Daniel Ceán-Bermúdez
@daniel_cean

CHAPARRÓN SOBRE UNA SOLEADA BOLONIA

La espectacular exhibición de Primoz Roglic en la primera etapa del Giro de Italia del 2019

Cuando una ciudad tiene tantos soportales como los que hay en Bolonia suele ser porque llueve habitualmente. Así que no es de extrañar que hubiera pronóstico de precipitaciones para la jornada inicial del Giro, que arrancaba este año el sábado 11 de mayo con una corta pero exigente contra reloj por las calles de la preciosa ciudad medieval de la Emilia-Romagna. Concretamente, los hombres (y mujeres) del tiempo anunciaban agua para la segunda mitad de la tarde. Así que los directores de los equipos optaban por ser prudentes, hacer caso de las previsiones meteorológicas y cambiar el habitual orden de salida en este tipo de pruebas. En lugar de dejar a sus mejores hombres para el final, de forma que sus gregarios hubieran hecho el recorrido primero y tuviesen más referencias sobre el trazado y los tiempos a batir, optaban por ponerlos en acción cuanto antes. Así evitarían el peligro que siempre es competir sobre mojado, por no hablar también de la inevitable peor prestación que se suele lograr en esas condiciones.

Sin embargo, el sol, que había iniciado la jornada brillando, acababa por encontrarse a gusto sobre el cielo de Bolonia y las nubes no entraban en acción como estaba previsto. Al final del prólogo no caía chaparrón alguno sobre los participantes. O, al menos, no chaparrón de agua, porque si que terminaba por haber uno, pero de segundos. El que les enviaba a todos desde las alturas de su insolente exhibición el prodigioso Primoz Roglic. El esloveno llegaba al Giro habiendo ganado todo lo que había corrido hasta la fecha. Su última victoria, en Romandia, cita clásica antes de la gran ronda italiana, era todo un aviso de su espectacular estado de forma. Sin duda, su nombre estaba en todos las listas de favoritos para vestir la primera maglia rosa. Y, también, en muchas de las bastante menos largas con los candidatos a llegar portando ese mismo color a Verona tres semanas después.

Pero, aún así, la demostración del ciclista del Team Jumbo en los poco más de ocho kilómetros recorridos entre el centro de Bolonia y el santuario de San Luca, que cuida de la ciudad desde la cima de una colina cercana, superó todo lo imaginable y metió el miedo en el cuerpo a sus rivales. La potencia desplegada por Roglic en la corta pero muy empinada ascensión final dejaba claro la fuerza de su pedalada. Y el crono que logró en la meta la plasmó en cuatro números inalcanzables para cualquiera que no fuese él: 12’54”. Nadie pudo completar el recorrido por debajo de los trece minutos, y pocos los consiguieron antes de que el catorce apareciera en pantalla. El que menos tiempo cedió fue un magnífico Simon Yates, y se dejó casi veinte segundos, cerca de dos y medio cada kilómetro. Veintitrés le cayeron a un muy notable Vincenzo Nibali, dispuesto un año más a ser la punta de lanza del ciclismo italiano en la carrera de las carreras para todos los ciclistas y aficionados de su país. Casi treinta se llevaron de recuerdo el colombiano Miguel Ángel López, pese a vestirse de Superman en el llano, él que es sobre todo escalador, y ser más rápido en esa zona del recorrido que un reputado experto en la materia como el holandés Tom Dumoulin que, el mundo al revés, subió su enorme corpachón más deprisa en la zona de ascenso para acabar con el mismo crono que el sudamericano.

Ya por encima del medio minuto acabó en sexta posición el eterno gregario Rafal Majka, quien sabe si soñando con emular a su exjefe Alberto Contador y luchar por una general que suele acabar viniéndole grande. Aunque para sueños, los que deben de pasar por la cabeza del fornido Tao Geoghegan Hart, el futuro de el-equipo-antes-llamado-Sky. Una formación que se quedó sin su líder designado para el Giro, Egan Bernal, apenas unos días antes del inicio de la prueba. Una mala noticia que ¿quién sabe? igual es buena para el joven inglés, séptimo a 35 segundos, y para alguno de sus compañeros, libres de ‘jugar a ciclistas’ durante tres semanas sin tener que supeditarse desde el primer momento al trabajo de domésticos. Una tarea a la que parece destinado el belga Laurens De Plus, por mucho que su apellido pida ‘más’ y su magnífico rendimiento en la crono certifique sus ambiciones y sus credenciales de trepador. Pero con Roglic en su mismo equipo la va a tocar trabajar.

Como mucho va a tener que trabajar, aunque ejerciendo otro tipo de tarea, Mikel Landa para convencer (y, tal vez, autoconvencerse más allá de proclamas optimistas) de que puede convertirse por fin ese líder de equipo en una ronda de tres semanas que lleva pidiendo ser desde que se deslomaba a la sombra de las estrellas británicas del Sky. De entrada, el vasco ya ha comenzado el Giro con más de un minuto perdido y, lo que es peor, dejando la sensación de que, una vez más, sus ambiciones pueden acabar siendo mayores que sus resultados en lo que a la clasificación general se refiere. Veremos, que esto no ha hecho más que empezar. Pero, de momento, el arranque no ha podido ser peor para otro de los que están en casi todas esas listas, no tan largas, de aspirantes al triunfo final. Unas listas en las que, tras lo visto en apenas ocho kilómetros de intenso pedaleo por Bolonia, el nombre de Primoz Roglic aparece, ahora mismo, más marcado y con letras más grandes… aunque obviamente sea de lo más prematuro decirlo teniendo en cuenta todo lo que hay por delante

Imágenes de la primera etapa del Giro de Italia 2019

1ª Etapa: Bolonia-San Luca