadas en la alta colina del exterior, al más puro estilo de los circuitos italianos de Imola o Monza, y esos chiringuitos y acampadas del interior del viraje, casi como un pequeño Le Mans, que añadían más factores visuales a ese aspecto de ‘circuito de los viejos tiempos’ que tiene la ‘rampa’ de Falperra. Sus largas rectas y veloces curvas separadas de los árboles por el guardarail, y su chicane a lo ‘Mónaco’, con pianos incluidos, te transportan a otros tiempos y otras carreras. Y no sólo a un ‘carroza’ como yo, ya que, como podía comprobar cuando hablaba con él durante el fin de semana, llamaban la atención, en su primera visita a la prueba, de Javi Villa, a quien también le recordaban a los viejos trazados de Spa y Nurburgring, que había conocido haciendo algo de turismo ‘racing’ en el poco tiempo libre que le dejaron sus visitas a las versiones modernas de ambos circuitos cuando competía en la GP2. Y es que ese es el gran atractivo que, al menos para mi, tiene la subida de Falperra. Se parece a un ‘circuito de los viejos tiempos’, es una pista en la que la velocidad lo es casi todo, y en la que aun se pueden experimentar, seas piloto o simple espectador, esas sensaciones que antes eran moneda corriente en casi cualquier competición pero que, hoy día, con el progreso y la seguridad mejorando (bienvenido progreso en este caso, sin duda) quedan cada vez más lejos y sólo se pueden percibir en lugares y pruebas muy concretos. Los que han ido a la isla de Man para asistir en directo al Tourist Trophy sabrán de lo que hablo… y para los que aun no hemos tenido ocasión de visitar la fascinante carrera de motos británica o nacimos demasiado tarde para ver la fórmula 1 en ‘el infierno verde’ o asistir al paso de los sport prototipos desde las aceras de Campofelice en una Targa Florio, o apenas separados de ellos por una valla de madera en cualquier campo situado entre Roma y Brescia durante una Mille Miglia, tal vez sea Falperra uno de los últimos sitios donde vivir las carreras de otros tiempos aun sea posible. Eso, y la gran variedad de 'maquinaria', a la que, además, ves exprimirse a fondo en muchos casos, sea un modesto y veterano Datsun 1200, algún tanto más veterano pero mucho más impresionante Capri o Escort Zakspeed, por no hablar de 'inventos' como los R5/Focus/Fiesta de rallycross o el novedoso Mazda Proto de Yan Heche, para el que tuvimos el placer de realizar un vídeo que pronto estará en su web... y, naturalmente, los más potentes GTs, las barquetas, etc. son motivos más que de sobra para, pese a las caminatas monte arriba y abajo, los 'guardinhas' y las esperas a veces interminables, volver a casa pensando en que el año que viene te gustará estar de nuevo ahí. Así que, ya sabéis, si aun no la conocéis, apuntaos su fecha del 2015 en vuestra 'agenda Racing' y visitad la ‘rampa’, seguro que no os defraudará. Tanto nuestro nuevo compañero de viaje, Gelu, como nuestro amigo David, otro ‘montañero’ de esos que hemos conocido gracias a ‘cita’, lo hicieron este año, y a tenor de los comentarios del primero durante todo el fin de semana, o del segundo, cuando el domingo nos encontramos en la explanada de Sameiro, serán de los que, como yo, repetirán siempre que puedan.

CAMPEONATO DE EUROPA:
 FAGGIOLI TAMBIÉN GANA CON LA NORMA

Pero vamos a lo que, imagino, realmente os importa a los que os hayáis decidido a leer estas líneas: el relato de lo acontecido, a nivel deportivo, en la 35ª Rampa Internacional da Falperra, disputada los días 9, 10 y 11 de mayo en las inmediaciones de Braga.

La subida lusa era la tercera cita del europeo de montaña del 2014 y venía precedida de dos pruebas, las del Col de Saint Pierre, en Francia, y Rechberg, en Austria, en las que Faggioli había respondido con meridiana claridad, con un rotundo SI, a la pregunta que, quien más quien menos, se hacía cuando conoció la noticia de su ‘cambio de pareja’ para esta temporada, rompiendo su largo idilio con la Osella para pasar a la francesa Norma…¿seguirá dominando a los mandos de la más discreta de apariencia barqueta francesa del mismo modo que lo hacía con la espectacular italiana?

Así que en Falperra, con su rapidísimo trazado, pocas dudas albergábamos de que Simone volviese a ganar, sumando su tercer triunfo consecutivo de la temporada. Pero, de todas formas, teníamos aun en mente un par de incógnitas: ¿podrá batir su record de la prueba establecido el año pasado con la FA30? ¿cuanto se le podrá acercar Merli con la ligera y eficaz Osella 2 litros oficial?. A la primera pregunta, la respuesta del italiano volvió a ser un SI rotundo, parando el crono en la primera oficial del domingo en un fantástico 1:50.386 que rebajaba en prácticamente un segundo exacto su anterior record de 1:51.365, establecido el año anterior cuando el mismo reconocía haber tenido que ‘apretar’ un poco más ante la amenaza que, por momentos, llegó a suponer el checo Benes, también al volante de la fantástica Osella FA30, esa especie de ‘CAN AM’ de la montaña, con su puesto de conducción central y su carrocería carenando una estructura más propia de un fórmula que de una barqueta. De hecho, tal y como nos comentaba al término de la prueba en la entrevista que podéis ver en el vídeo situado al final de este reportaje, el propio Faggioli tenía dudas de que fuese posible batir su anterior tope de Falperra con la Norma. Al fin y al cabo, se trata de un vehículo de concepción más ‘convencional’, la típica barqueta ‘biposto’ por mucho que a su chasis se haya transplantado tanto el corazón (el potente motor V8 Zytek) como el cerebro (el cambio Poweshift y toda su electrónica) de la FA30. Y, en un trazado tan vertiginoso como el portugués, la FA30 debería ser, en teoría, más veloz.

Pero, el domingo por la mañana, con unas condiciones de temperatura ideales y un asfalto perfectamente seco, la Norma con los inconfundibles colores que desde hace años adornan todos los coches de este italiano volador hacía precisamente eso, volar, casi siempre rodando muy por encima de los doscientos por hora, con puntas que se acercan a los 250, en una carretera rodeada de árboles, para cubrir los poco más de cinco kilómetros de recorrido a una media que pone los pelos de punta. Nada más y nada menos que 169.59 kilómetros por hora, a un paso de alcanzar la barrera de los 170 que, imagino, ya estaba en su mente como próximo objetivo para el año que viene cuando en esa misma entrevista que os comento más arriba nos habla de ‘ritocare’ el año próximo el tiempazo que acababa de lograr.

En cuanto a la otra incógnita que nos hubiese gustado desvelar en Falperra, la distancia a la que se podía acercar Merli, nos quedamos con las ganas, sobre todo tras conocer que en la tercera manga de entrenos apenas le separaron unas décimas del crono de su rival… lo que auguraba pelea, y de las buenas, para las tres oficiales. Pero precisamente acabando esa subida, el propulsor Honda 2 litros de la Osella PA2000 oficial daba preocupantes síntomas de desfallecimiento, así que piloto y equipo ‘hacían las maletas’ y se despedían no sólo de Falperra sino, también del Fito, para decepción de todos los que esperábamos verlos una semana después en las rampas del Sueve, un escenario radicalmente diferente al de la subida portuguesa pero igualmente fascinante en su particular estilo. De hecho, incluso un trazado en el que, tal vez, la agilidad y ligereza de la nueva criatura de Enzo Osella, podía tener más opciones (o, siquiera, alguna) de poder batir al poco menos que imbatible Faggioli, convertido ahora en máximo rival para el histórico fabricante italiano.

Bien es verdad que ese crono de entrenos tan cercano estaba aun lejos del que luego conseguiría Simone con la Norma el domingo, ya que tanto él como Merli habían cruzado la meta en 1:55, y de ahí acabaría bajando el ganador hasta el 1:50… pero también el nuevo piloto oficial de Osella se habría ‘guardado algo’ en las subidas de práctica así que, definitivamente, nos quedamos con las ganas de saber hasta donde podría haber llegado… y seguiremos con ellas este fin de semana, en el que ha preferido finalmente quedarse en casa para competir en la siguiente cita del certamen italiano, la subida de Verzegnis, dejando al Fito huérfano de uno de los máximos alicientes que siempre tiene cualquier competición deportiva, la lucha por la victoria. Porque, salvo que pase ‘algo raro’, en Arriondas, el domingo, en lo más alto del podio va a estar otra vez ese italiano de aspecto discreto, voz suave y modales educados que ahora ‘sale’ con una francesa y antes lo hacía con una italiana… pero que sigue siendo quien manda en esto de la montaña europea: el gran Simone Faggioli.

CATEGORÍA I:
  DOS DE DOS PARA ANDRÉS

La categoría I del Campeonato de España quedó, lógicamente, muy diluida al mezclarse sus contendientes con los del certamen europeo y portugués, que eran, de hecho, también las clasificaciones a las que más miraban los tres españoles al volante de barquetas en Falperra. A los dos habituales este año, Andrés y Ángela Vilariño, respectivamente con las ya conocidas Osella PA2000 y Norma 3 litros y con ganas de medirse a los ‘europeos’, se unía el compostelano Pedro Castañón al volante de la Juno 2 litros con la que este año disputa el certamen luso de velocidad, mezcla de pruebas en circuito y montaña.

Como ya quedó comentado más arriba, en el primer ‘capítulo’ de este relato, la carrera 2 del nacional no llegó a celebrarse para ellos debido a los retrasos, lo que dejó en sólo dos las subidas puntuables que disputaron los tres participantes en la, por potencia y prestaciones de sus vehículos, categoría máxima del Campeonato de España de montaña 2014. En la primera, la victoria fue clara para Andrés, con más de cuatro segundos de ventaja respecto a Ángela, perjudicada, como también se comentó unas líneas más arriba, al tener que rebasar a Castañón, teniendo el gallego que limitarse a terminar.

En todo caso, los cronos habían sido altos (2:02 para Andrés, 2:06 para Ángela) por lo que todo quedaba abierto para la carrera 3 del domingo, en la que era de esperar que ambos bajasen del los dos minutos, ya que Andrés había hecho 1:59.427 el año pasado con la Norma que ahora lleva Ángela. Un crono que prácticamente calcaba la joven piloto vasca, llegando hasta un 59:466 que su padre rebajaba en ocho décimas pese al indudable susto que tiene que producir la rotura del asiento cuando se va a más de doscientos por hora. Desventura que sufría el veterano campeón en la parte final del trazado pero que, en todo caso, no le privaba de sumar una nueva victoria a efectos del nacional, la segunda del fin de semana en el que, tal vez, más opciones tenía Ángela de haberle batido, en virtud de la mayor potencia de la Norma 3 litros y su teórica ventaja en un trazado tan rápido.

Lógicamente ajeno a esta ‘pelea familiar’ por la victoria, Castañón se tenía que conformar el domingo con ser el más rápido del campeonato portugués, sumando al menos los puntos de ‘pole position’ y ‘vuelta rápida’ que otorga el certamen luso al piloto con mejor crono en las mangas de entrenos y de carrera. Eso y el tercer puesto del nacional eran, en todo caso, magra consolación para Pedro, que el sábado estaba ya listo para salir cuando surgió la discusión sobre si había visibilidad suficiente o no, quedándose con las ganas de haber subido y perdiendo una clara ocasión de sumar una victoria en el campeonato de Portugal que, a tenor de sus cronos en las mangas del domingo, tenía que haber sido suya.

CATEGORÍA II:
  DOS A UNO PARA FOMBONA EN UN DUELO PRECIOSO

Lo veníamos comentando desde que se conoció que este año el Audi DTM de Fombona iba a competir con los CM en la categoría II del nacional de montaña: si alguien podía ganar a Javi Villa en alguna carrera era el gijonés en la subida de Falperra. Por ello, esperábamos con impaciencia el duelo entre ambos en las rapidísimas rampas lusas, siendo para nosotros el otro gran aliciente de la prueba junto al, finalmente frustrado, enfrentamiento Faggioli-Merli por la supremacía absoluta en la general del europeo.

Los números y las sensaciones de otras visitas a Falperra nos decían que Fombona podía ganar: el año pasado, con el Audi DTM lastrado y arrastrando un buen número de kilos de más, precisamente había sido Falperra la única subida en la que José Antonio había estado en tiempos de cabeza de los CM, parando el crono en un 2:10.445 durante una de las mangas de entrenos que era mejor que cualquier registro logrado por los pilotos de los rápidos y ágiles prototipos equipados con motor de moto, entre los que el record de la prueba lo establecía el luso Pedro Salvador con 2:11.109 siendo el más rápido de los CM ‘españoles’ el Silver de Toni Alarcón con apenas una décima más, 2:11.294. Evidentemente, quedaba por computar el ‘factorVilla’, es decir cuanto iba a bajar Javi esos cronos teniendo en cuenta que el año pasado batió a Alarcón y al resto de competidores de los CM en todas las subidas del nacional. Pero, por otra parte, también había que pensar en cuanto podría recortar Fombona a su tope del 2013 ahora que el espectacular A4 va con su peso ideal. Y, además, estaba la cuestión de que la subida era nueva para Javi… aunque eso no es algo que suela afectarle como ya nos ha demostrado muchas veces.

Con todo ello en mente, el duelo se presentaba de lo más interesante. Así que, tras verlos pasar por la curva del hotel en la tercera subida del sábado, que para ambos era la primera subida de carrera, esperábamos ansiosos a conocer sus cronos. La única curva lenta del trazado de Falperra, una ‘casi paella’ de izquierdas, no es precisamente la más representativa del recorrido de la prueba, así que aunque visualmente impresionase más como salía de la misma el Audi, en precioso contravolante de su piloto cuando al dar gas a fondo la trasera del DTM intentaba ‘escaparse’ hacia el exterior, la forma en que Javi utilizaba hasta el último milímetro del asfalto camino de la siguiente y rapidísima derecha, en la que no sólo no levantaba, como hacían muchos, sino que ‘metía una más’, también dejaba claro que iba a por todas, así que pocas pistas teníamos sobre el resultado hasta que, minutos después, una llamada ‘a base’ nos informaba de los cronos: Fombona 2:09.574, Villa 2:11.714 y, por tanto, primera victoria de José Antonio en la categoría II.

Qué, nada más bajar a la asistencia una vez concluida la manga, me los encontrase a los dos dentro del camión de FAST Motorsport, charlando animadamente, bromeando y hasta intercambiando sensaciones y datos sobre como habían hecho la subida uno y otro, era uno de esos momentos que convierten este trabajo en un privilegio. Allí estaban los dos rivales, que acababan de dar el máximo en busca de la victoria, demostrando que, ante todo, son amigos, y que en el DEPORTE, escrito así, con mayúsculas, la victoria, con ser importante, no es lo único que cuenta. Evidentemente, el más satisfecho era Fombona, que había bajado ya en casi un segundo su mejor tiempo del año pasado, rompiendo esa barrera del 2:10 que entonces se le había resistido. Villa, en cambio, se había quedado a unas décimas del tope de los CM, en clara prueba de que aun tenía margen para progresar. Y a buscarlo se dedicaba de inmediato junto con su equipo, estudiando los datos recién descargados de su BRC y decidiendo sacrificar algo de punta para acortar ligeramente el desarrollo y tener mejor respuesta del motor en la más empinada parte inicial del recorrido.

Poco después, el segundo asalto del duelo se decantaba a favor de Javi, que demostraba lo acertado de su apuesta por un cambio algo más corto, bajando hasta un 2:10.621 que ya era nuevo record del grupo CM. Por su parte, Fombona empeoraba en más de un segundo su crono anterior después de ‘colarse’ en la primera curva de la rápida ese situada al inicio del trazado en la que habíamos estado viendo los entrenos al inicio de la mañana, sufriendo entonces similar desventura la FA30 de Benes para hacer que ‘el motor nos subiese de vueltas’ por unos instantes al ver la negra barqueta más grande de lo previsto a través del objetivo de la cámara. Al igual que entonces el checo, el gijonés evitaba el golpe contra el guardarail pero se dejaba un tiempo precioso que ya no lograba recuperar.

Pese a la victoria, Javi tenía claro que sin el error de Fombona ganar no habría sido posible y, con su habitual profesionalidad, ya estaba mirando de nuevo la pantalla del ordenador apenas unos minutos después de haber bajado de vuelta a la asistencia con su séptimo triunfo del año bajo el brazo. Los datos eran claros, aun con el desarrollo más corto, la velocidad punta alcanzada era la misma, 202 km/h., lograda, además, sin ‘llegar al corte’, por lo que parecía evidente que el límite para las posibilidades del CM estaba ya muy cerca y que, salvo que hubiese algún problema en el motor, que no lo había como se comprobaba comparando datos con el de su compañero de marca, Jairo Pesquera, poco podría bajar al día siguiente, en la carrera 3, la que debía servir de ‘desempate’ en su animado duelo con Fombona.

Y, en efecto, el domingo era el gijonés el que anotaba el 2-1 en el marcador final de la categoría II en Falperra. Fombona, aunque cometía un pequeño error en la parte inicial, apretaba aun más, si cabe, en la zona más rápida, llegando a alcanzar los 240 km/h de velocidad punta con su Audi para volver a estar por debajo del 2:10. Una barrera que era de nuevo infranqueable para Villa y el BRC, que limaban apenas una décima al record del día anterior.

El duelo había sido fantástico peor, una vez más, lo que personalmente me resultaba aun más satisfactorio que su preciosa pelea deportiva, era verlos a los dos, en compañía de otros varios compañeros/rivales del nacional, compartir mesa en el animado chiringuito situado junto al parque cerrado final, en el que nos acabábamos reuniendo todos para reponer fuerzas con esas sabrosas ‘bifanas’ típicas de la zona. El magnífico ambiente general del campeonato quedaba una vez más demostrado, y más si cabe viendo a Fombona y Villa haciéndose una foto juntos para el Facebook de este último que resumía del mejor modo posible la forma que ambos tienen de ver las carreras, esa que nos gustaría tuviesen todos los que, a veces, se olvidan de que ganar no es, definitivamente, ni lo único ni, probablemente, lo más importante.

CATEGORÍA III:
  BORREGUERO CUMPLIÓ LOS PRONÓSTICOS

Ausente José Antonio Aznar que, como se comenta en el reportaje del Sierra Morena, había optado por renunciar a la subida de Falperra para defender sus opciones en el certamen andaluz de rallyes, lo que lograba además con gran éxito, la tercera cita del nacional de montaña tenía un único y claro favorito a la victoria en la categoría III, Raúl Borreguero. El piloto del Mosler no podía dejar escapar la ocasión de sumar tres primeros puestos en el trazado que, además, mejor se adapta a las características de su potente GT procedente de los circuitos. Y, aun con el susto que suponía encontrarse el sábado, en la carrera 2, con el Aston Martin de Rui Dinis en plena trazada, ‘El Panete’ no fallaba y se llevaba tres rotundas victorias que añadir a las dos logradas en Ubrique para ponerle por delante de Aznar, 5-4, en el marcador de triunfos en lo que va de temporada. Un marcador al que ambos esperan añadir más tantos este fin de semana en el Fito, cuando de nuevo se volverán a encontrar los dos grandes aspirantes al título nacional de este año entre los que compiten con los vehículos ‘carrozados’.

Y si la triple victoria de Borreguero en Falperra no sorprendió a nadie, desgraciadamente tampoco lo hizo la muy escasa participación de pilotos del nacional incluso en la categoría que este año, al admitirse en la misma también todos los coches de los certámenes regionales, cuenta en cada prueba con más participación. Y es que, después de todo, y como nos temíamos cuando comentamos el tema en anteriores ocasiones, al final el certamen lo siguen, de verdad, muy pocos. Tan pocos como que en Falperra sólo eran ocho los españoles al volante de GTs y turismos, que se añadían a los ya comentados tres de los barquetas y a los sólo cuatro de Siluetas/CMs (con debut del asturiano Albino García como extra al trío de habituales formado por Fombona/Villa/Pesquera).

Además, de los ocho, una, la joven gallega Rocio Lorenzo, que competía con el Saxo que habitualmente utiliza en las pruebas de montaña de su región, lo hacía porque tenía especial ilusión por subir Falperra, siendo esta su única salida prevista al nacional. Así que, realmente, los asiduos del campeonato eran apenas siete en Braga. Además del ya comentado Borreguero, estaba Sergi Pañella, que volvía a ‘sobrevolar’ el grupo N, siendo, de paso, segundo absoluto en las tres mangas de carrera, sólo superado su EVO IX por el inalcanzable Mosler. Al catalán le acompañaba en el podio final de la categoría III el británico Mike Roy Andersson, tercero en las dos carreras del sábado con su Ginetta, más a gusto en este rápido trazado que en el más virado de Ubrique. También hacía puesto de podio, en la carrera 3, Manuel Maldonado, que el domingo se encontraba mucho más a gusto en las velocísimas rampas de Falperra al volante de su inconfundible Porsche amarillo, que tiene en común precisamente sólo eso, el color, con su anterior montura, el SEAT Córdoba WRC, con el que Aldo de Alberto ganaba con claridad el grupo A en las tres mangas, pese a que el cambio le daba algún que otro quebradero de cabeza, saltándose la cuarta el sábado y la quinta el domingo. Su rival en el grupo A, el murciano Julián Bornas, era otro de los pocos ‘nacionales’ que se desplazaba a Portugal, aunque el recorrido de la prueba lusa es justo lo contrario de lo que le gusta a su FIAT Punto S1600, con el que seguro disfrutará más este fin de semana en el Fito, donde también estará como en casa, no sólo por tipo de coche, el restante participante del Campeonato de España en Falperra, el asturiano Jesús Chao, abonado al 2:33 hasta que, por fin, lo conseguía rebajar el domingo en la manga final.

Y es que, por desgracia, esta es la realidad del campeonato, ni más ni menos que lo que pasa con el nacional de asfalto cuando sale de la península o con el de tierra cuando se aleja del norte, el número de participantes realmente asiduos es mínimo y aunque tal vez para algunos sea fácil (o cómodo) autoengañarse con las cifras totales de inscritos en cada prueba, basta con fijarse en quienes realmente compiten en más carreras que las disputadas en su región para darse cuenta de la muy escasa nómina de pretendientes que, un año más, tienen los títulos nacionales. Algo que debería hacer reflexionar a los que organizan los campeonatos y, al menos, moverles en busca de algo más tangible que las buenas palabras y el esperar a que ‘las cosas mejoren’ y ‘pase la crisis’. De momento, como otro toque de atención, hay tienen ante sus ojos la lista de inscritos del Fito, cuarta prueba del certamen cuyas verificaciones ya están en marcha hoy viernes, 16 de mayo, mientras acabo esta crónica. Apenas serán sesenta los vehículos que tomarán mañana la salida en Arriondas cuando hasta en los años más flojos raro era que se bajase de los cien. Causas para el bajón hay muchas, de alguna añadida este año para el caso concreto de la prueba asturiana hablaremos la próxima semana en el reportaje sobre la subida. Pero soluciones también debería de haber, esperemos que, de una vez, se busquen.