A mediados de marzo del 2020, la edición número 69 del rally Costa Brava tuvo que frenar en seco cuando ya estaba en plena aceleración. Fueron aquellos unos días tan difíciles como extraños para todos, protagonistas de repente de situaciones que pensábamos eran sólo posibles en películas y novelas de ciencia-ficción.

Un año y medio después, por mucho que haya quien piense que está todo resuelto, aún seguimos sin salir por completo del desastre sanitario y económico en el que nos ha sumido la pandemia del maldito CoVid19. Pero, al menos, aunque sea con mascarillas, vacunas y las mayores o menores precauciones que el sentido común de cada uno dicta, la vida sigue. Y con ella las competiciones como el decano de los rallyes españoles, que retornó con fuerza en noviembre del 2021 para cerrar la temporada en los Campeonatos de Europa y de España de Rallyes para Vehículos Históricos.

En el caso del nacional, no estaba previsto que la prueba catalana fuera la última del certamen pero el anuncio de la cancelación del Extremadura Histórico apenas terminado el Isla de Tenerife significó que el número total de rallyes del CERVH se quedara en siete, con el Costa Brava como inesperado fin de una campaña que, inicialmente, debía haber abierto seis meses antes.

Sea como fuere, el atractivo de un rallye con tanta tradición se dejó sentir y aunque, con la mayoría de categorías del europeo ya resueltas, se registraran notables bajas sobre lo anunciado durante los meses de preinscripción, la lista de participantes fue igualmente muy numerosa. Nada menos que ciento setenta y cinco equipos acabaron por tomar la salida. Una cantidad en la que no faltaba ni la calidad ni la variedad, con presencia además de nombres históricos en el apartado de pilotos y copilotos como los de Almeras, "Tilber", Noberasco o Verini repartidos en las diferentes categorías de velocidad, regularidad y exhibición incluidas en la prueba. En conjunto, todo un museo rodante lleno de vehículos cuya visión nos trasladaba a los rallyes de la segunda mitad del siglo XX, haciendo de los resultados deportivos un aspecto secundario por mucho que, evidentemente, vayan a ser el eje conductor principal de este último reportaje de la temporada.

VELOCIDAD:

Como suele ocurrir cuando se juntan campeonatos internacionales, nacionales y regionales con diferentes normativas, el rallye de velocidad incluía unos cuantos diferentes que se disputaban de forma simultánea, lo que acabaría por deparar la multitud de ganadores que resulta tan confusa en estos casos. Para complicar más las cosas, en el del europeo realmente sólo contaban, a efectos oficiales del certamen, los pilotos y copilotos inscritos en el mismo. Y pronto se iba a poder comprobar que ninguno de ellos estaría en la pelea por la primera posición absoluta de la clasificación, la que más atención despierta siempre, independientemente de que luego los puntos en juego se repartan entre quienes terminan más atrás en la tabla.

De entrada, un vistazo a la lista de participantes en el rallye FIA mostraba una auténtica jauría de BMW M3 E30, varios de ellos, además, en manos de pilotos de buen nivel. Destacaban el francés Jean-François Berenguer (ganador de la anterior edición del Costa Brava tras la descalificación de 'Lucky' por irregularidades en el combustible de su Lancia Delta), su compatriota y tocayo Jean-François Mourgues (todo un clásico de los rallyes galos, rival en sus tiempos jóvenes de Delecour y campeón nacional de tierra en el 2001), el italiano Gabrielle Noberasco (protagonista habitual del campeonato de su país en los 80 antes de retirarse en los 90 y volver unos años más tarde, centrándose desde entonces en los históricos), el holandés Van der Brand (una de las grandes promesas de su país la década pasada, cuando llegó a participar en el mundial junior), el suizo Pascal Perroud (subcampeón nacional en el 2015 y desde el año pasado participante en históricos en pruebas francesas con buenos resultados) o el noruego Valter Jensen (uno de los más clásicos del certamen europeo, campeón de la categoría 4 en el 2019). Frente a ellos estaban, el Ford Sierra Cosworth de Daniel Alonso (ya proclamado matemáticamente campeón de la categoría 4 este año), el Subaru Legacy de Antonio Sainz (que llegaba al frente del campeonato de España en la categoría pre90) y, ya con modelos más veteranos pero no por ellos descartables dada la rapidez de sus pilotos, el Ford Escort MKII de Xesús Ferreiro (virtual vencedor del nacional en pre90) o el Porsche Carrera del austriaco Karl Wagner (campeón europeo de la categoría 3 en el 2019, cuando ganó al scratch el rallye de Asturias Histórico).

Tres de los no inscritos en el europeo se destacarían del resto ya en la primera etapa, celebrada el viernes sobre seis especiales, con dos pasadas a los tramos de 'Els Angels', 'Santa Pellaia' y 'La Ganga', En la mayoría los más rápidos eran Van der Brand y su copiloto Van Barschot. que marcaban cinco 'scratchs' consecutivos con su BMW para completar la jornada en cabeza, con medio minuto de ventaja sobre Jean-François y Aline Berenguer, segundos con su M3 en las cuatro primeras especiales y terceros en las dos últimas. El único mejor crono que se les escapaba al dúo de los Países Bajos era el del paso nocturno por 'La Ganga', que se adjudicaban Xesús Ferreiro y Javi Anido, batiendo con su Ford Escort, modelo de finales de los 70, a los veloces turismos germanos de mediados de los 80. Los gallegos acababan la etapa en la tercera posición, a apenas cuatro segundos de los franceses y a 35,1 de los líderes.

El resto ya habían cedido más de un minuto. Los encabezaba el primero de los que si puntuaban para el certamen continental, Antonio Sainz, copilotado de nuevo por David De la Puente en el Subaru Legacy, que funcionaba a la perfección tras los problemas de los dos rallyes anteriores. El madrileño, cuarto de la general, lideraba entre los inscritos en el Campeonato de Europa con cerca de medio minuto de ventaja sobre el francés Mourgues y su copiloto, el muy experto belga Stephane Prevot, que eran sextos absolutos con otro M3. Entre ambos se intercalaba en la general un BMW más, el del suizo Pascal Perroud, copilotado por la francesa Julie Amblard.

La primera etapa había sido fatal para dos de los candidatos a los puestos de cabeza tanto absolutos como del Campeonato de Europa. Daniel Alonso, copilotado por el portugués Henriques, rompía el cárter de su Ford Sierra al tocar en un interior en la segunda especial y se retiraba cuando ocupaba la octava posición. Y Karl Wagner, acompañado como de costumbre por Gerda Zauer, había iniciado el rallye con una prometedora tercera posición en el primer paso por 'Els Angels' pero iba cediendo terreno a continuación, terminaba el día muy retrasado debido a problemas de motor en su Porsche y decidía no ser de la partida al día siguiente.

El sábado, el rallye se completaba con siete especiales más. De nuevo había dos bucles de tres tramos, en esta ocasión los de 'Osor', 'Colsaplana' y 'Cladells'. Pero, además, antes de dar las segundas pasadas a todos ellos el recorrido incluía un tramo en el circuito de Montmeló.

Aunque los 'scratchs' estaban más repartidos, con los dos primeros del día para Ferreiro, el tercero para Berenguer y los dos siguientes para Van der Brand, el holandés seguía liderando y, de hecho, su ventaja era de casi un minuto a falta de las dos últimas especiales. Ello se debía a que, si bien el gallego del Escort había recortado distancias aprovechando las humedades que convertían en muy deslizante el asfalto de 'Osor' y 'Colsaplana', todo lo recuperado con tanto esfuerzo lo perdía en los anchos confines del circuito de velocidad, donde su veterano Ford de rallyes nada tenía que hacer ante unos BMW nacidos para competir en las pistas antes de su paso a los tramos cronometrados. Y, además, Berenguer había tenido que abandonar en el segundo paso por 'Osor' que abría el bucle final.

El rallye parecía resuelto, y de hecho así lo pensaban sus protagonistas incluso tras las dos especiales restantes, en las que Ferreiro era el más rápido pero no podía enjugar los cincuenta y ocho segundos que le separaban de Van der Brandt, aunque los dejaba en apenas veinte. Sin embargo, la sorpresa saltaba al conocerse que el holandés había sumado un minuto y diez segundos en un par de penalizaciones en los controles horarios de antes y después del paso final por 'Colsaplana'. Un lastre que significaba perder el rallye por cincuenta segundos convirtiendo en posible lo que, a priori, parecía imposible, que un Ford Escort pudiera terminar por delante de todos los BMW M3. Desenlace inesperado con el que Ferreiro y Anido añadían un éxito más a la consecución del título de Campeones de España en la categoría pre81, que ya tenían asegurado antes de tomar la salida y cuya clasificación volvían a dominar con absoluta superioridad en el Costa Brava, distanciando en casi diez minutos a los catalanes Joan Ribera y Joan Circuns, segundos entre los vehículos más veteranos del nacional con su Porsche 911SC.

El postrero abandono de los Berenguer abría un hueco en el podio absoluto del rallye que ocupaban la pareja suizo-francesa formada por Perraud y Amblard, terceros de la general con su M3. Cuartos concluían Antonio Sainz y David de la Puente, que resistían el ataque de Mourgues y Prevot a lo largo de la jornada del sábado para acabar batiendo al dúo franco-belga por algo menos de tres segundos y adjudicarse la victoria a efectos de la 'scratch' y la categoría 4 del europeo, ya que el madrileño era el primer clasificado de los pilotos inscritos en el certamen continental. Entre estos, el tercero era Noberasco con otro M3. Por detrás del italiano se jugaba el título de la categoría 2 en un cerrado duelo que enfrentaba a Vojtech Stajf y Vladimir Zelinka contra Ernie y Karen Graham. La pugna se resolvía por apenas medio minuto a favor de los checos del Opel Kadett, que arrebatan con su victoria en el Costa Brava el liderato del certamen a los británicos del Ford Escort,

Por lo que respecta al Campeonato de España, Sainz y De la Puente era segundos en la general del rallye nacional, por detrás de Ferreiro-Anido, y se imponían en la categoría pre90, en la que estaba por decidir el título de campeón entre el piloto del Subaru y su rival a lo largo de todo el año, Miguel Otegui. El vasco, haciendo equipo con el ya campeón de copilotos, Giovanni Breda, competía en el Costa Brava al volante de un BMW M3 E30 alquilado para la ocasión, su cuarto vehículo diferente esta temporada tras el Ford Sierra, el Mazda 323 y el BMW 325. Pero el cambio de montura, que apenas si había podido probar antes del inicio del rallye, no permitía a Otegui plantar cara a Sainz, ya que cerca de seis minutos le separaban de su adversario al término de la prueba. Una amplia diferencia que parecía haber dejado resuelto el título de pre90 a favor del madrileño de forma indiscutible y por tercer año consecutivo. El condicional en la anterior frase se debe al asterisco situado junto a su nombre en la clasificación final oficial del Campeonato de España, acompañado del texto 'pendiente por verificación técnica diferida' que deja el resultado en suspenso por el momento ya que en caso de que el Legacy no supere dicho procedimiento la victoria y el título de pre90 irían a parar a manos del vasco.

El otro título que quedaba por asignar en el apartado de velocidad del CERVH era el de pilotos del Trofeo de España de Youngtimers. Se lo jugaban el asturiano Pablo Sotorrío y el vizcaíno Rafa Díaz, con ventaja para el primero, a quien era suficiente terminar quinto para proclamarse campeón aunque su rival concluyese primero o segundo. Sin embargo, lo que parecía fácil para el piloto del Subaru se complicaba con un pinchazo en la jornada del viernes que le relegaba a la séptima posición mientras el del Renault Clio era segundo, por detrás del inalcanzable Mitsubishi del local Pau De las Heras, que dominaría el rallye de principio a fin.

Aun así, con siete especiales por delante el sábado y dos pequeños FIAT Cinquecento separándoles del quinto puesto que necesitaban, Sotorrío y su copiloto, Jaqueti, seguían manteniendo intactas sus opciones hasta que la caja de cambios de su Impreza fallaba en el segundo tramo del día, Collsaplana. Su abandono dejaba definitivamente vía libre a Rafa Díaz, que mantenía la segunda posición hasta el final para celebrar junto a Xabi Petralanda, ya campeón de copilotos antes del inicio de la prueba, el doble éxito de ambos en la categoría de 'Youngtimers' después de una campaña en la que, sin desanimarse tras los problemas mecánicos sufridos en su parte inicial, siguieron adelante para acabar logrando la ansiada recompensa.

REGULARIDAD:

Situados en el orden de salida por detrás de la exhibición de los 'Legend', los participantes en 'Regularidad Sport' y 'Regularidad' no lo tenían fácil para atraer la atención del público, condenados además a hacer en horario nocturno gran parte del recorrido toda vez que, a estas alturas del año oscurecía con rapidez apenas pasadas las cinco de la tarde. Sin embargo, ambas categorías tenían su interés, con el subcampeonato en juego en la primera y el título por decidir en la segunda.

En 'Regularidad Sport', los títulos de Campeón de España de pilotos y copilotos ya habían quedado resueltos en Tenerife a favor de los grandes dominadores de la temporada, Asier Santamaría y Roberto Rentería. Ausentes el vasco y el cántabro en el Costa Brava, quedaba en juego el subcampeonato con tres equipos prácticamente empatados. Uno de ellos, el formado por las campeones de las tres anteriores temporadas, Gorka Gorroño y Mikel Oleaga, prefería disfrutar de la experiencia de pilotar en velocidad el Peugeot 205 'proto' de Ya-Car lo que dejaba la pelea reducida a un duelo entre Marcos Fernández y Adolfo González-Almuiña contra Santiago Campos y Javier Alonso.

La pelea se decantaba enseguida a favor de los gallegos del Ford Escort MKI, que lideraban desde el inicio del rallye y se mantenían en cabeza durante las dos jornadas para acabar logrando su primera victoria en el nacional y el subcampeonato. Los asturianos del Lancia Delta Integrale se clasificaban justo a continuación tras un final de prueba lleno de contrastes. Problemas en el buje delantero derecho estaban a punto de obligarlos a abandonar en la última asistencia. Sin embargo, cuando todo parecía perdido, el trabajo de su mecánico hacía posible la sustitución del rodamiento roto y no sólo lograban salir al último bucle si no que, además, acababan por arrebatar la segunda posición a Jaime y Enrique Carbonell, que la habían ocupado hasta entonces con su Ford Sierra Cosworth.

En 'Regularidad', el Costa Brava decidía los títulos de campeón tanto en pilotos como en copilotos entre los componentes de los dos equipos que han dominado la temporada, los formados por José Ramón Castillón-Concha Velázquez y Fran Martínez Ruisánchez-Adrián Fueyo. Aunque las puntuaciones netas, una vez sumados el máximo de cinco resultados a retener, los situaban prácticamente empatados, los asturianos partían con ventaja en virtud de los descartes y les era suficiente con terminar segundos aunque el aragonés y la andaluza lograran la victoria. Un triunfo que, en el rallye catalán, era especialmente difícil ante la presencia de equipos locales de extraordinario nivel como son los de Carles Miró-Iván Matavacas y Toni Verdaguer-Meius Mora.

De hecho, Miró y Matavacas ya se situaban en cabeza en la primera especial del viernes y mantenían el liderato con su Porsche 911 hasta el final del sábado, ganando una vez más un rallye que dominan como pocos, mientras que Verdaguer y Mora estaban siempre en los puestos de cabeza y terminaban terceros.

Entre los dos equipos catalanes conseguían situarse Martínez y Fueyo ya durante la primera etapa después de superar el susto que les daba una fuga de aceite en su VW Golf, producida para su fortuna justo cuando se tenía que neutralizar el primer paso por Santa Pellaia, segunda especial del rallye. Sin más contratiempos a partir de ahí, el dúo asturiano mantenía hasta la meta la segunda posición que les aseguraba la consecución del título mientras sus rivales por el campeonato, Castillón y Velázquez, iban remontando poco a poco tras un complicado inicio de rallye, en el que problemas en uno de los aparatos de medición de su Peugeot 205 les habían hundido en la clasificación haciendo que acabar octavos fuera lo máximo que finalmente podían conseguir.