Más de doscientos cincuenta coches de modelos nacidos en las cuatro últimas décadas del siglo pasado se dieron cita en Gerona para la edición número setenta y tres del Costa Brava. El decano de los rallyes españoles sigue empeñado en batir cada año su récord de participantes y en esta ocasión lo celebró homenajeando a los Lancia 037 en el cuarenta aniversario del triunfo logrado por 'Miki' Biasion y Tiziano Siviero en el 1985, cuando la prueba era una de las primeras citas de máximo coeficiente del Campeonato de Europa de Rallyes.

Cuatro décadas después, el Costa Brava abría un año más la temporada europea y nacional de rallyes para vehículos históricos con la presencia del piloto italiano y de otro de los que tuvieron la fortuna y el valor de pilotar y ganar con el primer grupo B de la marca italiana, Salvador Serviá, como primer foco de atención antes de que los participantes en las categorías de velocidad partieran rumbo al tramo de 'Els Angels' en la lluviosa noche del jueves. Dos días después, los alrededor de doscientos que conseguían completar el recorrido volverían a pasar por esa misma rampa para celebrar su llegada a meta. Para la mayoría, el resultado iba a ser lo de menos. Lo importante era haber superado un rallye siempre difícil y que en esta ocasión lo era más debido al agua y el frío que se empeñaron en alargar el invierno justo cuando oficialmente empezaba la primavera.

Velocidad

El tiempo transcurre a un ritmo tan inexorable como constante. Sin embargo, la percepción que tenemos de la velocidad de su paso es muy variable. Tanto como para que lo ocurrido hace dos o tres décadas nos resulte en ocasiones más cercano que lo acaecido hace apenas unos meses. Reflexión que nos trajo una nueva edición del Rally Costa Brava, donde pasado y presente se funden cada año desde que la competición es una de las citas más relevantes del panorama internacional de los rallyes para vehículos históricos.

Sin ir más lejos, parece que fue ayer cuando Jari-Matti Latvala era una promesa del automovilismo. Un joven rápido y espectacular que seguía la tradición de los famosos finlandeses voladores. Pilotos con una capacidad innata para rodar con un coche de rallyes más deprisa cuanto más deslizante fuese el terreno sobre el que se movían. Sin embargo, han pasado ya más de veinte años desde sus primeras andanzas en los tramos cronometrados, diecisiete desde que se convirtió en el más joven ganador de un rallye del Campeonato del Mundo y cerca de siete desde su última victoria en el mundial para, poco después, poner punto final a su trayectoria como profesional del volante.

Desde hace cuatro temporadas, Latvala tiene más de serio jefe de equipo que de algo alocado piloto. Pero, cerca de cumplir los cuarenta, se niega a quedarse para siempre del otro lado de la barrera. Primero volviendo a la acción en las dos últimas ediciones del rallye de Finlandia pilotando los modernos Rally1 y Rally2 de Toyota, la marca que dirige en el Campeonato del Mundo. Después viajando en el tiempo con un Celica como el que veía volar en los bosques de su país cuando era niño, quien sabe si soñando con ser él quien lo pilotase en lugar de aquel español que se había atrevido a romper la hegemonia escandinava en la tierra de los 1000 Lagos.

La presencia en el Costa Brava del triple subcampeón del mundo al volante de una unidad de la segunda generación de los famosos Toyota de grupo A era uno de los grandes atractivos de la prueba inaugural de los certámenes europeo y español de rallyes para vehículos históricos. Se trataba, eso sí, de un aliciente que, por otra parte, iba a acabar con cualquier posible incertidumbre en cuanto al resultado final. Porque la combinación entre un piloto de nivel mundial y una máquina más moderna y competitiva que las empleadas por cualquiera de los demás aspirantes a los puestos de cabeza sólo podía producir un resultado. Salvo imponderables propios de la competición, Latvala y su copiloto, la joven modelo de 'fitness' Janni Hussi, iban a ganar con claridad. Y, en efecto, así quedaba ya claro el jueves, cuando el finlandés distanciaba en más de medio minuto al mejor del resto en el tramo de 'Els Angels' con el que se iniciaba la competición. De noche, con niebla y sobre piso encharcado por un insistente chaparrón, el ritmo del finlandés con el Toyota negro era inalcanzable para los demás y sentenciaba el rallye aunque aun hubiese dos etapas por delante.

En la del viernes, de nuevo con la lluvia como protagonista durante prácticamente toda la jornada, Latvala y Hussi se anotaban en el mejor crono en las seis especiales para terminar el día con casi dos minutos y medio de ventaja. En la del sábado, recortada a cuatro especiales por la anulación de las dos pasadas a Ossor, con las nubes dando un respiro y hasta algún que otro rayo de sol asomando de vez en cuando, volvían a ser siempre los más rápidos para acabar ganando el rallye por casi cuatro minutos. El pronóstico se había cumplido.

Para la pareja finlandesa fue también la victoria en la Categoría 4 del europeo, ampliada esta temporada a los vehículos homologados hasta el 31 de diciembre del 1992, en la que se impusieron a bordo del Toyota de tracción total con cerca de cinco de minutos de margen sobre el BMW M3 de propulsión trasera de Pascal Perroud. El suizo, ganador del Costa Brava hace dos años, se tuvo que conformar esta vez con la tercera posición de la general y la segunda de su categoría haciendo equipo con le belga Loïc Dumont.

Entre los dos primeros clasificados de la categoría de los vehículos más modernos del Campeonato de Europa se intercalaron en la mayoría de los tramos un par de ellos pertenecientes a la 2, la que agrupa a los coches homologados antes del 1981. Todo un logro por parte de sus pilotos, de procedencia muy diversa pero con el denominador común de su extraordinario talento. El que más veces lo consiguió fue el Lancia Stratos de Seb Pérez, segundo junto a su copiloto, Bowen Dale, en cinco de las once especiales. Desafortunadamente, el campeón británico de rallyes históricos sufrió el viernes una avería en la transmisión que le costó más de un minuto y medio de penalización además del tiempo perdido en los tramos. Como consecuencia, sus opciones de acabar como primero del resto tras el inalcanzable Latvala se esfumaron. Y aunque su remontada en la etapa del sábado fue espectacular, le faltaron apenas tres segundos para alcanzar el tercer escalón del podio. En todo caso, su demostración de pilotaje dejó buena muestra de la calidad del inglés de apellido tan hispano, hijo de otro campeón británico de la especialidad, Steve Pérez, de quien ha heredado la pasión por los rallyes históricos y el volante del precioso Stratos. Ver el brío con que lo pilotaba, sacando las mejores notas de su sinfónico motor V6, era el mejor recordatorio de porqué el afilado Lancia fue tan dominante en los tramos de los Monte-Carlo, Córcega o Sanremo de finales de la segunda mitad de la década de los setenta.

La avería del tan bonito como delicado 'coupé' italiano dejó vía libre al segundo puesto absoluto y la victoria en la Categoría 2 para otro coche emblemático de esos años, conducido por un piloto que también sigue una larga tradición, en su caso no familiar si no nacional. Fue el Porsche Carrera llevado con maestría por el sensacional Romain Dumas. Copilotado por su compatriota Mathyeu Tyran, el polifacético francés, doble vencedor de las 24 Horas de Le Mans y 'recordman' de la subida al Pikes's Peak, marcó el segundo mejor crono en cuatro especiales aprovechando al máximo el piso deslizante para dominar a base de talento a la horda de BMW M3 que, por edad y prestaciones, debían haber sido los que luchasen por acabar detrás del imbatible ganador y su Toyota. La capacidad de Dumas para rodar deprisa en pruebas de circuitos, de montaña o de tramos cronometrados, sea con un 'sport-prototipo' de gasolina o eléctrico, un potente GT o un veterano coche de rallyes, convierte al piloto de apellido tan literario en el mejor heredero de los Larrousse, Piot, Ragnotti o Frequelin, representantes de una larga tradición de franceses que en los años setenta y ochenta destacaban también por su polivalencia al volante de lo que fuera y donde fuese.

Una tradición que también existe en Argentina, la tierra natal del ganador en el Costa Brava de la clasificación del Campeonato de España de Rallyes para Vehículos Históricos. No en vano, el inigualable Fangio destacó en las pruebas de turismo de carretera antes de acabar dominando la Fórmula 1 y el muy recordado Reutemann fue el primer piloto en subir al podio tanto en la máxima categoría de circuitos como en el mundial de rallyes. En Gerona, un joven compatriota de ambos, Ezequiel Pérez Companc, cuya carrera deportiva ha tenido siempre los circuitos como principal escenario, consiguió ganar en el que era sólo su tercer rallye, curiosamente los tres en pruebas del CERVH ya que debutó el año pasado en el Costa Daurada y después tomó parte en el Rías Altas. Copilotado como en Galicia por el muy experto José Volta, que durante años acompañó al padre y al tío de Ezequiel en sus aventuras en rallyes del mundial, el joven heredero de la tan acaudalada como apasionada por el motor familia argentina, se impuso al volante de un Ford Escort MKII a todos los participantes del certamen español en la cita inaugural de la temporada.

Una victoria a la que dan lustre tanto las complicadas condiciones del asfalto, nada fáciles de interpretar para un piloto con tan poca experiencia en los tramos, como el hecho de ganar, aunque fuese por menos de diez segundos, a toda una referencia a la hora de llevar deprisa el histórico grupo 4 de la marca del óvalo como es Xesús Ferreiro. Cierto es que el de Melide y su copiloto, Javi Anido, tenían sobre todo sus miras puestas en ganar la Categoría 3 del Campeonato de Europa, objetivo que lograron con holgura y para el que no necesitaron emplearse totalmente a fondo, y que la niebla que sufrieron los del europeo, primeros en competir el jueves por la noche, se había disipado en buena medida cuando les tocó el turno a los del nacional más de una hora después, lo que proició unas diferencias superiores a lo normal en ese tramo que acabarían siendo decisivas. Pero, en todo caso, el ritmo del argentino fue siempre alto, no cometió errores, acertó con la monta de neumáticos cuando la situación era dudosa y el premio fue un triunfo de prestigio que celebró tocado con una cabeza de oso, la mascota del equipo familiar, el 'Mad Panda'.

Con los dos primeros en la clasificación del Campeonato de España siendo equipos no registrados para puntuar en el certamen, los primeros líderes de su certamen absoluto en este arranque de la temporada del 2025 son el dúo que completó el podio en Gerona, José María Martínez y Luka Larrosa. El siempre rápido 'Aikon' y su copiloto ya habían ganado en el 2019 el rallye del nacional en el Costa Brava con su BMW M3. Esta vez no pudieron con los rápidos Escort en la lucha por el triunfo en la general pero, al igual que entonces, se impusieron en su categoría, que ahora ha pasado a ser la 'Pre 92' para adecuarse a los nuevos periodos de años definidos en la normativa FIA.

Otro M3 de un equipo catalán, el que forman Alejandro Dude y Daniel Muntadas, les siguió en ambas clasificaciones a algo más de un minuto. Ambos precedieron a un veterano Porsche habitual en los puestos de cabeza cada año, el de David Nogareda y Xavi Lozano. Con diferente color en su 911, azul en lugar de naranja, repitieron el resultado de la edición anterior, ser los primeros entre los equipos registrados en 'Pre 81'.

Entre los primeros del Costa Brava no podía faltar tampoco un Ventura. Pero esta vez se trató de Marc, el hijo de Jordi, que concluyó sexto absoluto del nacional y tercero entre los 'Pre 92' con el Volkswagen Golf que compartió con Carles Planell. En cambio, su padre, copilotado en esta ocasión por Pedro Requena, se vio obligado a abandonar en el primer bucle del viernes por avería en su Ford Sierra.

Así las cosas, con dos equipos no registrados en las dos primeras posiciones, y cuatro formaciones 'de casa' en las cuatro siguientes, las restantes entre los diez primeros de la clasificación del CERVH las ocuparon cuatro que, salvo que alguno de los catalanes que les precedió en la meta de Gerona se anime a embarcarse en el nacional, muy probablemente serán los que en realidad acaben siendo los principales protagonistas en la lucha por los títulos de las tres categorías del certamen.

Ese cuarteto lo encabezaron los gallegos Javier e Iván Bouza, que presentaron su candidatura en 'Pre 81' batiendo por algo más de veinte segundos con su Ford Escort al Porsche 911 del campeón de las tres últimas temporadas, Joan Riberas, copilotado por Jaume García. A continuación, acabaron los canarios Toni Afonso y Jonay Mirando, que tuvieron un inmejorable arranque para su primera temporada en la península adjudicandose con el Mitsubishi EVO V el triunfo en la Categoría 'Pre 2000'. Una victoria que debía haber sido para los defensores del título, Manuel Muniente y Diego Rodríguez Louzao, de no ser por la rotura de un brazo de suspensión de su BMW en el transcurso de la etapa del viernes. El percance les costó alrededor de tres minutos, de los que finalmente pudieron recuperar algo menos de dos y medio para acabar segundos de la categoría y, sobre todo, romper la racha de abandonos del piloto catalán en la prueba casa, cuya meta no había alcanzado en sus anteriores participaciones. El podio de 'Pre 2000' lo completó otro equipo que se estrenaba en el certamen de históricos, el formado por los asturianos Aquilino Sánchez y Pablo Martino, terceros con sufrimiento a causa del embrague de su Renault Clio, que estuvo a punto de impedirles terminar.

Otro equipo asturiano, el formado por Daniel Alonso y 'Jandrín' López, se impuso en 'Classic' después de dominar de principio a fin con su magnífico Ford Escort 'Milington' al Porsche 996GT3 de los actuales campeones del certamen, Miguel Otegui y Giovanni Breda. Resultado que, de todas formas, supone para el piloto vasco y su copiloto iniciar la temporada al frente de la tabla al no estar los ganadores entre los equipos registrados para puntuar en el campeonato.

Regularidad

Para los participantes en las categorías de 'Regularidad Sport' y 'Regularidad', el rally se iniciaba el viernes por la mañana. Ello significaba que se quedaban sin tomar parte en la ceremonia de salida pero, a cambio, se ahorraban el que para muchos de sus compañeros de velocidad sería el sufrimiento de competir con niebla, frío y persistente lluvia en el tramo de 'Els Angels'. De todas formas, el agua también les acompañaría el viernes cuando les llegaba el turno de afrontar la que sería su primera especial, la versión corta del tramo de la víspera, con llegada al santuario que le da nombre. Y aunque el sábado daría algo de tregua, las condiciones del asfalto serían complicadas durante los dos días de competición, haciendo aún más difícil esa técnica, que es casi arte, de cuadrar las medias sobre unos tramos que, con piso de adherencia tan variable, esconden trampas acechando casi tras cada curva.

En 'Regularidad Sport', la inscripción era menos numerosa que el año pasado pero la calidad en su parte alta no faltaba, no en vano la encabezaban los dos equipos de los Ford Sierra Cosworth que habían dominado la anterior temporada del Campeonato de España. De entrada, los subcampeones, Jaime y Enrique Carbonell, se situaban en cabeza. Pero en apenas dos tramos eran sus grandes rivales, y actuales campeones, Francisco Martínez y José Manuel Villamayor, los que pasaban a liderar la prueba. En un rally disputado con clima tan propio de su tierra, los asturianos no estaban dispuestos a ceder ante nadie y dejaban poco menos que sentenciado el rally con un magistral segundo paso por 'Sant Grau'. En la especial que cerraba la primera etapa, el Ford Sierra del 'Pancho Villa Rally Team' distanciaba en más de veinte puntos al de los mallorquines, que hasta entonces les seguían a apenas cinco. La suerte estaba echada.

Al día siguiente, con sólo cuatro especiales por delante, a Martínez y Villamayor les iba a ser suficiente con administrar la ventaja y evitar cualquier error para mantener el liderato. Así lo hacían, y aunque les faltaba poner la guinda a su triunfo ganando también el TC+, los vigentes campeones iniciaban la campaña consiguiendo su segunda victoria consecutiva en el Costa Brava. A más de cincuenta puntos concluían los Carbonell en una trabajada segunda posición. A los mallorquines la última especial del sábado se les hacía eterna pero salvaban el segundo puesto por dos décimas ante Jordi Fanlo y Daniel Robledillo, siempre eficaces con su veterano Porsche.

Más competidores, y también más variaciones en su desarrollo, deparaba la categoría de 'Regularidad' del Campeonato de España. Eso sí, sus principales protagonistas acabarían siendo en su mayoría equipos franceses, contra los que luchaban hasta cerca del final 'Mia' Bardolet y Carles Jiménez a bordo del 1400 de SEAT Históricos. En la etapa del sábado, los catalanes se alternaban al frente de la tabla con dos matrimonios del otro lado de los Pirineos, los formados por dos habituales del CERVH, Christian y Marie Lantres, cada vez más adaptados al Porsche 944 estrenado al final la pasada campaña, y por el ganador en el 2023, Christophe Bru, y su esposa, Hélène, con el Porsche Carrera.

El sábado, los Lantres perdían de repente toda posibilidad de victoria al equivocarse en el registro de una medición mientras que 'Mia' y Carles sufrían cerca del final una avería en el carburador de su SEAT que hacía fallar el motor de forma intermitente. En cambio, los Bru ni erraban ni tenían problemas mecánicos y eran finalmente quienes se adjudicaban la victoria, seguidos de cerca por sus compatriotas Jean-Pierre Verneuil y Philippe Mareschal, que realizaban un excelente rallye con su Peugeot 205.

Completaba el podio otro equipo de SEAT Históricos, el del Ibiza que compartían Marco Pascali y Carles Sasplugas, con el joven copiloto destacando en su primera prueba en la especialidad tras haber mostrado ya su pericia en el Campeonato de España de Energías Alternativas. Cuartos acababan finalmente Bardolet y Jiménez, que precedían a Josep María Vidal y Miquel Corona, quintos con su pequeño Autobianchi.

Había que descender hasta el sexto puesto para encontrar el primero de los equipos registrados en el CERVH, el formado por Esteban Munné y Olga Feliú. Los catalanes del Porsche de color rojo precedían en la meta de Gerona a los actuales campeones, Darío José García y Emilio Pascual, que concluían séptimos de la general pero segundos en lo que se refierfe a puntuación para el nacional. Tras cometer un fallo al inicio del rallye, el madrileño y el vasco iban a más con su BMW para acabar sumando unos importantes puntos terminando por delante del resto de equipos que, presumiblente, serán sus auténticos rivales en el campeonato de España. Entre ellos, los asturianos Gustavo Alija y Víctor Suárez parecían tener en su manos ser el primero entre los equipos registrados pero cedían terreno con su Peugeot 205 en la última especial lo que les relegaba al octavo lugar de la tabla, tercero a efectos de puntos para el campeonato.