Daniel Ceán-Bermúdez
@daniel_cean

CONSTELACIÓN DE ESTRELLAS

10 DE JUNIO DEL 1967, MINUTOS ANTES DE LAS 2 DE LA TARDE.

La lista de inscritos de las 24 horas de Le Mans reúne cada año a un grupo muy heterogéneo de pilotos. En la gran carrera del circuito de La Sarthe tienen cabida desde campeones del mundo de la Fórmula 1 hasta adinerados amateurs con más dinero que talento. Entre dos polos tan opuestos es habitual la presencia de un buen número de especialistas en la carrera, gente que conoce cada metro del trazado igual o mejor que la palma de su mano a fuerza de volver año tras año, hechizados por la magia de una competición única. No suelen faltar, tampoco, los jóvenes que buscan destacar en uno de los escaparates con más visibilidad del automovilismo mundial. También suelen ser de la partida un buen número de veteranos procedentes de otras especialidades del mundo del motor, que apuran sus últimos años en activo o buscan nuevos retos.

Una mezcla de nombres, famosos y no tanto, que siempre ofrece calidad dentro de la cantidad que supone una carrera con tan numerosa participación de vehículos y tres pilotos por coche en los tiempos actuales, dos en épocas anteriores. Pero es posible que nunca se haya juntado en la parrilla de salida de las 24 horas de Le Mans una selección de pilotos tan extraordinaria como en la edición del 1967.

Aquel año tomaron la salida cincuenta y cuatro vehículos para un total de más de un centenar de pilotos. Entre ellos hubo cinco que, antes o después, lograron el título de campeones del mundo de Fórmula 1. Dos ya lo habían conseguido, ambos al volante de monoplazas de Ferrari. Eran el estadounidense Phill Hill, triunfador en el 1961, y el británico John Surtees, campeón en el 1964, añadiendo ese entorchado sobre cuatro ruedas a los que había conseguido previamente sobre dos en los mundiales de motociclismo de 500cc de los años 1956, 1958, 1959 y 1960.

Un tercero, el neocelandés Denny Hulme, inscribiría al final de ese mismo año su nombre en la lista de campeones del mundo de la máxima categoría del automovilismo tras completar una temporada llena de consistencia al volante de uno de los fiables Brabham Repco.

Los otros dos alcanzarían el cetro de la Fórmula 1 posteriormente, aunque uno de ellos, el germano Jochen Rindt, no llegaría a saberlo, víctima en el Gran Premio de Italia del 1970 de un accidente que le costó la vida pero no impidió que el campeonato fuese suyo, a título póstumo a final de temporada.

El restante, Mario Andretti, tendría que esperar unos cuantos años más hasta alcanzarlo en la temporada del 1978, una campaña en la que dominó a placer al volante del revolucionario Lotus 79 y su mágico efecto suelo.

Mucho antes, apenas pasados dos años de esa edición del 1967 de las 24 horas, el italoamericano ganaría las 500 millas de Indianápolis, carrera que tenía aquel mes de junio en Le Mans a un piloto que ya la había ganado y a otro que la conquistaría unos años más tarde. El primero era AJ Foyt que, apenas un mes antes, había bebido la leche de triunfador en el famoso óvalo por tercera vez. El segundo era Mark Donohue, ganador en el 1972.

Más numerosa es la relación de vencedores en Grandes Premios de Fórmula 1 que participaron en el 1967 en Le Mans, nada menos que catorce. Aparte de los cinco campeones del mundo ya mencionados, compitieron ese año en el circuito de La Sarthe un quinteto de pilotos que ya habían subido a lo más alto del podio de un Gran Premio y un cuarteto que lo conseguiría en los siguientes años. Los primeros eran el estadounidense Dan Gurney, ganador en el Gran Premio de Francia del 1962, con Porsche, y del 1964, con Brabham, monoplaza que llevaría también a la victoria ese año en México, y primero (apenas una semana antes de la carrera de las 24 horas del 1967) en el Gran Premio de Bélgica al volante de uno de los Eagle de su equipo, All American Racers; el neocelandés Bruce McLaren, vencedor de los Grandes Premios de Francia 1959, de Argentina 1960 y de Mónaco 1962, todos con Cooper; los italianos Giancarlo Baghetti y Lodovico Scarfiotti, triunfadores ambos con Ferrari, respectivamente en el Gran Premio de Francia del 1961 y en el de Italia del 1966; y el mexicano Pedro Rodríguez, que ese mismo año del 1967 había inaugurado su palmarés en la Fórmula 1, ganando con algo de fortuna el Gran Premio de Sudáfrica con un Cooper-Maserati y, tres más tarde, añadiría a su cuenta la victoria en el Gran Premio de Bélgica del 1970 con un BRM.

Precisamente con un BRM lograría en el 1971, en Austria, su segunda y última victoria en el mundial de Fórmula 1 el suizo Jo Siffert, que se había impuesto anteriormente en el Gran Premio de Gran Bretaña del 1968 pilotando un Lotus privado del equipo de John Walker. Entre las temporadas del 1970 y el 1972 llegarían las ocho victorias en Grandes Premios del belga Jacky Ickx, todas con Ferrari, mientras que el francés Jean-Pierre Beltoise conseguiría un inesperado éxito para BRM en el lluvioso Gran Premio de Mónaco del 1972, escenario seis años después, del primer triunfo de su compatriota Patrick Depailler, que cruzaría en cabeza bajo la bandera a cuadros con un Tyrrell en la edición del 1978, para ganar al año siguiente en España con un Ligier.

Además de todos ellos, otros veintidós pilotos de aquel sensacional elenco de Le Mans 1967 participaron antes o después, y con mayor o menor éxito, en Grandes Premios de Fórmula 1. Una larga lista compuesta, en riguroso orden alfabético, por Chris Amon, Richard Attwood, Lucien Bianchi, Bob Bondurant, Ronnie Bucknum, Piers Courage, Vic Elford, Frank Gardner, Paul Hawkins, Hans Hermann, Jean-Pierre Jaussaud, Gerard Larrousse, Guy Ligier, Billy Mairesse, Gerhard Mitter, Mike Parkes, Henri Pescarolo, Brian Redman, Jo Schlesser, Johnny Servoz-Gavin, Mike Spence y Rolf Stommelen.

Entre estos últimos hay dos nombres, los de Elford y Larrousse, que aparecerán posteriormente en la lista de ganadores de otra prueba clásica del automovilismo mundial, el rallye de Monte-Carlo, competición en la que también vencerían otros dos participantes de aquel año en Le Mans, Jean-Luc Therier y Jean-Claude Andruet.

Y, por supuesto, unos cuantos de todos los ya mencionados, y alguno otro, ya sabían lo que era ganar las 24 horas, mientras que dos lo conseguirían por primera vez aquel año y varios saborearían la experiencia en ediciones venideras. Al primer grupo pertenecían Phill Hill, ganador los años del 1958, 1961 y 1962, Scarfiotti, vencedor en el 1963, Jean Guichet, en el 1964, y Jochen Rindt, en el 1965, éxitos conseguidos todos con modelos de Ferrari, y los triunfadores de la edición anterior, la del 1966, Bruce McLaren y Chris Amon, primeros ganadores para Ford. Sus compañeros de marca, Dan Gurney y AJ Foyt, se añadirían a la lista venciendo en el 1967 con el poderoso MKII de la marca de Detroit. Al año siguiente, en el 1968, sería el turno de Pedro Rodríguez y Lucien Bianchi con un GT40 del equipo de John Wyer, misma montura con la que, en el 1969, Jacky Ickx conseguiría la primera de sus cinco victorias en Le Mans. Un triunfo logrado por apenas unos metros ante Hans Hermann, que se resarciría doce meses después ganando junto a Richard Attwood a bordo del legendario Porsche 917. Dos ediciones después se anotaría sus primeras 24 horas Henri Pescarolo, que sería el primero también en las del 1973 y 1974 haciendo equipo con Gerard Larrousse. El último de los competidores en la edición del 1967 en sumarse a la relación de ganadores sería otro francés, Jean-Pierre Jaussaud, ganador en el 1978 con Renault y en el 1980 con Rondeau.

En total, por tanto, teniendo en cuenta el palmarés de cada uno al final de sus carreras deportivas, las 24 horas de Le Mans contaron entre sus participantes con 37 pilotos que compitieron en Grandes Premios del mundial de Fórmula 1, de los que 5 lograron un título de campeones del mundo y 14 vencieron en al menos una prueba del mundial. También fueron de la partida 16 ganadores de las 24 horas, 3 de las 500 millas de Indianápolis y 4 del rallye de Monte-Carlo. Una fabulosa constelación de estrellas, tan o más brillantes que las que alumbran el cielo sobre la recta de Hunadieres en las noches más despejadas de la carrera de resistencia más famosa del mundo.