En sólo cinco ediciones, desde su estreno como preinspección para el nacional en el 2018, la subida a Les Revoltes d'Ibi se había convertido en todo un referente dentro del calendario del Campeonato de España de Montaña. Este año estaba previsto que volviese a formar parte del mismo pero el cambio de color en el Ayuntamiento de la localidad alicantina tras las últimas elecciones municipales tenía un inesperado efecto. El nuevo consistorio tomaba una de esas decisiones tan típicas de la política, que se basan sobre todo en romper con lo que hayan hecho los rivales, sea esto bueno o malo, y el Automóvil Club de Alicante no tenía más remedio que buscar nueva ubicación para su prueba.
Por fortuna, en la vecina Onil se había producido justo el resultado contrario en los comicios locales y la nueva corporación, que durante su anterior mandato ya había colaborado con el ACA para hacer una prueba del regional en la carretera que lleva al Port de Canalís, acogía con entusiasmo la idea de recuperar la subida con el aliciente extra de su inclusión en el CEM AUTOhebdo SPORT. De ese modo, la pérdida de Ibi se compensaba con el estreno de Onil, cuyo espectacular trazado de cerca de cinco kilómetros se convertía en todo un descubrimiento. Ancho, con buen piso, rápido, lleno de curvas enlazadas con cambios de peralte y rasante, la carretera que lleva hasta la cima del Canalís es una subida magnífica, muy al estilo de las que solemos admirar con envidia en pruebas del europeo. Un recorrido del que disfrutaban al máximo los habituales del nacional que competían en él por primera vez.
Así que, después de todo, no hay mal que por bien no venga. La pérdida de Les Revoltes d'Ibi acababa por quedar más que compensada con esta nueva ubicación en Onil para una competición que, un año más, organizaba con gran esmero y extraordinaria eficacia el siempre muy competente equipo del Automóvil Club de Alicante.
A finales de julio volvíamos de Chantada con la sensación de que el título de la Categoría 2 ya tenía dueño. La segunda victoria consecutiva de Mario Asenjo dejaba el campeonato prácticamente sentenciado a su favor. Sin embargo, ese segundo triunfo iba acompañado de un asterisco. En las verificaciones finales de la prueba gallega se habían tomado muestras de combustible, para su posterior análisis, de la Nova del piloto cántabro y de los vehículos que se habían impuesto en las otras dos categorías del CEM AUTOhebdo SPORT, el BRC 205T de Javi Villa y el B59 de Benito Pérez. Las clasificaciones de las tres categorías eran, por tanto, provisionales.
Unos días después se conocía el resultado de esos análisis y, desgraciadamente, el carburante utilizado en uno de los tres coches ganadores, la 'barqueta' de Asenjo, superaba los porcentajes de Oxígeno y Metanol especificados en el Anexo J del Código Deportivo Internacional. El preceptivo contra-análisis a que tiene derecho el participante daba igual veredicto y con ello la descalificación era inevitable, como debe de ser siempre el caso cuando hablamos de temas regidos por datos, sean estos pesos o medidas de cualquier tipo, y sin que importe que la infracción haya sido por mucho o por poco, o que pueda tener más o menos efecto en las prestaciones. Simple y llanamente hay unos límites en los reglamentos y si no se está dentro de ellos se está fuera, haya habido o no mala fe. Algo que debería ser fácil de entender pero todavía hay quien se empeña en no querer comprender.
Con todo ello, el ganador de la Categoría 2 en Chantada pasaba a ser Pablo Garrido mientras que Mario Asenjo sumaba un cero que no podría descontar y, de golpe, perdía prácticamente toda opción al título. El nuevo líder en la general del certamen pasaba a ser Damián Verdera, a quien le sería suficiente con terminar entre los tres primeros en las dos restantes pruebas del campeonato para proclamarse campeón aunque en ambas venciese Joseba Iraola, que retornaba en Onil al nacional después de otra muy positiva campaña en el europeo.
De todas formas, con la presencia en la nueva subida alicantina del campeón regional, Carlos Archiles, al volante de su 'barqueta' Norma de motor 2 litros, y del siempre rápido Joan Gil, con su Speed Car GT 1000 CM+, subir al podio de la Categoría 2 no iba a ser tarea sencilla para el ibicenco aunque, en todo caso, incluso si hacía cuarto todavía se podía proclamar campeón acabando segundo en la prueba de casa que cerrará la temporada.
Por desgracia, en el más estricto sentido de la palabra además, todas esas cuentas pasaban a muy segundo plano para Damián cuando el viernes le llegaba la tan inesperada como terrible noticia del fallecimiento de un amigo muy cercano. El piloto del Talex retornaba a casa para acompañar a familiares y allegados en tan tristes momentos mientras su CM+ quedaba guardado en el camión del equipo madrileño como testigo mudo del desarrollo de la competición, dominada como era previsible por Iraola.
El piloto vasco demostraba el extraordinario ritmo adquirido en el europeo y rodaba a velocidades de vértigo por el espectacular ascenso al Port de Canalís. Con puntas por encima de los doscientos kilómetros por hora en al menos un par de zonas del trazado, Iraola no se conformaba con ganar sin más. Exprimiendo con arrojo su Nova, Joseba la hacía volar sobre el fino asfalto para bajar tiempos en cada manga y acababa por acercarse a los dos minutos justos en la última, cuando completaba los 4.750 metros del trazado en 2'01"641, a más de 140 kilómetros por hora de media.
Los fantásticos registros del piloto de la NP01 estaban, lógicamente, fuera del alcance del resto de competidores de la Categoría 2 en Onil. Entre ellos se imponía, como era de esperar también, el castellonense Carlos Archiles, que lograba además su principal objetivo, la victoria en la Categoría de Monoplazas del Campeonato de Montaña de la Comunidad Valenciana, para el que Onil era la quinta prueba de la temporada. El podio en la Categoría 2 del nacional lo acababa completado un Talex, el del madrileño Pedro Flores, pese a problemas de cambio que le complicaban el fin de semana aunque, al menos, le permitían concluir, lo que no lograba el andorrano Joan Gil, tercero con su Speed Car en las dos mangas de entrenamientos del sábado antes de quedar fuera de combate en la primera oficial.
Por lo que respecta al desenlace del Campeonato de España, con este rotundo triunfo en Onil, Iraola pasa a ser el máximo candidato al título de la categoría 2, que revalidaría si se impone también en Ibiza independientemente del resultado que alcance el todavía líder en la clasificación general, Damián Verdera. En ese caso, el ibicenco podría, como mucho, empatar con Iraola a 75 puntos netos en caso de terminar segundo pero perdería en el desempate, para el que se tiene en cuenta la calidad de los resultados alcanzados por cada piloto, criterio que daría el campeonato al vizcaíno, ya que alcanzaría esos 75 puntos gracias a tres victorias por ninguna de su rival. Así que lo que antes del verano parecía imposible es ahora lo más probable debido a dos circunstancias producidas más allá del asfalto en el que se han disputado las dos últimas pruebas. ¡Las vueltas que da la vida!
La temporada del 2024 se presentaba como un nuevo reto para Javi Villa y Jesús Bango, el fabricante de los BRC. Después de que el piloto asturiano alcanzara en el 2023 su décimo título de Campeón de España de Montaña al imponerse con el B59 en en su retorno a la categoría de los CM, que ya había ganado cuatro veces con el B49, y haber vencido también en cinco ocasiones en la categoría de las 'barquetas' (en el 2017 con el B52 y del 2019 al 2022 con el BR53), el desafío era ganar en la categoría de vehículos 'carrozados'.
Para lograrlo tenían como base de partida el atrevido proyecto con forma de Ferrari iniciado hace cuatro años para el cántabro Juan Carlos Fernández con el objetivo de competir en la famosa Pikes Peak. Sueño que se vio frustrado por circunstancias de la vida, en forma de problema de salud de su promotor, pero cuyas características técnicas resultaban más que interesantes aunque pocos lo creyesen entonces cuando el siempre entusiasta 'Telefónico' las anunciaba sus comentarios sobre el posible nivel de prestaciones del vehículo eran recibidos con cierto sarcasmo por más de uno.
Unas prestaciones que, efectivamente, han acabado por dar la razón al cántabro y que, con el extra que añade el talento al volante de Javi Villa, han permitido al asturiano dominar con tal autoridad la categoría 1 como para generar las clásicas quejas que suelen surgir cuando se producen diferencias tan claras entre el vencedor y los demás. Algo que, por ejemplo, ya ocurrió en su día con el primer Audi DTM de Fombona hasta el punto de modificarse el reglamento para 'reubicarlo' en la categoría de los CM como 'silueta'. La diferencia es que entonces este tipo de vehículos, con aspecto exterior de turismo o GT aunque su chasis sea radicalmente diferente a un coche de estos grupos, estaban encuadrados en la normativa FIA dentro de la categoría de las 'barquetas' y los 'fórmulas'. Pero desde que en el 2021 entró en vigor en el Campeonato de Europa la normativa del Perfomance Factor (PF) los vehículos que hasta ese momento se regían por lo permitido en el grupo E2-SH (el de los 'siluetas') han pasado a ubicarse en la categoría de 'carrozados'. Por ello todas esas protestas más o menos veladas tienen ahora mismo poco sentido. La lectura del reglamento FIA, que es el que se aplica en la Categoría 1 del CEM AUTOhebdo SPORT, no deja lugar a dudas. El BRC 205T es tan 'carrozado' como un DTM, un WRX, un WRC, el llamativo 'Alfa Romeo' de Gabrielli, el venerado 'Mercedes' de Meisel, el admirado Golf de Schagerl, el idolatrado 'BMW' del muy recordado Plasa o cualquiera de esos 'atómicos' Mitusbishi que son habituales en centroeuropa y de los que en Onil tuvimos ocasión de ver el que ha traído Toni Ariete desde Austria. Vehículos todos ellos que tienen poco o nada en común con el modelo al que recuerdan las formas de su carrocería.
Ni siquiera el argumento de que el motor del prototipo fabricado por Bango Racing Cars es de moto sirve para otra cosa que para dejar en evidencia el poco conocimiento al respecto de quien lo utiliza para tratar de denigrar al 205T. Al fin y al cabo apenas si el bloque y el cigüeñal son los que originalmente montan las famosas Suzuki Hayabusa ya que el resto, desde los pistones y bielas a las válvulas o la culata, modificada para acoger a estas últimas, no son los mismos del propulsor de la moto. Y, al fin y al cabo, el motor en sí no deja de ser un propulsor de cuatro tiempos, con 1340 centímetros cúbicos de cilindrada repartidos en cuatro cilindros en línea y sobrealimentado por un turbocompresor movido por los gases de escape. La misma arquitectura, y casi la misma cilindrada, del primer motor turbo campeón en la Fórmula 1, el BMW 1.5 que movía al Brabham con el que Nelson Piquet se adjudicó el mundial en el 1983. Un propulsor que derivaba de la versión atmosférica utilizada en la Fórmula 2, emparentada a su vez con los que posteriormente sustituirían al venerable 'boxer' en las motos de la marca alemana. Porque, después de todo, un motor de cuatro tiempos no es de moto o de coche, es simple y llanamente un ingenio mecánico pensado para mover un vehículo, tenga este dos o cuatro ruedas.
Polémicas más o menos interesadas o fundamentadas aparte, lo que es indudable es que desde que estrenó el BRC 205T en Arinsal Javi Villa no ha tenido rival en la Categoría 1. Eso sí, dado que el nuevo modelo no pudo estar a tiempo para la primera prueba de la temporada, el Fito, y que la coincidencia de fechas entre la última, Ibiza, y el rallye RACC-Catalunya, incluido en el calendario de la copa Toyota (en la que el asturiano compite por segundo año), la consecución del título requería unos resultados muy concretos y sin margen de error. Villa tenía que terminar entre los tres primeros en la subida de casa usando otro vehículo y ganar después las tres siguientes con el nuevo BRC para dejar el campeonato matemáticamente asegurado pese a no poder acudir a la cita final en la isla balear. Así que, finalmente, aquel tercer puesto logrado en la subida asturiana rodando con el N5 de RMC Motorsport mucho más deprisa de lo que nadie haya logrado antes o después con un coche de esas características, ha acabado por ser clave para que Javi sume con el rotundo triunfo en Onil su undécimo título de Campeón de España. Cifra con la que supera la decena alcanzada por el legendario Juan Fernández entre el 1972 y el 1983 para igualar al frente del palmarés histórico del nacional de montaña con otro gran ilustre de la especialidad, Xavi Riera, que ganó nueve títulos del Grupo A entre el 1985 y el 1995 (ocho de ellos consecutivos), uno de 'turismos', en el 1998, y uno absoluto, en el 2000, primer año de la época en el que el certamen se dilucidaba exclusivamente entre los pilotos de los vehículos 'carrozados'. Un logro alcanzado en una semana difícilmente mejorable para Javi ya que se inició con el nacimiento, el lunes, de Martín, su primer hijo, continuó el viernes con la celebración de su 37º cumpleaños y culminó el domingo con la victoria en Onil y la certeza matemática de ganar el campeonato para convertirse, además, en el primer piloto que atesora títulos de Campeón de España en las tres categorías que componen actualmente el certamen. Lógica, por tanto, su enorme satisfacción al término de unos días llenos de emociones para el asturiano.
La sonrisa que iluminaba el rostro de Villa en Onil tenía su reflejo también en prácticamente todos los demás habituales de la Categoría 1 este año, que cerraban en su mayoría la temporada con sus objetivos cumplidos. Gerard de la Casa concluía segundo y se aseguraba la Clase 2 después de disfrutar durante todo el fin de semana del pilotaje de su Ford Fiesta WRX y del gran ambiente que se respiraba en la localidad alicantina. Ismael Arquero completaba el podio de 'carrozados' en el estreno de recién adquirido VW Golf TCR pese al susto del sábado, cuando un error de cálculo a la hora de lastrar su vehículo para encuadrarlo en la clase 4, la de su anterior montura, en vez de en la 3, a la que pertenece la nueva por sus características originales, le costaba la descalificación en la primera manga de carrera. Superado el mal trago añadiendo el domingo los kilos que faltaban, el madrileño terminaba tercero de la Categoría 1 y se anotaba la clase 4 para dejarla definitivamente sentenciada a su favor. También se aseguraba la suya Francisco Jiménez, que dejaba atrás el disgusto de Chantada del mejor modo posible, proclamándose campeón de la clase 3. Éxito que el piloto cordobés lograba con la satisfacción adicional de ganarla con su Porsche tras remontar desde la tercera posición que ocupaba al término de la jornada del sábado, superando en las dos mangas del domingo al portugués Miguel Matos, muy rápido con su afinado Peugeot 106 Maxi Kit Car, y al castellonense Antonio Arenas, siempre competitivo con su SEAT León Supercopa.
Completaban el grupo de los que salían de Onil con el título de sus respectivas clases los gallegos Luis Penido, ganador de la 5a con su Mini Cooper, Juanjo Recimil, que se aseguraba la 5b terminando segundo con su veterano Toyota Starlet por detrás del junior local Alejandro Muñoz, que se imponía con su nuevo Peugeot 208 R2, y Carlos Rodríguez, que certificaba la consecución del título de la 5c batiendo a media docena de pilotos que competían con vehículos pertenecientes a clases superiores a la de su modesto Peugeot 106. Para todos ellos la semana de Onil acababa siendo también poco menos que perfecta.
Con tres victorias en tres carreras a Benito Pérez le era suficiente con terminar tercero en Onil para conseguir su primer título de Campeón de España de Montaña de la Categoría 3 después de haber sido subcampeón en las tres temporadas anteriores. Así que con tanto tres entorno suyo no es de extrañar que el asturiano acabara por festejar la consecución de ese ansiado campeonato desde el tercer escalón del podio, al que acababa accediendo, además, por apenas tres décimas de segundo de ventaja. Una diferencia mínima que reflejaba la extraordinaria igualdad que reinaba entre el piloto del BRC B59 y sus tres rivales en la siempre competida categoría de los CM-Promoción.
De entrada, el sábado, Benito era el más rápido, seguido a tres décimas (¡otro tres más!) por Jordi Vilardell, que había vuelto a recuperar su anterior unidad del Demon Car mientras se solventan los problemas sufridos por la nueva que había estrenado en Chantada. La lucha por la victoria parecía que iba a ser un duelo entre ambos hasta que en la segunda oficial del domingo Aitor Manso le daba la vuelta a la clasificación. El vasco del BRC B49 había sido tercero la víspera, a poco más de un segundo, pero en la segunda oficial era el que más rebajaba los cronos previos para situarse en cabeza, seguido a tres décimas por Vilardell quien, a su vez, distanciaba en otras tantas a Benito, con el asturiano precediendo en apenas una y media a Rubén Rodríguez, cuarto con el Talex decorado con los colores de AUTOhebdo SPORT.
Con poco más de siete décimas separando el mejor crono de los cuatro lo único que estaba claro es que cualquiera de ellos podía ganar y que nada estaba resuelto aún en la lucha por el título. En una prueba definitivamente marcada por el número tres todo se iba a decidir en la tercera subida oficial. En ella, Vilardell era el más rápido, se convertía en el tercer piloto diferente que lideraba una subida de carrera a lo largo del fin de semana y se anotaba la victoria en el cómputo total. La segunda posición era para Aitor Manso, a menos de un segundo del catalán, y la tercera, por menos de tres décimas en la suma de tiempos, se la anotaba Benito Pérez por delante de Rubén Rodríguez. Margen exiguo pero suficiente para que el riosellano se proclamase, por fin, Campeón de España de la Categoría 3. Un título que llegaba justo la primera vez que había sido derrotado en lo que va de temporada. Una derrota de lo más dulce dado el resultado final.