ECOS DE OTROS TIEMPOS

Los rallyes para vehículos históricos siempre resultan especialmente evocadores para los que vivimos la época en que los coches que los protagonizan eran modernos. En ocasiones también suponen una ocasión para el reencuentro con pilotos o copilotos que entonces eran jóvenes participantes y ahora son veteranos que siguen en la brecha o vuelven a ponerse el casco para disfrutar otra vez de las inigualables sensaciones de competir. En ambos sentidos, la edición 12+1 del rally de Asturias Histórico nos traía recuerdos de juventud.

De un lado, el de las personas, el homenaje al recientemente fallecido Antonio Boto reunía en Pravia a un buen número de nombres de aquellos que sonaban con fuerza allá por principios y mediados de los ochenta cuando acudíamos al entonces único rallye con el nombre de Asturias en su denominación, el 'Príncipe'. En Pravia estaban Eduardo Augustin y Carlos Sainz, que habían competido junto a Boto. Y también Luis Moya, su sucesor en el asiento a la derecha de aquel joven madrileño que logró lo que parecía imposible, hacer que los rallyes fuesen noticia de portada en la prensa y de apertura en los telediarios.

Del otro, el de las máquinas, la segunda cita española de este año con el europeo de históricos nos llevaba, por momentos, al más recordado de los 'Príncipes' para los que pasamos ya del medio siglo de edad, el del 1984. A ello contribuía tanto la presencia del Ferrari 308 GTB del británico Sir Andrew McAlpine como, por lo que a mi respecta, la del Ford Cortina de otro piloto del Reino Unido, James Potter. Resulta que a ver los tramos de aquel rallye fui a bordo de un coche de esa versión del modelo que había hecho popular Jim Clark en los circuitos británicos. Era el del padre de mi amigo Benjamín, que lo conducía con esa mezcla de cuidado y brío tan difícil de lograr cuando apenas te acabas de sacar el carnet de conducir, el coche no es tuyo pero quieres llevarlo lo más deprisa que puedes o te atreves.

Casi cuarenta años después, la velocidad a la que uno y otro modelo de coche discurrían por los tramos de los alrededores de Pravia era muy distinta. El Ferrari del caballero británico iba con mucha menos prisa que los pilotados entonces por Zanini, 'Lucky' y Tognana. Ese ritmo más lento tenía la ventaja para nosotros de admirar por más tiempo en cada paso el precioso 'cavallino' y para él de evitar un doloroso impacto contra un poste de la luz, una ruinosa avería de motor o penalizaciones por adelantarse a la salida en busca de arañar décimas al crono, desventuras que afectaron en el 84 a las unidades pilotadas por el campeón español y sus compañeros de marca italianos de modo que, finalmente, aquel inolvidable 'Príncipe de los Ferraris' lo acabó ganando un Opel, el Manta 400 de Salvador Serviá y Alex Brustengá.

En cambio, el Ford Cortina, en su versión 1600GT en lugar de la más modesta 1300 que nos había servido de medio de transporte hace casi cuarenta años, rodaba mucho más rápido con su piloto haciendo el viernes sobre la lluvia casi tanta magia al volante como el famoso Harry que protagoniza la famosa serie literaria de J.K.Rowling con el que comparte apellido.

Por todo ello, tanto la presencia en Pravia de pilotos de nuestra juventud en el homenaje a Boto como la curiosa coincidencia que suponía ver en acción los coches de los dos ingleses nos traían en este 12+1 de Asturias Histórico aún más ecos de otros tiempos que los que habitualmente percibimos en cada prueba de la especialidad más evocadora para los viejos amantes de los rallyes.

MISIÓN IMPOSIBLE

Si un piloto tiene el coche más potente, la aparición de la lluvia supone una de las pocas esperanzas de batirle para sus rivales. Pero sobre piso deslizante nada es más eficaz que la tracción total. Así que, fuera en seco o en mojado, el italiano 'Zippo', copilotado esta vez por Nicola Arena, era el indiscutible favorito a la victoria absoluta. Su Audi Quattro de motor cinco cilindros turbo y tracción a las cuatro ruedas superaba a todos los coches de sus oponentes tanto en número de caballos como en capacidad de transmitirlos al suelo, lo que convertía en una auténtica misión imposible tratar de batirle.

Sin embargo, entre sus rivales no todos estaban resignados a la lógica derrota. Un dúo de irreductibles gallegos se negaba a rendirse sin plantar batalla. Ferreiro y Anido sabían que su Ford Escort MKII no podía competir con el Audi ni en potencia sobre seco ni en tracción sobre mojado. Pero las cambiantes condiciones atmosféricas de la etapa del viernes, con la lluvia empezando a hacer acto de presencia justo cuando arrancaba la competición, podía ofrecerles una oportunidad de conseguir el imposible de batir a los italianos.

A base de jugársela con una monta de neumáticos a medio camino entre lo ideal para seco y para mojado ('lisos' atrás, 'rayados' delante), los de Melide cedían sólo ocho décimas ante los italianos en la primera especial. Y aunque en la segunda, mucho más lluviosa, les caían algo más de diez, eran los únicos que se mantenían a menos de un minuto del inalcanzable Audi Quattro.

Con las nubes dejando de soltar su carga cuando llegaba el turno de la segunda pasada a los dos tramos sobre los que se desarrollaba la etapa del viernes, el algo más de cuarto de hora de margen entre el momento de tomar la salida el Audi de 'Zippo'-Arena y el Ford de Ferreiro-Anido podía ofrecer una oportunidad a los aguerridos perseguidores. Tal vez el asfalto estuviese algo menos húmedo a su paso y ¿quien sabe? en esas condiciones dudosas, ni seco ni mojado, su arrojo pudiera compensar las indudables desventajas mecánicas de su montura respecto a la de sus rivales. ¡Había que intentarlo!

El modo en que el Escort pasaba ante nosotros por la estrecha cinta de asfalto que atraviesa las casas de Selgas era buena prueba de que Ferreiro iba a por todas. La zaga del MKII se movía incluso en la parte más recta del trazado pero su piloto no le daba un respiro al acelerador y seguía pie abajo. El cronómetro nos indicaba que por ahí apenas tres segundos le separaban del objetivo de batir al Quattro, cuyo avance era mucho más lineal, pegado al suelo por la magia tecnológica de la tracción total. Sin embargo, cerca de la meta de la especial, la propulsión trasera del veterano Ford no conseguía mantenerlo totalmente sobre el asfalto en una rápida derecha. El consiguiente llantazo se llevaba por delante un neumático, más de minuto y medio y toda opción de dar la sorpresa. Efectivamente, ganar al Audi era una misión imposible. Ferreiro y Anido tenían que conformarse con terminar segundos en el rallye del europeo y lograr una nueva doble victoria en el del nacional, que dominaban igual que en Avilés, tanto al 'scratch' como en la categoría 'pre81'.

MUCHOS RALLYES EN UNO

Con vehículos de cuatro décadas diferentes compitiendo a la vez es lógico que no haya una única clasificación en los rallyes de históricos como este de Asturias. Al fin y al cabo, entre un 'Categoría 1' del europeo y un 'Youngtimer' del nacional puede llegar a haber más treinta años de evolución técnica que hace injusto medirlos a todos por el mismo rasero de los fríos números que marca el cronómetro. Pero, igualmente, también es inevitable que todos caigamos siempre en la tentación de comparar los registros de unos y otros más allá de fijarnos sólo en los resultados de los muchos rallyes en uno que son, en realidad, este tipo de competiciones.

En ese sentido, durante buena parte del Asturias Histórico, la mirada se iba continuamente de los tiempos marcados por los líderes del europeo y el nacional de pre81, los ya comentados Audi Quattro de 'Zippo'-Arena y Ford Escort a los que lograba el más rápido de los 'youngtimers', el Renault Clio del local Dani Mieres y su copiloto 'Rai' Fernández. Un duelo entre coches de tres épocas distintas y con características mecánicas totalmente diferentes. El más antiguo, un clásico representante de los grupo 4 que dominaron la primera etapa del mundial en la década de los 70, un propulsión trasera con motor situado en la parte frontal. El más rápido, el modelo que revolucionó los rallyes en los 80 con tu tracción total y lideró los primeros años de la breve pero intensa epopeya de los grupo B. El más moderno, uno de los coches más populares en la década posterior, cuando los grupos A y N afrontaron la complicada tarea de ser considerados poca cosa respecto a los 'monstruos' que los precedieron.

Apoyados por su perfecto conocimiento del terreno, Dani Mieres y 'Rai' Fernández reivindicaron con su valor y su talento la competitividad del pequeño tracción delantera francés a base de marcar tiempos tan cercanos a los del Audi del equipo italiano como para terminar la etapa del viernes sólo con veinte segundos más en su cómputo total. El sábado, el praviano y el de Valdesoto fueron incluso más allá, siendo los más rápidos en las dos pasadas por Agones. Desgraciadamente, la mecánica de su Clio acabó por ser cruel y les traicionó en la penúltima especial, impidiéndoles el merecido premio de alcanzar la meta y ganar la categoría 'Youngtimers'.

Los finalmente desafortunados Dani y 'Rai' competían en una clasificación pero miraban también a otras, aunque no estuvieran incluidos en ellas, Además, también había equipos que tenían sus ojos puestos en más de una por jugarse la victoria en diferentes certámenes y categorías a la vez. El caso más significativo era el que protagonizaban Antonio Sainz y Carlos Riesgo. El madrileño y su nuevo copiloto asturiano estaban involucrados con el Subaru Legacy tanto en la general y la categoría 4 del Campeonato de Europa como en la 'scratch' y la categoría 'pre90' del Campeonato de España. Pensar siquiera en optar al triunfo absoluto en cualquiera de los dos certámenes quedaba fuera de su alcance el viernes, cuando les costaba encontrar el ritmo en las dos pasadas al muy lluvioso y bastante brumoso tramo de Salas. Pero el triunfo en la categoría 4 del certamen continental y en la 'pre90' del nacional aún podía estar a su alcance. En ambos casos tendrían que superar el sábado a dos Ford Sierra, el de los suecos Myrsell-Junttila y el de los vascos Otegui-Breda. Doble adelantamiento que Sainz y Riesgo llevaban a cabo sobre el piso seco del segundo día de competición, cuando su ritmo era mucho mejor que el de la víspera y más que suficiente para adelantar a sus rivales y lograr la doble victoria que, en el caso del Campeonato de España, mantiene al piloto madrileño con opciones de luchar en el Rías Altas por el título de su categoría.

Ese campeonato de pilotos de 'pre90' también tienen posibilidades de conseguirlo Miguel Otegui, tras acabar segundo en Pravia, Rafa Díaz, que sigue al frente del certamen luego de sumar un importante tercer puesto con su BMW aprovechando los abandonos en la segunda etapa del Peugeot 309 de Aldo de Alberto-Eva Suárez y el BMW M3 de 'Cele' Foncueva-David de la Puente, y el ausente Orlando Méndez, que mantiene la segunda posición pese a no competir en Pravia. Además, dos de los copilotos de ese cuarteto, los del equipo Dago, Giovanni Breda y Xabi Petralanda, se jugarán entre ellos en Coruña el título de los siempre fundamentales ocupantes del asiento de la derecha.

También el campeonato de copilotos de pre81 se resolverá en la prueba gallega, aunque en ese caso con clara ventaja para el asturiano Álvaro Menéndez, a quien bastaría con un tercer puesto para acompañar en el podio de campeones de España a su piloto, el catalán Joan Riberas, que ya se aseguró el título con la tercera posición de la categoría lograda por ambos en Pravia con el Porsche 911SC.

LOS NUEVOS DOMINADORES

Hace tres años, el abrumador dominio de Gorka Gorroño y Mikel Oleaga dejaba pocas opciones de brillar a sus rivales en el Campeonato de España de Regularidad Sport del 2019. Entre estos, otro equipo vasco, el formado por Asier Santamaría e Isaias Bringas, cerraba la temporada con la frustrante sensación de haber visto escaparse dos victorias en los dos únicos rallyes en los que no ganaban los campeones. En el de Extremadura, la rotura del cable del acelerador de su Ford Sierra les privaba de un triunfo que parecía seguro. En el Rías Altas, tras haber liderado durante buena parte de la prueba, eran superados en la últimas especial por sus compañeros de equipo, los hermanos Carbonell.

Al año siguiente mientras Gorroño y Oleaga volvían a dominar y revalidaban título, la corta y atípica campaña del 2020 a la que obligaba la pandemia se saldaba con dos terceros puestos para Asier, copilotado ahora por el cántabro Roberto Rentería. La primera victoria se resistía pero la perseverancia del piloto vasco acabaría teniendo premio unos meses después.

El escenario de ese esperado primer triunfo era la prueba inaugural de la temporada del 2021, el rallye Sierra Morena, en el que Asier y Roberto vencían por delante de los hasta entonces poco menos que imbatibles Gorka y Mikel. Los campeones en las dos anteriores temporadas replicaban ganando la siguiente cita del certamen en Avilés, donde Santamaría y Rentería había empezando liderando hasta que problemas mecánicos les hacían perder terreno por la tarde. El fantasma de la mala fortuna que tantas veces le había alejado de la victoria parecía volver a cernirse sobre Asier que, poco después, en el rallye de Casa, el de Zamudio, veía como el cambio del Sierra hacía de las suyas cuando ocupaba de nuevo la primera posición. Pero esta vez la avería se podía solucionar a tiempo y el vasco y su copiloto cántabro ganaban por segunda vez.

A partir de ahí todo cambiaba. En Pravia los que cedían a causa de problemas mecánicos eran Gorroño y Oleaga mientras Santamaría y Rentería ganaban por tercera vez. A ese triunfo añadían dos más, en el Rías Altas y el Isla de Tenerife, para proclamarse campeones sin necesidad siquiera de ir al Costa Brava. De golpe, en una sola campaña, habían pasado de estar buscando con ahínco su primera victoria a ser los nuevos campeones.

Un título que han revalido ya en el 2022 sin esperar tampoco a que concluya la temporada después de sumar en el rallye de Asturias Histórico su cuarta victoria en las cinco pruebas en que han tomado parte este año. Sólo se les escapó el rallye de Extremadura, en el que ganaron sus rivales de este año, los vigente campeones de Regularidad, Francisco Martínez y Adrián Fueyo, protagonistas de un brillante estreno en el nacional de Regularidad Sport. Pero aunque los asturianos trataron por todos los medios de llevar la pelea hasta Coruña, finalmente el campeonato quedó resuelto en Pravia con otro primer puesto para los nuevos dominadores de la especialidad, Asier Santamaría y Roberto Rentería.

El vasco y el cántabro volvieron a ser implacables con ese Ford Sierra decorado al estilo de los vehículos oficiales de la marca en el mundial de rallyes que lo hace tan inconfundible como el amenazador sonido que emana de su tubo de escape cada vez que pasa ejecutando ese ejercicio de precisión que supone tener que ajustarse al promedio marcado en lugar de darle rienda suelta a la caballería. Es algo así como la disciplina que exige la doma clásica en el deporte ecuestre contrapuesta al frenesí de las carreras en un hipódromo. Un ballet en lugar de un sprint que, ahora mismo, nadie ejecuta mejor que Asier, Roberto y su pura sangre de corazón Cosworth.

EL EJÉRCITO DE PANCHO VILLA

Cuando un grupo de personas es caótico y desorganizado se suele decir con cierto desdén que 'parecen el ejército de Pancho Villa', refiriéndose a las huestes del gran protagonista de la revolución mexicana de principios del siglo XX. En realidad, la frase no tiene demasiado rigor histórico porque, si bien es cierto que los hombres que pelearon bajo el mando del aguerrido 'Centauro del Norte' no tenían el aspecto pulcro y disciplinado que se asocia habitualmente a la milicia, no por ello dejaron de ser una tropa eficaz como bien atestigua su exitosa campaña para tomar la capital de México y derrocar al usurpador Huerta.

En la categoría de Regularidad del Campeonato de España de Rallyes Históricos hay desde hace años un ejército de Pancho Villa tan o más triunfador que el del famoso caudillo mexicano. Nació inspirado por el nombre de un piloto y el apellido de un copiloto que se iniciaron juntos en las carreras, llevando su amistad y su alegre forma de ver la vida a los tramos. A mediados del año pasado, 'Pancho' nos dejó antes de tiempo y el mejor homenaje que le podía hacer 'Villa' y el resto de su cada vez más numerosa y siempre entusiasta escuadra era seguir adelante. Continuar compitiendo. Continuar disfrutando. Continuar ganando.

Ni más ni menos eso han hecho esta temporada los componentes del 'Pancho Villa Rally Team', liderados ahora por 'Villa', en su nueva faceta tras el volante. Copilotado por toda una institución en los rallyes de regularidad europeos, el portugués Antonio Caldeira, José Manuel Villamayor sucede en el palmarés del Campeonato de España a las dos generaciones de 'Pancho' que lograron el título las cuatro últimas temporadas. Lo hace, además, después de dominar la temporada del 2022 con una rotundidad pocas veces vista en la categoría.

'Villa' y Caldeira han ganado en cuatro de los cinco rallyes en los que han tomado parte. Triunfos conseguidos la mayoría de las veces con diferencias poco habituales, por su amplitud, en una especialidad que nos tenía acostumbrados a márgenes mucho más estrechos que los que han separado casi siempre este año de sus rivales al R5 GT Turbo en el que el nombre y la silueta de 'Pancho' acompañan a su copiloto y amigo, el nuevo general de este ejército que, al igual que el del famoso revolucionario, no tiene nada de caótico ni de desorganizado.