VELOCIDAD: Cuestión de resistencia

Con un recorrido lleno de lugares clásicos de los tramos mundialistas de la zona y una muy cuidada organización, el estreno del Costa Daurada Legend en el Campeonato de España de Rallyes para Vehículos Históricos se merecía mucho más en el apartado de velocidad. Sólo quince participantes, de los que menos de la mitad competían por los puntos en las diferentes categorías del nacional, era una cifra demasiado baja, claramente inferior incluso a la ya nada halagüeña de doce que habían tomado la salida en el Extremadura Histórico.

Desgraciadamente, la combinación entre el bajo número de equipos que tradicionalmente siguen el campeonato al completo (exacerbado probablemente este año por dos novedades incluidas en el reglamento con la idea de incrementarlo pero que, visto lo visto, parece claro que han dado el resultado opuesto, la imposibilidad de descartar resultados y la necesidad de inscribirse en el campeonato para tener derecho a puntos) y el recurrente problema de las licencias en una serie de federaciones autonómicas que no han llegado a acuerdos con la española (en este caso la catalana), se dejaba sentir en la muy corta lista de inscritos que acaba presentando el apartado de velocidad del rallye magníficamente organizado por la Escudería Biax Camp.

Con tan pocos coches, la lucha en las diferentes categorías del CERVH acababa por ser inexistente ya que, además, los problemas mecánicos afectaban a tres de los seis competidores que optaban a puntuar en 'Pre 81', 'Pre 90' y 'Pre 2000', convirtiendo el rallye más en una prueba de resistencia que de velocidad. De ese modo, en el mismo fin de semana de las 24 Horas de Le Mans, alcanzar la llegada, primer objetivo siempre en la gran clásica del circuito de La Sarthe, se convertía también en la meta número uno para los equipos del nacional en el Costa Daurada.

Así las cosas, forzar no era recomendable, aunque no por ello dejaban de rodar a ritmo alegre los que acabarían siendo únicos clasificados en 'Pre 2000' y 'Pre 81'. Tanto Manel Muniente, a quien acompañaba de nuevo Ezequiel Salgueiro tras su ausencia en Pravia, como Joan Riberas y Álvaro Menéndez, marcaban los mejores cronos en el conjunto de las diez especiales del rally, repartidas entre cuatro en la jornada del viernes y seis en la del sábado.

El catalán del BMW registraba siempre los mejores tiempos absolutos camino de su tercer triunfo del año en 'Pre 2000'. Una victoria que, unida al segundo abandono consecutivo por avería en el primer tramo del Peugeot 306 de Óscar García y María Jesús Cabalga, deja poco menos que sentenciado a favor de Muniente el título de la nueva categoría del CERVH. La retirada de los andaluces tenía además en este ocasión el agravante de ser doble ya que, tras reengancharse en la segunda etapa, la mecánica de su vehículo cedía otra vez en los kilómetros iniciales de la especial que abría la jornada del sábado.

Por lo que respecta al del Porsche, con un ojo en Le Mans donde debutaba su hijo, Alex, si bien no tenía rivales en 'Pre 81' (certamen del que tanto él como su copiloto van a ser campeones virtuales casi con total seguridad ya en Avilés) si contaba con varios adversarios en la clasificación del campeonato catalán, en el que se imponía con holgura por delante del Clio de Patricia Alfonso y Manuel Roy, al que distanciaba en más de siete minutos.

Además, tanto Muniente como Riberas acababan siendo más rápidos que Ricardo Triviño, máxima atracción del rallye para muchos aficionados dado su retorno a los tramos mundialistas con el Peugeot 206WRC ex-oficial. El mexicano, copilotado por el valenciano 'Checo' Salom, se lo tomaba con calma al detectar algún problemilla en la valiosa mecánica de su World Rally Car y se conformaba con ganar la poco concurrida categoría 'Open' por delante del Porsche Cup de Salvador Canals y Albert Roger mientras era cuarto en una hipotética 'scratch', por detrás también del único equipo presente en 'Classic', el formado por Miguel Otegui y Giovanni Breda, que marcaban varios cronos de buen nivel con su habitual Ford Sierra Cosworth.

Así las cosas, la única categoría de velocidad que ofrecía un podio completo en la entrega de premios era la 'Pre 90', cuyo desarrollo y desenlace era el más puro ejemplo de una prueba de resistencia al estilo de la carrera de 24 horas que se disputaba el mismo día en Francia. Sólo Orlando y Valería Méndez se veían libres de problemas, lo que les permitía convertirse con su Ford Sierra Cosworth en los cuartos vencedores diferentes en lo que va de campaña. Tras los tinerfeños concluían los mallorquines Antonio Dezcallar y Javier Sans, segundos pese a hacer buena parte del rallye sin la quinta y la sexta marcha en su Toyota Celica, que llevaban a la meta para sumar unos puntos que los consolidan al frente del campeonato. Completaban la clasificación, sufriendo aún más, Santi Barragán y Francisco Yusto, que se quedaban sin dirección asistida en el Subaru Legacy, lo que obligaba al extremeño a rodar pensando sólo en terminar para, al menos, puntuar y pasar a ocupar el segundo puesto en la tabla del campeonato. Para ellos, más incluso que para el resto de participantes en velocidad, el Costa Daurada se acababa convirtiendo en una mera cuestión de resistencia.

REGULARIDAD: Ajedrez sobre ruedas

Sesenta y dos de los setenta y siete equipos que tomaban la salida el viernes por la tarde desde Reus competían encuadrados en las diferentes categorías de Regularidad Sport y Regularidad de los certámenes español y catalán configurando un atractivo parque cerrado. Su alto número salvaba el rallye a efectos de participación, pero no para los aficionados. Evidentemente, la velocidad es lo que atrae a los espectadores que cada año abarrotan unos tramos casi vacíos en esta ocasión incluso en lugares tan emblemáticos como las 'paellas' de Vilaplana, la rotonda de La Teixeta o el cruce del Molar.

Algo lógico por mucho que resulte injusto para unos equipos que, prueba tras prueba, suelen ser los que protagonizan las luchas más igualadas. Unas peleas que pasan desapercibidas a simple vista desde la cuneta, en la que siguen siendo demasiados los espectadores que no acaban de entender porque 'van tan despacio' o cual es la razón de que 'frenen o aceleren de repente donde no toca'. Comentarios estos que resulta habitual escuchar y demuestran el profundo desconocimiento por parte de muchos aficionados de una especialidad que está en la base misma del nacimiento de los rallyes, concebidos en sus orígenes con la idea de mantener determinadas medias de velocidad para alcanzar los diferentes controles de paso en un tiempo preestablecido.

Ni más ni menos eso sigue siendo la regularidad, bien sea en su versión 'sport' o 'clásica' según sean los promedios a lograr superiores o inferiores a los 60 kilómetros por hora. Un ejercicio nada fácil, que requiere máxima precisión, absoluta concentración y una total compenetración entre piloto y copiloto, pero que resulta muy difícil de apreciar desde fuera, acostumbrado como está el público a juzgar a los participantes en función de si pasan más o menos deprisa o, incluso, si las evoluciones de sus vehículos son más o menos espectaculares, no siendo raro que las mayores ovaciones se las lleve aquel que ha derrapado más, aunque esa llamativa 'cruzada' le haya hecho, en realidad, perder tiempo y sea negativa en el resultado.

Cuestiones todas estas que suelen ser ajenas a los competidores en regularidad, cuyo objetivo es precisamente el contrario ya que, en su caso, lo que prima es 'hilar fino', olvidándose por completo de buscar la máxima velocidad o hacer gala de exuberancia al volante. Lo suyo es una especie de 'ajedrez sobre ruedas', en el que hay que meditar bien cada movimiento, planificar los más posibles con antelación y estar siempre preparado para adaptar el siguiente a la situación en la que ha quedado la partida después del anterior.

En el Costa Daurada, la categoría de Regularidad Sport deparó la sorpresa de ver fuera de combate a las primeras de cambio a sus actuales campeones y grandes favoritos, Asier Santamaría y Roberto Rentería. Tras haberse situado en cabeza al término de la primera especial del viernes, la rotura de un palier de su Ford Sierra en la segunda les obligó a abandonar. Y aunque un muy deportivo gesto por parte de sus principales rivales en la lucha por el título, los hermanos Carbonell, cediéndoles una pieza de recambio, les permitió tratar de retornar el sábado para, al menos, sumar unos puntos, la reparación de emergencia no surtió el efecto deseado y su segunda retirada del fin de semana resultó inevitable.

Con el vasco y el cántabro fuera de combate, y el posterior abandono de sus sucesores en el liderato del rallye, Xavi Domingo y Josué Jordan, la victoria fue por segunda ocasión en lo que va de temporada para Jaime y Enrique Carbonell. Siguiendo con el símil ajedrecista, una vez situados en cabeza tras iniciar la segunda etapa con una sólida apertura, los baleares del Sierra Cosworth defendieron su posición en el tablero ante el decidido ataque de Fran Martínez y su copiloto en esta ocasión, José Manuel Villamayor. Aunque los asturianos cobraron varias piezas en la parte final del rallye, incluido el TC-Plus, los mallorquines cerraron el juego con un jaque en el paso final por el Molar que decantó definitivamente la partida a su favor y les sitúa al frente de la clasificación del campeonato.

En Regularidad, se rondaron las tablas dadas las mínimas diferencias registradas entre los contendientes a lo largo del equivalente a lo que en el juego de los sesenta y cuatro escaques sería un muy animado intercambio de material pero, finalmente, los líderes del certamen nacional, Toni Verdaguer y Meius Mora consiguieron su segunda victoria consecutiva de la temporada. Un triunfo, por sólo medio punto ante los franceses Christian y Marie Lantres, que es casi un jaque mate en lo que respecta al campeonato, en cuya clasificación general toma ya una clara ventaja la pareja catalana del Porsche 944, que podría dejar prácticamente sentenciado el título a su favor a principios de julio en la siguiente cita de la temporada, el rallye de Avilés.