A principios de octubre del 2019, el rallye Rías Altas había cerrado la temporada del Campeonato de España de Rallyes para Vehículos Históricos. Imposible imaginar entonces que habría de pasar casi un año para que el certamen del 2020 arrancara en el mismo escenario. Sin embargo, así ha sido por culpa de la pandemía del COVID-19, que en ese tiempo se ha llevado por delante miles de vidas y buena parte de los usos y costumbres que hasta hace unos meses todos considerábamos poco menos que inmutables.

Comparadas con las irreparables pérdidas humanas que ha provocado (y sigue produciendo) el virus, su efecto en actividades tan banales en comparación como son las deportivas no deja de ser insignificante, por mucho que haya sido también tremendamente dañino. En lo que respecta al CERVH, una vez dio comienzo eso que pomposamente se llamó 'desescalada hacia la nueva normalidad' parecía que el calendario de este año se podía 'salvar' con la única anulación del Costa Brava, atropellado por la declaración del estado de alarma justo cuando estaba previsto su inicio.

Sin embargo, las sucesivas cancelaciones de las dos pruebas asturianas, víctima el Avilés de la extraña vara de medir del gobierno del Principado a la hora de prohibir unas actividades mientras fomenta otras con similar riesgo (como mínimo), y el Asturias Histórico, a causa de la suspensión por parte de la FIA del certamen europeo, dejaron al nacional reducido a dos rallyes. De ellos, el segundo debía haber sido el de Extremadura, que también se acababa cancelando cuando apenas restaba poco más de una semana para el inicio del campeonato en el Rías Altas. Finalmente, cuando ya parecía inevitable que el rallye gallego fuese a ser comienzo y final de la temporada para los históricos, un acuerdo de última hora entre la federación española y los organizadores del rallye La Nucía-Mediterráneo hacía que el CERVH 2020 vuelva a tener dos citas en su calendario, con la prueba levantina ocupando, además, las mismas fechas de principios de noviembre previstas para la extremeña.

El arranque de esa mini-temporada se producía, por tanto, en el Rías Altas, que repetía el mismo recorrido del año pasado pero con diferente esquema. En lugar de una sola etapa, los cuatro bucles de dos especiales se repartían en dos jornadas. Además, las diferentes medidas de precaución a que obliga la situación sanitaria (unas de aplicación real, otras más de cara a la galería que otra cosa) significaban que no se llevara a cabo ceremonía de salida en la Plaza de María Pita, de nuevo el punto de inicio y final del rallye en La Coruña.

El viernes por la tarde, los participantes se iban a enfrentar a las dos pasadas a los tramos de 'Doroña' y 'Monfero', quedando para el sábado las correspondientes a los de 'Irixoa' y 'Aranga'. Un recorrido que, de por sí, ya es sinónimo de dificultad por las características de los clásicos tramos ferrolanos en los que se basa el rallye, que alternan partes veloces con otras tortuosas, y sobre todo, presentan numerosos cambios de asfalto, desde el liso y pulido como un espejo hasta el muy bacheado o directamente roto. Por si fuera poco, la anunciada presencia de la borrasca 'Alex', con previsión de fuertes lluvias de las que ya había llegado buena muestra los días previos, dejaban el terreno resbaladizo y sucio, con el barro y la hojarasca añadiendo incertidumbre a la cantidad de adherencia que podían encontrar los neumáticos.

Finalmente, el temporal afectaba de forma especial a 'Monfero' en la tarde del viernes, dejando chaparrones aislados en 'Doroña' y apenas cuatro gotas para la mañana del sábado en los pasos por 'Irixoa' y 'Aranga'.

VELOCIDAD:

Cuarenta y cuatro equipos tomaban la salida en el rallye de velocidad, repartidos entre las dos categorías con rango de Campeonato de España, 'pre81' y 'pre90' (reservadas a los modelos anteriores al 1981 y al 1990 que son conformes con las fichas de homologación de la época) y las dos que este año no cuentan a efectos de la general scratch del CERVH (por llevar modificaciones respecto a las especificaciones previstas en su día) pero tienen su propio Trofeo de España en clasificaciones independientes. Estas últimas son la ya existente 'Categoría 5' (que engloba ahora los vehículos producidos hasta el año 1990) y la recuperada 'Youngtimers' (para los de fecha de fabricación entre el 1991 y el 2000). Aparte, había tres competidores en el denominado 'Trofeo Rías Altas', cajón de sastre para los no incluidos en ninguno de los tipos de coche que especifica la normativa del nacional.

La primera especial se celebraba con condiciones muy cambiantes en 'Irixoa'. Tan pronto hacía solo como llovía a cántaros, aunque los aguaceros eran de corta duración y apenas afectaban a los primeros en el orden de salida. El mejor crono absoluto lo marcaban Antonio Sainz y Javier Martínez-Cattaneo con el Subaru Legacy, seguidos a casi 13 segundos por el Ford Escort MKI de Francisco López y Miguel Peña. Los campeones de España de sus respectivas categorías el año pasado, 'pre90' los madrileños, 'pre81' los gallegos, batían al más rápido entre los 'Youngtimers', el veterano Manuel Senra y su copiloto, Faustino Suárez, con el siempre admirado Peugeot 306 Maxi.

El resultado del primer tramo era, en cierto modo, sorprendente, dada las superiores prestaciones del más moderno 'kitcar', pero enseguida el popular 'Tarolo', haciendo uso de su habilidad y su experiencia, se encargaba de situarlo en lo más alto de la tabla bajo el auténtico diluvio que sufrían los participantes en el que, a la postre, sería el unico paso por 'Monfero'. Con casi un palmo de agua sobre el asfalto en muchos puntos del recorrido y las nubes descargando con saña por momentos, la conocida especial del monasterio se convertía en un auténtico infierno del que Senra salía con el mejor crono absoluto, por amplio margen, y el liderato 'virtual' en esa clasificación 'scratch' del rallye que no existe en las hojas de tiempos... pero todos elaboramos al final de cada tramo, comparando los resultados de las diferentes categorías.

En la que si cuenta oficialmente, la que agrupa a las categorías 'pre81' y 'pre90', Sainz seguía en cabeza pero López le había recortado casi diez segundos y estaba a menos de tres, lo que auguraba una pelea interesante entre ambos que, sin embargo, no se iba a producir. Un pinchazo en el segundo paso por 'Irixoa', ya con la noche oscureciendo el verde paisaje, hundía en la tabla al madrileño, que cedía casi diez minutos y toda opción al triunfo. Como, además, problemas mecánicos dejaban fuera de combate al 306 Maxi de Senra, y los accidentes en la primera pasada por 'Monfero' de dos de los Suzukis de la copa (que, junto con los Clio, tomaban parte en el rallye a continuación de los históricos) obligaban a neutralizar la segunda, el resultado de la etapa del viernes quedaba definido al término de la tercera especial con López claramente destacado en todas las clasificaciones.

El de Castroverde dominaba ya sin apenas oposición en pre81 (el segundo era el Mini de Pablo Álvarez y José Varela, a más de seis minutos) y mandaba además en la general absoluta con casi un minuto de ventaja sobre Javier Pardo. El piloto de Suzuki en el nacional de asfalto, haciendo equipo con su hermana Melissa a bordo del Sierra Cosworth del propietario de Rallycar, Manel Castrillón, era además el líder en 'pre90', aventajando en algo más de veinte segundos al Volkswagen Golf de los asturianos Miguel Ángel García y Mónica López. Entre ambos equipos se situaba, en la 'scratch virtual', el Mitsubishi con el que el año anterior Luis Penido había acabado siendo el más rápido de todos los participantes. Pilotado en esta ocasión por José Fernández, con Juan Brun en el asiento de la derecha, el bonito EVO VI 'Makinen' líderaba en 'Youngtimers' con algo menos de dos segundos y medio de ventaja sobre el Subaru de los otros miembros de la familia Pardo que participaban en la prueba, el padre, Francisco José, al volante, y su nuera, Tamara Fontán, leyendo las notas.

Por lo que respecta a la 'categoría 5', el primer líder había sido el Escort MKI de Dario Calviño y Francisco García pero en el encharcado 'Monfero', el veterano 'trasera' británico había hecho sufrir a su joven piloto y la primera posición había pasado a poder de Dani Gabeiras y José Manuel Barros con el Citroen Visa 'Bardolet réplica' que el año pasado había quedado a un paso del podio en 'pre90' con Ruben Gandoy al volante. De todas formas, un nuevo scratch de Calviño en la repetición de 'Irixoa' dejaba al hijo del fabricante de los 'YaCar' en la segunda posición, a poco más de quince segundos del líder y con todo por decidir al día siguiente.

Por fortuna para todos, el temporal daba tregua el sábado. Aunque caía algo de agua, finalmente hasta acababa apareciendo el sol entre las cada vez menos oscuras nubes. De todas formas, el piso de los tramos no estaba para bromas y no faltaban los sustos y los golpes. Incidencias de las que escapaba sin problemas el líder. Francisco López marcaba los dos scratchs del primer bucle y se tomaba ya con más calma las segundas pasadas por 'Irixoa' y 'Aranga' para llegar a la meta final de Coruña como ganador absoluto del rally. Para el actual campeón de 'pre81' era, logicamente, también el triunfo entre los vehículos más veteranos del certamen de velocidad, alcanzado con más de veinte minutos de ventaja sobre el siguiente clasificado, el SEAT 1430/1800 de José María Blanco y Roberto Ferreiro, segundo de los tres únicos supervivientes de la categoría, cuya tabla completaba el Panda de Esquer y Fernández.

La segunda posición de la general del CERVH, primera en 'pre90' tampoco sufría cambios respecto al día anterior. Tras el abandono en el tramo que abría la jornada de su más inmediato seguidor, Miguel Ángel García, debido a una avería en su Golf, Javier Pardo no necesitaba forzar y se limitaba a mantener un ritmo seguro que le llevaba a la meta sin sobresaltos ni contratiempos. Eso sí, en la clasificación scratch 'virtual', era superado por el Subaru de su padre, Francisco Javier, que se ponía al frente de los 'Youngtimers' tras la retirada, también en la primera especial del día, del Mitsubishi de Fernández, y mantenía el primer puesto hasta la meta.

Más rápidos que los Pardo, padre e hijo, rodaban el segundo día Sainz y Costoya en 'pre90' y Senra y Castro en 'youngtimers'. Pero, en el caso de los primeros, tanto el madrileño del Legacy como el gallego del Sierra habían perdido demasiado tiempo el día anterior como para tener opción a nada más que terminar lo más arriba que pudieran, sin inquietar al líder. Y por lo que respecta a los segundos, el piloto del 306 Maxi y el Saxo no tenían un día exento de problemas. Senra, reincorporado en 'superrally', sufría un pinchazo y problemas en un amortiguador que se alternaban con dos scratchs en la categoría, siendo los otros dos para Castro, segundo de la clasificación hasta que en fuerte toque en la trasera de su Citroen durante el últumo tramo le hacía perder mucho tiempo aunque conseguía, al menos, alcanzar el parque cerrado final.

Tampoco el líder en la categoría 5 necesitaba apurar más de lo necesario en la segunda etapa. Dani Gabieras se limitaba a marcar un scratch mientras controlaba la diferencia respecto a Calviño, sin que le inquietara el veloz ritmo que imprimía otro de los que había perdido toda posibilidad de victoria el día anterior, Pablo Rey, autor del mejor tiempo en tres especiales con su Peugeot 205.

Otro par de coches de la marca del león, pero del modelo 309, tenían mayor protagonismo y mejor fortuna, ya que completaban el podio de la categoría pre90. Eran los de Marcos Vázquez-David López y Víctor García-Yago Remuiñán. Especialmente significativa resultaba la actuación de Vázquez, campeón gallego de históricos allá por los inicios del nuevo milenio, cuando competía al volante de un Fiesta en un certamen que contaba entonces entre sus habituales protagonistas con los Escort MKII de Ferreiro (el gran ausente de este Rías Altas 2020) y Millares. El ferrolano llevaba unos quince años sin disputar un rallye pero, pese a larga inactividad, rodó a buen ritmo y acabó subiendo al podio absoluto del rallye del nacional en la tercera posición.

Por lo que respecta al finalmente poco concurrido Trofeo Rías Altas, la victoria se decidía en el último tramo a favor de Pepe López. Copilotado por Belén Binaixa, el actual campeón del nacional de asfalto disfrutaba de la experiencia de disputar un rallye sin presión alguna por el resultado. Al volante del espectacular proto de Ya-Car de motor de moto y carrocería réplica de los Peugeot 205 T16 de grupo B, el madrileño se acababa imponiendo, tras un duelo que duró del primer al último tramo, al Peugeot 206 de los locales Rubén Gandoy y David Amenedo.

Además de Javier Pardo y Pepe López, también habían sido de la partida desde la Plaza de María Pita otros habituales del CERA, como Joan Vinyes y Jordi Mercader, con un SEAT Ibiza kitcar que acabó quedando inédito por cuestiones de papeleo sin llegar siquiera a iniciar la primera especial, y el campeón del grupo N el año pasado, José Antonio Martínez Del Río, que llevaba su pequeño FIAT Seicento, copilotado por Dani González, a una meritoria sexta posición entre los 'Youngtimers'.

REGULARIDAD:

Los campeones de España de Regularidad Sport las dos últimas temporadas, Gorka Gorroño y Mikel Oleaga, habían terminado la pasada edición del Rías Altas, cita final del certamen entonces, con sensación agridulce. Buscaban cerrar el año con victoria después de haberse asegurado el título en Extremadura pese a ser el de Jarandilla de la Vega el primer rallye que no ganaron en su triunfal campaña del 2019. Sin embargo, problemas en la sonda de su Ford Escort MKII les impidieron despedir el 2019 desde lo más alto del podio, teniendo que conformarse con hacerlo desde su peldaño más bajo.

Un año después, el extraordinariamente compenetrado dúo vasco se sacó la espina con una auténtica exhibición de superioridad en la edición del 2020 del rallye gallego. Gorroño y Oleaga lideraron de principio a fin con su Ford Escort MKII, abriendo hueco de forma espectacular en la última especial del viernes, la pasada nocturna por Doroña, para terminar la primera etapa con un margen de más de 16 puntos respecto a sus inmediatos perseguidores, los mallorquines Jaime y Enrique Carbonell.

Los ganadores del año pasado volvían a mostrarse muy eficaces con su llamativo Ford Sierra en los tramos gallegos y, junto a los andaluces José Ignacio García Bejarano y Jose Casado, muy meritorios terceros con su Golf en unas condiciones muy diferentes a las de su soleada tierra, eran los únicos que se mantenían a una distancia relativamente pequeña respecto a los líderes. El resto, encabezados por los pluricampeones nacionales, José Ramón Campos y Raúl Gutiérrez, que estrenaban en el nacional el precioso y muy veterano Dauphine Gordini, ya cedían más de un minuto después de sólo tres especiales y treinta y nueve controles.

El sábado, los líderes ya no necesitaron afinar tanto como la víspera, limitándose a controlar su amplia ventaja sin cometer errores de importancia, para acabar logrando una clara victoria con diez puntos de margen sobre los hermanos Carbonell. Los baleares fueron los mejores en el conjunto de la segunda etapa pero no conseguieron recuperar más que una pequeña parte de la diferencia acumulada por Gorroño y Oleaga en la primera.

Donde si hubo cambios fue en la tercera posición. Un fallo eléctrico en el sistema de navegación durante la segunda especial del sábado, primer paso por 'Aranga', hizo perder toda opción de mantener el puesto en el podio a García Bejarano, que se tuvo que conformar finalmente con acabar cuarto. El hueco que el malagueño y su copiloto dejaron en el 'cajón' podían haberlo ocupado Campos y Gutiérrez, pero en la última curva de la misma especial que retrasó a los andaluces un palier del Dauphine se soltó al aterrizar tras un salto y ahí se acabó el rallye para los asturianos.

Con todo ello, finalmente el tercer lugar acabó en poder de Asier Santamaría y su nuevo copiloto esta temporada, Roberto Rentería. El bilbaino del Sierra 4x4 'Delecour réplica', protagonizó una espectacular remontada después de haber iniciado el rallye del peor modo posible, con un recto en el resbaladizo asfalto del primer paso por 'Doroña', que completó en el puesto doce de la general. A partir de ahí, especialmente el sábado, sus registros estuvieron a la altura de los mejores en cada especial, lo que le permitió recuperar terreno y alcanzar finalmente la tercera posición en la meta de La Coruña, sumando su tercer podio consecutivo tras las dos con los que terminó la pasada campaña.

Mientras que en Regularidad Sport hubo un equipo que dominó con claridad para acabar imponiéndose por amplio margen, en Regularidad las distancias fueron mínimas, con un duelo a dos y un tercero en discordia que no terminó lejos precisamente. La pelea por el triunfo la protagonizaron desde la primera especial los más jóvenes del equipo 'Pancho Villa', Francisco Martínez Ruisánchez y Adrián Fueyo, contra los subcampeones del año pasado, Toni Verdaguer y Meius Mora. Los asturianos del Kadett iniciaron el rallye en cabeza y completaron la primera etapa como líderes, seguidos a sólo tres décimas por los catalanes del Porsche, que lograron mejores registros en la segunda y la tercera especial del viernes.

El sábado, la primera especial fue favorable a Martínez y Fueyo, pero Verdaguer y Mora les superaron en las dos siguientes para arrebatarles el liderato por siete décimas cuando restaba sólo el paso final por 'Aranga'. La sensación era que los representantes de la 'Escudería Malavella' iban a conseguir la victoria, pero los de 'Pancho Villa' contraatacaron con decisión en el último tramo y le dieron la vuelta al resultado para acabar venciendo por esas mismas siete décimas que les separaban del primer puesto antes de afrontar los algo más de once kilómetros que decidideron el rallye.

Un terreno en el que los mejores fueron sus compañeros de equipo, el actual campeón de la categoría y padre del ganador, Francisco Martínez Cuesta, y su copiloto en esta ocasión, Fernando Galguera, que debutaba en el nacional con la responsabilidad de sustituir a José Manuel Villamayor, ausente por compromisos profesionales. 'Pancho' y Fernando se compenetraron estupendamente, y de no ser por un 'recto' en el segundo tramo del viernes, que les hizo perder unos segundos preciosos, habrían elevado a tres el número de contendientes por el triunfo... con muchas opciones, además, de ser quienes hubieran triunfado al final.

De hecho, en la segunda etapa nadie se acercó tanto como ellos al utópico 'cero' en cada control, lo que les permitió acabar arrebatando el tercer puesto al andorrano José María Molas y el catalán Albert Sánchez, que habían terminado la etapa del viernes en la tercera posición. Molas, al volante este año de un Golf, y su copiloto no pudieron contener el sábado la remontada del coche del mismo modelo decorado con las clásicas bandas Martini Racing de los asturianos, pero completaron igualmente un excelente rallye, terminando cuartos a menos de once puntos del ganador y con similar diferencia sobre los siguientes clasificados, José Manuel López Sobrado y Gerard Ferrer, quintos con otro Porsche 944 inscrito por la Escudería Malavella.