La minitemporada del 2020 en el Campeonato de España de Rallyes para Vehículos Históricos terminó en La Nucía con un minirallye, tanto en lo que respecta a su longitud como al número de participantes. Dicho así, el comentario podría parecer peyorativo, y probáblemente debería serlo en otras circunstancias, ya que un rallye con apenas una treintena de inscritos entre todas las categorías del CERVH y con un recorrido de solo cuatro especiales, a disputar sobre tres tramos diferentes cuya primera mitad era común, está muy por debajo de lo que debería ser el mínimo exigible para una competición de caracter nacional.

Sin embargo, tal y como están las cosas, el simple hecho de que se haya podido añadir una segunda competición al certamen que arrancó un mes antes en el Rías Altas ya se debe de considerar como algo positivo, independientemente de la cantidad de inscritos y el número de kilómetros a recorrer. Está claro que a todos nos supo a poco, en el aspecto deportivo, el estreno del rallye La Nucía-Mediterráneo en el Campeonato de España de Históricos. Pero en estos tiempos convulsos que nos están tocando vivir, los parámetros con los que se juzgan este tipo de temas han de ser otros. En ese sentido, aunque el rallye fuera corto y poco concurrido al menos se pudo llevar a cabo. Y ese es, ahora mismo, el mayor éxito para cualquier competición de prácticamente cualquier deporte. Especialmente de los que, como ocurre con el automovilismo en nuestro país, no mueven los suficientes intereses como para gozar del favor de los sectores más influyentes de la sociedad.

Además, las cosas como son, una vez metidos en faena el formato superconcentrado de la prueba alicantina resultó todo una acierto para poder llevar a cabo el rallye en su totalidad en la jornada del viernes, como aperitivo del puntuable para el CERA que tendría lugar al día siguiente. Al igual que la de los coches modernos, la prueba del CERVH tuvo la salida y la llegada en La Nucía, pero toda la competición de los históricos se basó en torno a Relleu, sede de las verificaciones, de la zona de asistencia y de la salida de las cuatro especiales.

La única pega de este esquema, que en cierto modo nos recordaba a las viejas 'rondas' tan típicas en los rallyes franceses de hace muchos años, fueron los largos sectores de enlace para retornar al punto de partida tras concluir cada especial. La primera y más corta, de 15,19 kilómetros de longitud, concluía en Sella, mientras que las tres siguientes tenían en común con la anterior la parte inicial desde Relleu, terminando todas en Alcoleja. De ellas la segunda y la tercera constaban de algo más de 20 kilómetros mientras que la última, denominada Relleu-Safari, añadía cuatro más con una variante en su segunda mitad.

Dados los horarios, con inicio poco después de las tres de la tarde, y lo temprano que anochece en esta época tan avanzada del año, las dos últimas especiales se celebraban en horario nocturno. Un toque de 'viejos tiempos' muy apropiado para una prueba reservada a modelos de vehículos que en su época dorada competían de forma muy habitual con la luz de la luna y la de sus potentes parrillas de faros como única iluminación.

VELOCIDAD:

El rallye de La Nucía ocupaba a última hora el puesto del Extremadura Histórico en el calendario del CERVH, disputándose incluso en el mismo fin de semana que estaba previsto para la prueba de Jarandilla de la Vera. Y al igual que ocurría entonces en la competición extremeña, aunque probáblemente con otros factores como causantes, reunía una participación muy escasa en el apartado de velocidad. Si entonces habían sido sólo nueve coches los que tomaron la salida, repartidos a partes iguales entre los 'pre81', los 'pre90' y los 'categoría 5', en esta ocasión la cifra era aún menor. Finalmente nada más que siete eran los participantes, de nuevo con tres en cada una de las dos categorías con rango de 'Campeonato de España', acompañados en esta ocasión por un único representante de los 'youngtimers' reincorporados este año al certamen.

Evidentemente, con tan pocos coches en liza, y siendo además los dos mejores de 'pre90', el Subaru Legacy de Antonio Sainz-Javier Martínez Cattaneo y el Ford Sierra Cosworth de Daniel Alonso-Cándido Carrera, muy superiores al resto, el rallye, en lo que a la general scratch se refiere, tenía que ser cosa de ambos. Si acaso podía haber un tercero en discordia en el Ford Escort MKI de Francisco López-Miguel Peña, claros favoritos en la categoría 'pre81'.

Y en efecto, entre los tres acababa estando la lucha por la victoria aunque de un modo un tanto alterno debido a la fragilidad mecánica del potente Sierra del piloto asturiano. De entrada, un problema en una barra estabilizadora hacía que el rallye empezara con el Escort del gallego como principal oponente al Legacy del madrileño. Sainz marcaba el scratch en los 15 kilómetros de Relleu-Sella, el tramo que abría la competición, con sólo ocho décimas de ventaja sobre López mientras que Alonso cedía algo más de siete segundos.

Resuelto el problema en la asistencia, Daniel pasaba al ataque y se adjudicaba la primera de las dos pasadas previstas al tramo entre Relleu y Alcoleja. En sus algo más de 20 kilómetros de recorrido recuperaba casi todo el tiempo perdido para situarse a sólo cuatro décimas de 'Toño' mientras que 'Fran' acusaba la menor potencia de su MKI en las zonas con más pendiente y se dejaba casi nueve segundos respecto al madrileño, bajando al tercer puesto de la general.

Con la caída de la noche se puede decir que empezaba de nuevo el rallye para Antonio Sainz y Daniel Alonso, prácticamente empatados en el cómputo total. Pero el largo enlace de retorno a Relleu resultaba fatal para el Ford del avilesino, que notaba como algo fallaba en un palier. Aunque llegaba hasta la asistencia de Relleu, la mecánica había sufrido lo suyo y, pese a los esfuerzos de su equipo, el abandono era inevitable.

El paso nocturno por Relleu-Alcoleja deparaba entonces un resultado muy similar al diurno, con el Legacy de Sainz y Martínez-Cattaneo de nuevo por delante del Escort de López y Peña. La diferencia a favor de los primeros era en esta ocasión de algo más de cinco segundos, lo que elevaba el margen de los líderes hasta casi catorce y medio.

Parecía la sentencia definitiva pero quedaba el tramo más largo, con casi 25 kilómetros de longitud. Además, la especial Relleu-Safari incluía en su recorrido una sorpresa al estilo de las que solía deparar el rallye africano, la presencia de niebla en una parte de su recorrido. La bruma en plena noche a punto estaba de costarle la victoria a Toño Sainz que, literalmente, se las veía y deseaba para no perder de golpe toda su ventaja ante Fran López.

El gallego se defendía mucho mejor en esas circunstancias más típicas de su zona de origen y marcaba el último scratch del rallye. Pero aunque recuperaba algo más de siete segundos le faltaba otro tanto para darle la vuelta al marcador y repetir la victoria absoluta del Rías Altas. Esta vez tenia que conformarse con la segunda posición de la general, acompañada de un cómoda triunfo en pre81 con el que revalidada el título alcanzado ya el año pasado también con Miguel Peña de copiloto.

A la meta de La Nucía llegaban por tanto Antonio Sainz y Javier Martínez-Cattaneo como ganadores del rallye y vencedores en pre90, victoria este última que, unida al cuarto puesto logrado en el Rías Altas les servía también para repetir como campeones de España de su categoría en el 2020. Un año que, en lo que respecta a las categorías de velocidad del CERVH, se puede decir que, respecto al 2019, ha ofrecido 'menos de lo mismo'... es decir, los mismos campeones pero en menos rallyes y ante menos competencia. Algo que, devastadores efectos de la pandemia en el calendario aparte, debería llevar a replantearse algunos temas como los costes de inscripción o las normativas técnicas en vigor, de modo que, abaratando los primeros y/o siendo algo más permisivo en las segundas, se consiga atraer más participantes que sean asiduos al certamen y no se dependa tanto de los locales de cada zona para conseguir unas listas de inscritos con números dignos.

REGULARIDAD:

Los cuatro equipos que habían ocupado las cuatro primeras posiciones de Regularidad Sport en el Rías Altas, formados por Gorka Gorroño-Mikel Oleaga, los hermanos Carbonell, Asier Santamaría-Roberto Rentería y Javier García Bejarano-José Casado se volvieron a ver las caras en La Nucía. La única diferencia respecto a la prueba gallega era el cambio de montura para el dúo vasco-cántabro, que utilizaban en esta ocasión un Volkswagen Golf en lugar del Ford Sierra Cosworth. El Peugeot 205 del aragonés José Ramón Castillón y la andaluza Concha Canela, habituales en Regularidad y debutantes en la especialidad de media más alta, completaba el quintento de participantes del CERVH en la cita final del año.

Pero, aunque los tramos alicantinos no pueden ser más diferentes a los gallegos, más anchos, rápidos y con más agarre los del levante, más estrechos, revirados y deslizantes los del noroccidente, el resultado que deparó el rallye de La Nucía fue un calco del producido por el disputado en Coruña. Al igual que entonces, Gorroño y Oleaga lideraron de principio a fin con esa aparente facilidad que es tan difícil de conseguir y, tras ellos, se repitieron exactamente los ocupantes de la segunda, tercera y cuarta posición.

Tras anularse para las dos especialidades de regulardad los resultados del primer tramo, debido a quejas de varios equipos por una discrepancia entre el punto de salida indicado en el roadbook y el real, los vascos lograron los mejores registros en las tres especiales a las que finalmente se vio reducido el rallye y se impusieron de nuevo con cierta holgura. Un triunfo con el que alcanzaron su tercer título consecutivo de campeones de España, cuarto en total de su palmarés, inaugurado en el 2012.

Por detrás del inalcanzable dúo del Ford Escort MKII, los baleares Jaime y Enrique Carbonell repitieron con su Sierra Cosworth la segunda posición de Galicia y el subcampeonato del año pasado para el piloto, acompañado esta vez del segundo puesto en el certamen de copilotos para su hermano. Para ello tuvieron que batir a Asier Santamaría y Roberto Rentería. El vasco y su copiloto cántabro les siguieron de cerca en la segunda especial con su vistoso Golf de colores 'Rothmans', pero luego no pudieron mantener el ritmo en las dos nocturnas que cerraron la competición y cedieron algo más de terreno, aunque lograron mantener el puesto de podio tanto en el rallye como en la general del campeonato. Cuartos, para que el resultado de La Nucía acabara siendo exacto al del Rías Altas en sus cuatro primeros puestos, acabaron García Bejarano y Casado, que fueron de menos a más pero ocupando siempre la cuarta posición.

Mucho más igualado y lleno de alternativas resultó, una vez más, la categoría de Regularidad, por segundo año consecutivo convertida en la reina del certamen tanto por cantidad de participantes asiduos como por la emoción e incertidumbre de cada prueba. En La Nucía fue la que presentó una inscripción más numerosa, con un total de nueve equipos entre los que estaban cuatro de los cinco primeros clasificados en el Rías Altas. Dos eran los asturianos del 'Pancho Villa Rallye Team', vencedores en Galicia con el Opel Kadett de Francisco Martínez Ruisánchez-Adrián Fueyo y terceros con el VW Golf de Francisco Martínez Cuesta-Fernando Galguerra. Y los otros dos eran los Porsche 944 de la 'Escudería Malavella', los catalanes Antonio Verdaguer-María Jesús Mora, segundos en Coruña, y José Manuel López, quinto entonces con Gerard Ferrer y copilotado esta vez por Javier Roca.

Tras anularse no sin cierta polémica la primera especial, en la que le mejor registro lo había conseguido el dúo más veterano de la formación asturiana, el rallye arrancó de verdad en la segunda, que deparó un doblete para el equipo 'Pancho Villa', con los jóvenes del Opel por delante de los 'abuelos' del Golf. Los dos habían acabado con menos de veinte puntos de penalización y poco más de uno de diferencia entre ambos mientras que el segundo equipo, formado por el madrileño García y el castellano Rodríguez, superaba los veinticinco con su BMW, y el cuarto, compuesto pot los catalanes Moreno y Noguera, que debutaban en el nacional con otro BMW, estaba ya unas décimas por encima de la treintena. Algo más de tres por detrás de los componentes del 'Chatarrín Team' iban Verdaguer y Mora, cuyas opciones a luchar por la victoria parecían esfumarse a las primeras de cambio.

Sin embargo, la pareja catalana afinaba al máximo en la siguiente especial, eran los que más ajustaban su ritmo al ideal para dejarse la menor cantidad de décimas en cada control y recuperaban de golpe tres posiciones, situándose segundos, un par de décimas por delante de Martínez Cuesta y Galguera. De todas formas, pese a la remontada de Verdaguer y Mora, el liderato seguía siendo para Martínez Ruisánchez y Fueyo, que mantenían una ventaja de más de nueve segundos a falta del tramo final.

El margen a favor de los asturianos del Opel parecía que podría ser suficiente para repetir su triunfo de Galicia y adjudicarse el título. Pero entonces al alternador del Kadett le dio por hacer de las suyas en la última especial y sus opciones desaparecieron tan rápido como se quedó sin corriente su vehículo. Todo quedó entonces en un mano a mano entre el campeón y el sucampeón del año pasado. Y lo mismo que entonces, 'Pancho' Martínez, esta vez con Fernando Galguera llevando las cuentas con la máxima precisión posible, superó por estrechísimo margen a Toni Verdaguer y 'Meius' Mora. Para los catalanes fue de nuevo el amargo sabor de quedarse tan cerca de la victoria y el título. Para los asturianos el 'subidón' que produce ganar por la mínima en los instantes finales. Un triunfo que significaba la consecución del tercer título de Campeón de España consecutivo para el patrón del equipo 'Pancho Villa', Francisco Martínez Ruisánchez, y el primero para su nuevo copiloto este año, Fernando Galguera.

El emocionante desenlace del rallye de Regularidad ponía cierre positivo a una temporada difícil para el CERVH, con sólo dos rallyes en apenas un mes... ¡y gracias! Tal y como están las cosas, que se hayan podido disputar dos competiciones es casi un milagro. De cara al 2021 las perspectivas a nivel de calendario son optimistas, siempre que el maldito virus permita recuperar la normalidad o algo que se le parezca lo más posible. Tanto el rallye de Zamudio como el Isla de Tenerife han dejado muy buena impresión este año en sus ediciones con preinspección para el certamen. Y el Sierra Morena se postula como candidato para un esperado retorno de los históricos a Andalucía. Si se confirmaran esas nuevas citas y se recuperarn las que este año se han visto obligadas a la cancelación a causa de la pandemía, tendríamos cantidad y variedad en lo que respecta a rallyes puntuables. Algo que, tal vez, podría atraer más participantes, especialmente en las categorías de velocidad, las más vistosas para el público y las que, a días de hoy, más necesitan de un importante revulsivo que, esperemos, se pueda producir en un 2021 que nos haga olvidar las penurias de este más que atípico 2020 que tan largo nos está resultando en la vida diaria y tan corto ha sido para el Campeonato de España de Rallyes para Vehículos Históricos.