Daniel Ceán-Bermúdez
@daniel_cean

SUBIDA A CHANTADA

30,31 Julio - 1 Agosto 2021 - Campeonato de España de Montaña, 4ª prueba.

Tengo la sensación de que el tiempo pasa de modo extraño últimamente. Hace poco más de un año, durante los interminables días del confinamiento, tan iguales unos a otros como para dar la impresión de ser siempre el mismo, parecía haberse detenido. Sin embargo, avanzaba a la misma velocidad de siempre y, probablemente por eso, ahora la impresión que me da es la de haberse acelerado. Aquellas monótonas jornadas de rutina y aislamiento suenan ya a lejano recuerdo, sobre todo desde que, aunque sea con las incomodidades propias de la situación en la que todavía estamos inmersos, hemos vuelto a retomar la frenética actividad habitual de cada temporada de carreras.

Parece que fue ayer cuando la iniciamos en el Fito. Pero ya han transcurrido más de tres meses que nos han pasado volando. A toda velocidad, y casi sin darnos cuenta, con el inicio de agosto hemos alcanzando en Chantada el final de la primera mitad del calendario en el Campeonato de España de Montaña.

De la subida gallega acabo de escribir una larga y detallada crónica para su publicación en el próximo número de CronoMotor, que llegará a los quioscos a finales de mes. Así que, para no repetirme, el texto de este reportaje va a ser diferente. Con menos datos y más sensaciones. Menos periodístico y, si se me permite la pedantería, más literario. Más libre, en todo caso, ya que para ofrecer al lector de la publicación en papel el tipo de información que una revista demanda (lo más detallada y rigurosa que sea posible) es inevitable verse encorsetado por tiempos y clasificaciones.

Una servidumbre de la que ahora me libero porque, si bien los resultados son, a la postre, lo que cuenta en cualquier deporte... en realidad nunca lo cuentan todo. Detrás de los fríos números hay mucho más.

En Chantada, ayudado por el privilegio que supone la cercanía a los protagonistas de la competición que siempre ofrece la montaña, tuve la fortuna de vivir muy de cerca un fin de semana en el que, más allá de minutos y de segundos, de vencedores y de vencidos, hubo muchas cosas que contar. Buena parte de ellas las podéis revivir con nosotros a través de los dos vídeos grabados con la 'camarina' de Miguel que encontraréis al final de la página. Cinco días después de experimentarlas en directo, me apetece, además, ponerlas por escrito.


CATEGORÍA 2: HOMBRES Y MÁQUINAS


Desde el karting a la Fórmula 1 nos empeñamos en pensar que en las carreras de coches tienen que ser los pilotos los que marquen la diferencia. El factor humano ha de ser clave. No podemos permitir que una máquina resulte decisiva para saber quien gana y quien pierde. Pero las máquinas mandan. Más de lo que nos gustaría. De vez en cuando, además, son caprichosas.

En Chantada las protagonistas de la categoría 2 del Campeonato de España se empeñaron en ser protagonistas.


Javi Villa ganó por fin en Chantada, con record incluido, pero a punto estuvo de no conseguir ni una cosa ni la otra

Raúl Ferré rodó también a ritmo de record y peleó por el triunfo hasta la última manga

Dos años después de su increíble éxito del 2019, Adrián Rozados retornó a chantada y logró otro podio

Nos planteábamos el fin de semana como un duelo de pilotos. Con Joseba Iraola y Javi Villa como máximos protagonistas. Con Raúl Ferré como tercero en discordia. Con Adrián Rozados reviviendo el sueño del 2019. Con César Fernández reencontrándose con amigos y rivales.

Pero había que contar también con sus máquinas. En particular con las de los tres que, sobre el papel, partían con más opciones de ocupar los tres puestos del podio. De entrada porque las prestaciones de la Nova NP01 con motor 1.7 turbo, el BRC BR53 con el 1375 sobrealimentado o la Silver Car CS, equipado ahora con el propulsor 1000 turbo tras iniciar la campaña con el 1.1, podrían ser similares pero nunca iban a ser cien por cien idénticas, quedando al juicio más o menos subjetivo de cada uno valorar cuanto influirían en los tiempos marcados por cada uno de sus pilotos. Y, sobre todo, porque la parte mecánica de la competición del motor sigue añadiendo a la incertidumbre del resultado el factor más irritante de todos, las averías.

Cuando, nada más ponerse en marcha, una densa humareda envolvía la Nova de Iraola, cualquier consideración sobre las causas del desperfecto mecánico quedaba en segundo plano. Más allá del chasco que, como espectador, significaba perder tan pronto a uno de los favoritos, sentíamos también la frustración del piloto vasco y su equipo. Tantas horas de preparación, tantos kilómetros recorridos, tanto dinero gastado.... ¡para no cubrir ni cincuenta metros de entrenamientos libres! Las carreras son así, solemos decir para consolarnos en estos casos. Y es cierto. Pero no por ello dejan de ser injustas. Ver como cargaban la enmudecida máquina en el remolque nos lo recordaba.

Al menos el resto podrían competir hasta el final. Pero tanto el sábado como el domingo no faltaban los sobresaltos.

El único achacable más al factor humano que al mecánico era el toque con el que Adrián Rozados iniciaba con mal pie el retorno al escenario de la increíble historia que protagonizó en el 2019. Nada más empezar sufría un pequeño tropezón que se saldaba con heridas leves para el Silver Car EF10, rápidamente restañadas por los mecánicos, esa otra parte humana de las carreras que padece más que ninguna otra los fallos de la máquina o del hombre que la maneja. El error había sido leve, en todo caso. Y, además, no se iba a repetir. Adrián tomaba nota, se aplicaba con la misma constancia que le había llevado al inesperado éxito de la anterior ocasión y, aunque esta vez resultaba imposible repetirlo, conseguía ganar esa carrera que es tan importante para cada piloto de montaña, la que le enfrenta a si mismo y a sus anteriores referencias. Subir otra vez al podio, aunque esta vez fuera al peldaño más bajo, y hacerlo además con un crono final casi tres segundos y medio mejor que el que le dio la victoria entonces era un triunfo de más mérito, si cabe, que haber sido primero ante rivales de no tanta entidad. Sin duda, y ya que estamos en días olímpicos, puede estar tan o más orgulloso de este bronce que de aquel oro.


Cuarta posición en la general y la categoría 2 del CEM para César Rodríguez con la Osella de motor 1000

Alex Vieitez completó el trío gallego entre los cinco primeros del campeonato de España

Después del accidente de Guía de Isora y la avería de Ubrique, Gonzalo Cabañas consiguió acabar sexto en Chantada

Un oro que se acabó llevando Javi Villa. Resultado fácil de pronosticar tras el temprano abandono de Iraola. Pero que, en realidad, resultó mucho más difícil de conseguir. Dificultad en la que influyeron tanto los caprichos de su máquina como los aciertos de su nuevo rival, Raúl Ferré.

El andorrano va cada vez más rápido con la Silver Car CS, dirá quien le da siempre más mérito al piloto. Que sin duda lo tiene. Porque el joven del Principado pirenaico ya demostró el año pasado de lo que era capaz, ganando el campeonato de los CM-Promoción con un Speed Car GTR, modelo que nadie consideraba ya competitivo, no en vano su último título databa de catorce años antes.

Pero también merece reconocimiento la nueva 'barqueta' del fabricante navarro, estrenada en el Fito y que en Chantada apenas si disputaba su quinta carrera. Su combinación entre ligereza, estabilidad y potencia mostró en el peculiar trazado de la Ribeira Sacra todas sus virtudes. Magníficamente guiada por Raúl, aceleraba con ímpetu desde la salida, bien ayudada por su eficaz control de tracción, se movía con agilidad en la virada zona inicial y se desplazaba con fluidez a toda velocidad en la vertiginosa parte final.

También hacía algo de las suyas, porque la juventud es lo que tiene, y se empeñaba en destapar el circuito de refrigeración como si quisiera descorchar el champan del triunfo. El molesto problema obligaba a trabajar de firme a los siempre sufridos mecánicos, que acababan la tarde del sábado teniendo que ponerse a la tarea en pleno centro de Chantada, ante la curiosa mirada de los que se tomaban algo tranquilamente en las terrazas. Y aconsejaba ser prudente el domingo, renunciando a la última subida de entrenos. Pero a la hora de la verdad, en las dos mangas de carrera que iban a decidir el resultado, se portaba bien. Tan bien, de hecho, como para que su piloto se quedará a milésimas del record del trazado y a décimas de la victoria.

Record y victoria que premiaba el esfuerzo de Villa y su equipo. Porque todos ellos, piloto y mecánicos, eran clave en la consecución de la victoria. Una fuga de aceite en los entrenamientos libres del sábado encendía todas las alarmas en la formación de BRC. El problema se detectaba con rapidez pero solucionarlo con plenas garantías no era fácil. El arreglo que llevaba a cabo 'in situ' no podía ser definitivo y tenía que resistir lo que restaba de fin de semana, que era casi todo. A Javi le tocaba apretar el acelerador para conseguir los mejores tiempos mientras Jesús Bango apretaba los dientes y ambos cruzaban los dedos.

Al final del sábado habían salvado la jornada con el mejor crono en la manga de carrera. Pero el domingo, en la segunda oficial, el BRC dejaba enseguida de empujar con la fuerza habitual. Se había soltado la manguera del turbo. Un fallo de fácil solución una vez de vuelta a la asistencia pero que ponía al asturiano contra las cuerdas. Sólo le quedaba una subida para conseguir otro buen tiempo con el que ganar una carrera que se le había resistido en sus dos anteriores visitas, siempre con los caprichos de la mecánica como factores en contra además de los rivales. Esta vez no era diferente. Por un lado estaba la máquina. Las Pirelli superblandas estaban ya muy castigadas, después de haberlas usado también en las tres mangas de carrera de Ubrique, y la amenaza de la fuga de aceite seguía ahí, al acecho. Por el otro el oponente. Ferré y el Silver volaban.

Por unos instantes, cuando en la pantalla de tiempos apareció el 1'44”697 marcado por el andorrano, parecía que Villa iba a perder de nuevo en Chantada. Pero la duda duró los menos de treinta segundos que tardó en mostrarse al lado de su nombre el 1'44”356 con el que batió el record y logró, por fin, ganar la prueba de la Ribeira Sacra. Una victoria del hombre y también de la máquina. Porque ambos resistieron la presión. Javi pilotando sin fallos en un angustioso todo o nada. El BRC aguantando sin desfallecer pese a estar herido y ser exigido al máximo.

Después de todo, nos guste o no, el deporte del motor es cosa de hombres y máquinas.


CATEGORÍA 3: EL ENEMIGO INVISIBLE


“No es más valiente quien no tiene miedo sino el que sabe conquistarlo”. La famosa frase de Nelson Mandela tiene más cabida de lo que parece en el deporte del automóvil. Cierto es que raro es el piloto que reconoce tener miedo. Pero es inevitable que todos lo sientan en algún momento. En mayor o menor medida. Al fin y al cabo el miedo no deja de ser un mecanismo de defensa asociado a nuestro innato instinto de conservación.

Sin embargo, hablar del miedo no suele ser habitual en las carreras. Tendemos a pensar que la valentía propia de quienes desafían las leyes de la física pilotando a toda velocidad hace que no sientan temor alguno. Eso queda para los que ni siquiera nos atrevemos a intentarlo.


Primera victoria en el Campeonato de España para Edgar montellà, que se impuso en la categoría 3 en Chantada

Garikoitz flores está cada vez más cerca de ganar con el Talex, en Galicia llegó a liderar y acabó segundo de los CM-Promoción

Mario Asenjo fue cediendo terreno a medida que avanzaba el fin de semana pero el tercer puesto le mantiene al frente del campeonato de la categoría 3

Pero en realidad no es cierto. Aunque procure ignorarse, el miedo está ahí. Oculto. Agazapado. Más o menos controlado. Especialmente cuando se buscan con más intensidad los límites. Cuando la competencia es máxima y hay que encontrar ese segundo, esa décima, esa centésima, hasta esas insignificantes milésimas que separan victoria de derrota, éxito de fracaso.

En Chantada, con un recorrido que ya es rápido incluso en su estrecha primera mitad para convertirse en absolutamente vertiginoso en su ancha parte final, tener miedo es tan natural como dañino para el crono. Porque el mínimo caso que se le haga al temor, levantando aunque sea infinitesimalmente el pie del acelerador, significa dejarse un tiempo precioso que es poco menos que imposible de recuperar si los rivales están cerca. Y si hay una categoría en la que eso ocurre es la que este año se llama 3 en el Campeonato de España, la de los CM-Promoción.

Las diferencias entre sus protagonistas suelen ser pequeñas. En Chantada se redujeron aún más. El sábado, el más rápido fue Mario Asenjo, que paró el crono trece milésimas antes que Garikoitz Flores tras recorrer más de cuatro kilómetros. Si se hubiera tratado de una prueba en la que ambos salieran a la vez, habría hecho falta una de esas precisas 'photo-finish' que se usan en los sprints ciclistas o las pruebas atléticas para apreciar que, a la velocidad que subieron ambos, el redondeado morro del Silver Car negro del cántabro cruzó la meta unos cuarenta centímetros por delante del anguloso frontal del Talex gris.

Teniendo en cuenta tan estrecho margen entre los dos primeros, el casi segundo y medio que se dejó el tercero, Edgar Montellà, parecía ya un abismo insalvable. Pero no lo era. El andorrano sabía cual era la causa de haberse dejado ese tiempo por el camino. Había tenido miedo. Era consciente de que podía ir más deprisa. Había zonas en las que limar esas décimas que, al ir acumulándose, acabaron convirtiéndose en más de un segundo.

Toni Arrufat dio otro pasó adelante en su camino para pelear por la victoria entre los CM-Promoción antes de que acabe la temporada

Benito Pérez estuvo lejos del ritmo de los de cabeza y se tuvo que conformar con una lejana quinta posición

Otro asturiano, Adrián Artidiello, acabó sexto en la categoría 3 del Campeonato de España

Para conseguirlo necesitaba dos cosas.

Una era relativamente fácil. Se trataba de identificar donde estaban esos lugares en los que el cerebro había impuesto su ley y un traicionero impulso nervioso había provocado que el pie derecho aflojara ligeramente la presión sobre el acelerador. Con ayuda de la grabación de la cámara interior instalada en su Silver repasó el sábado por la noche la subida una y otra vez hasta dar con todos ellos.

Ahí estaban. Esas curvas en la que no se había arrimado lo suficiente al guardarail. Aquellas otras en las que no había pasado a fondo aunque el corazón y el coche se lo pedían.

La teoría estaba clara. Pero había que llevarla a la práctica. Esa era la segunda parte del problema. La más difícil. Había que ser más valiente que el día anterior. Pero con una valentía como la explicada por Mandela. Tenía que conquistar al miedo. Seducirlo. Convencerlo.

Edgar tenía argumentos. Las imágenes de la cámara se lo habían demostrado. Se podía hacer. No era cuestión de lanzarse a ciegas ignorando el peligro. Eso es temeridad y no suele dar resultado.

Cuando tomaba la salida en la segunda manga de carrera, a media mañana del domingo, el miedo seguía ahí, porque dejarlo atrás no era ni posible ni recomendable. Pero estaba controlado. Tan controlado como el Silver Car de color azul cuando pasaba más deprisa que el día anterior por todas aquellas zonas en las que se dejó las décimas que le habían relegado al tercer puesto.

Ahora no se dejaba ni una sola. Al contrario, no sólo recuperaba el casi segundo y medio perdido la víspera si no que, además, rebajaba en tres décimas el 1'58”4 con el que Asenjo y Garikoitz le habían batido entonces. Aunque el navarro, el cántabro, y también Arrufat, rodaban en su mismo segundo, eran ellos los que cedían terreno.

En la suma de tiempos el nuevo líder era Garikoitz, Asenjo pasaba a ocupar la segunda posición y Montellà continuaba en el tercer puesto.

Daba igual.

Había conquistado al miedo.

Quedaba una última manga en la que ir todavía un poco más allá. Los temores y las dudas de la tarde anterior ya no estaban ahí. Volvía a salir a por todas y era de nuevo el más rápido.

La victoria era suya. Su primera victoria en el Campeonato de España. Lograda superando al rival más peligroso. A ese enemigo invisible del que nadie quiere hablar.

El miedo.


CATEGORÍA 1: ERA SÓLO UN NÚMERO


En la mayoría de los casos un número no debería significar más que otro. Sin embargo, por diferentes razones, es habitual obsesionarnos con determinadas cifras y acabar dándoles una importancia mayor del que objetivamente tienen. Es algo que ocurre en todos los ámbitos de la vida y que, si cabe, tiene aun más reflejo en los deportes. Sobre todo en los que combinan distancias a recorrer con el tiempo invertido en lograrlo. Entonces, los números trascienden el mero valor matemático para acabar convirtiéndose en objetivos a alcanzar, en logros a superar o en barreras que romper.


Fombona acabó rompiendo la barrera de los dos minutos para ganar en la categoría 1 con el Lamborghini

'Lolo' Avilés va progresando con el Ginetta pero todavía no consigue sacarle todo su jugo al GT3 británico

Alonso Liste logró el mejor resultado posible con el Ginetta GT4, tercero entre los 'carrozados' del nacional

En el atletismo fueron famosos durante mucho tiempo el de los 4 minutos en la milla, o el de los 10 segundos en los 100 metros.

En automovilismo gozó de similar leyenda el de los 7 minutos para completar una vuelta al temible anillo norte del Nürburgring, barrera que sólo logró romper Niki Lauda, cuya historia quedó ligada para siempre al infierno verde no por ese fantástico record si no por el terrible accidente que sufrió allí al año siguiente.

En la subida a Chantada había también uno de esos números mágicos para los participantes en la categoría 1 del nacional. Era el 2. Nadie había conseguido nunca recorrer sus cuatro kilómetros y cien metros en menos de un par de minutos. Quien más cerca había estado era José Antonio López-Fombona con el 2'00”002 que certificó su victoria en la anterior edición de la prueba, la del 2019.


Pasan los años pero Senra sigue rodando deprisa con su 306 Maxi. Este vez acabó cuarto de la categoría 1

Quinta posición entre los 'carrozados' del Campeonato de España para el portugués Joao Pires y su BMW M3

Magníficos cronos de Eduardo Domínguez, sexto de la categoría 1 y primero de la clase 5b con su Citroen AX

Dos años más tarde, el gijonés retornaba a la subida de la Ribeira Sacra con ese número en mente. Bajar de dos iba a ser el gran objetivo. Al fin y al cabo, la ausencia a última hora de Humberto Janssens dejaba poco menos que expedito el camino hacía la victoria. Sin despreciar las opciones de 'Lolo' Avilés, único con montura suficientemente competitiva como para disputarle el triunfo, Fombona era el claro favorito.

Al fin y al cabo, el piloto andaluz lleva pocas carreras con el Ginetta GT3 y le falta todavía alcanzar, con su combinación de talento y juventud, el extra, mezcla de arrojo y experiencia, con el que Aznar aderezaba actuaciones como la de aquel domingo del 2018 en Chantada. Entonces, el veterano almeriense cruzó esa línea que separa razón y deseo para batir a Fombona y De la Casa tras detener el crono apenas tres décimas por encima de esos dos minutos a los que se acercó más que nadie.

Un límite al que tenía que llegar su joven sucesor al volante del potente deportivo británico. Una frontera de la que el malagueño se quedaría lejos a lo largo del fin de semana...o, al menos, todo lo lejos que es un segundo y medio a ese ritmo.


Francisco Jiménez no tuvo un fin de semana fácil pero acabó cumpliendo su objetivo de sumar un buen puñado de puntos en la general y en la clase 4a

Octava posición en la categoría 1 del CEM para Roberto Barreiro y su SEAT 124

Manuel López ganó entre los históricos y terminó noveno de la categoría 1 con su Ford Sierra

En cambio, Fombona ya se acercaba a la cifra mágica en las dos subidas de entrenamientos del sábado. Con gomas usadas se quedaba a apenas una décima en la primera y a poco más de medio segundo justo después. Una vez calzado su Lamborghini con gomas nuevas para la subida de carrera, parecía claro que la barrera del par de minutos iba a caer.

Pero no era así. El 'toro' nacido en Sant'Agata Bolognese patinaba en los metros iniciales como un Miura tratando de coger velocidad en la calle de Estafeta en plenos Sanfermines. Una vez iban entrando en temperatura, los neumáticos ofrecían ya mejor agarre, pero el crono de Fombona en meta volvía a empezar por el número 2 aunque fuera con un añadido de sólo 68 milésimas al 00 de los segundos.


Manuel González completó los diez primeros de la categoría 1 con el Subaru Impreza

Segunda posición en la muy concurrida clase 5b para Manuel Ledo con su Peugeot 205

El podio de la numerosa clase 5b lo cerró otro Peugeot, el 206 de Brais Bugallo.

Sin embargo, era cuestión de tiempo. El gijonés intuía donde había estado el problema. Las gomas requerían algo de rodaje para dar lo mejor de si mismas. Para comprobarlo las montaba también al día siguiente en la última manga de entrenamientos y el resultado le daba la razón. Al paso del Huracán por meta el muro de los dos minutos caía derribado con estrépito. Se derrumbaba como si hubiera sido azotado por el vendaval asociado al nombre del espectacular deportivo italiano.

En la segunda manga oficial, Fombona volvía a bajar de la barrera hasta hacía poco infranqueable, a la que retornaba en la última subida para acompañar el record con la victoria. El objetivo estaba cumplido.

El dos se había resistido. El dos le había motivado. Pero, como todo record, podía ser batido. Para conseguirlo había que combinar todos los ingredientes adecuados. El veterano gijonés los juntaba demostrando que, al igual que su edad, el dos de Chantada era sólo un número.


CLASIFICACIONES

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POSTALES

La flecha indica el camino de ida...

...y la caravana el de regreso

Abundancia de 'biplazas' en las categorías 2 y 3 del CEM

La Osella de César Rodríguez se hizo esperar pero acabó llegando

Aunque se anunciaba posible lluvia al final las gomas rayadas no hicieron falta...

...y los paraguas acabaron sirviendo de sombrilla

Nació siendo un BRC, luego se llamó Castor y ahora responde por Forwin

Hay quien busca el humo para disfrutar...

...y hay a quien el humo le amarga el fin de semana

También hay quien da espectáculo ahorrando neumáticos...

...y quien monta el show gastándolos...

...y luego están los que no necesitan ruedas para pasarlo bien

A veces Chantada parece un circuito, sobre todo cuando pasa Rey con su Fórmula de colores Martini

Al 'caballero Jedi' le acompañó la fuerza camino del podio en el Trofeo Chantada...

...y Edgar Montellà encontró el valor que hacía falta para rodar a fondo camino de la ansiada victoria

VÍDEOS




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