La anterior visita a Andorra del Campeonato de España de Montaña se había producido en Ordino-Arcalís para cerrar la temporada del 2017. Con los títulos de dos de las tres categorías ya decididos, la lista de inscritos del entonces denominado CEM Sportech contó con apenas una docena de participantes, de los que la mitad eran pilotos locales, y una muy lluviosa jornada del sábado complicó de forma notable el desarrollo de la que sería última vez que aquellas rampas acogieron una prueba automovilística .

Siete años después, Andorra recibía al CEM AUTOhebdo SPORT 2024 en nueva ubicación, Arinsal, con buen tiempo y con veintidós competidores del certamen español, de los que diecinueve repetían tras haber iniciado la campaña en el Fito. A ellos se añadían cuarenta y un participantes del Campeonato de Francia de 2ª división y dieciocho del nacional andorrano de históricos con los que se configuraba una lista de inscritos de lo más variada para la prueba organizada con esmero por el Automóvil Club de Andorra, cuyo equipo se volcaba para sacar adelante con éxito el desafío de hacer convivir en la misma competición tres campeonatos diferentes, cada uno con sus peculiaridades reglamentarias.

Categoría 1: Hillclimb Monster Made in Spain

Muchos aficionados a la montaña españoles llevan años siguiendo, con una mezcla de admiración y sana envidia, las evoluciones de una serie de vehículos realizados expresamente para las subidas que son habituales en las competiciones centroeuropeas. Se los conoce como 'hillclimb monsters' y van desde el ya histórico BMW del muy recordado Georg Plasa a su máximo exponente actual, el Mercedes del alemán Reto Meisel, pasando por poderosos aparatos emparentados de forma más o menos lejana con los modelos a los que recuerdan las formas de sus carrocerías, como el Golf del austriaco Karl Schagerl, los 'alados' Mitsubishi de los pilotos polacos que tan extraordinaria impresión dejaron en el último 'Masters', el McLaren F1 EVO del checo David Komarek o el Alfa Romeo 4C del italiano Alessandro Gabrielli.

Algunos de estos vehículos nacieron hace ya unos años dentro del grupo E2-SH, evolución del concepto surgido a finales de los años setenta para los Grupo 5 de las competiciones de resistencia en circuito. Las letras SH son el acrónimo en inglés de la palabra española 'silueta', denominación con la que ya se conocían aquellos coches de pista y que se refiere a su rasgo más representativo, el de recordar en su forma exterior a turismo o GT de producción que llevase de origen el motor en la misma posición aunque luego sus características mecánicas apenas si se parezcan al coche del que toman su aspecto.

Hasta el 2019, los E2-SH estaban encuadrados en la Categoría 2 del Campeonato de Europa de Montaña, compitiendo junto a los E2-SC (los biplazas o 'barquetas') y los E2-SS (los monoplazas o 'fórmulas'). Eso cambió en el 2020, aunque esa campaña se canceló el europeo debido a la pandemia, así que finalmente desde el 2021, cuando la FIA adoptó para la Categoría 1 del certamen continental, la de los comúnmente conocido como 'carrozados', el sistema del 'Performance Factor', este tipo de vehículos pasaron a competir junto a los Turismos y los GT siempre que cumplan una serie de estrictas normativas en materia de elementos de seguridad. Por ello hemos visto hace apenas un mes a Meisel dominar con holgura la Categoría 1 del certamen continental en Falperra al volante de su espectacular Mercedes, que tiene de la famosa marca de la estrella apenas las formas en ligera fibra de un muy vitaminado 340 SLK cubriendo una elaborada estructura en la que se asienta un motor V8 Judd, poderoso propulsor emparentado con los que se utilizaban en Fórmula 1 allá por finales los años ochenta y principios de los noventa. Por mucho que Werver se emplease a fondo con su Porsche GT3 o que en otras pruebas lo intenten Bratschi o Schagerl con sus ya de por si muy evolucionados vehículos de lejana procedencia Mitsubishi o Volkswagen Golf, el 'silueta' del alemán está fuera de su alcance en condiciones normales.

En España, el ejemplo más cercano a este tipo de vehículos había sido hasta ahora el muy original JTR del andaluz Juan Trino, basado en la carrocería del venerable SEAT 600 y movido por el motor 1300 atmosférico de las populares Suzuki Hayabusa. Un modelo que en su última versión, homologada en la Categoría 1 del nacional de montaña, fue quinto de 'carrozados' el año pasado en la subida a Les Revoltes d'Ibi en manos de su fabricante, un piloto procedente del motocross, que apenas compite de forma esporádica y está lejos de tener el ritmo de los habituales en las primeras posiciones del certamen, lo que dejaba claro el más que interesante potencial del pequeño 'Hillclimb Monster' andaluz.

Por todo ello, en cuanto se dio a conocer en vísperas de Arinsal el nuevo BRC 205T realizado por Bango Racing Cars según las especificaciones de la Categoría 1 FIA para que Javi Villa lo pilotara en las subidas del Campeonato de España era evidente, tanto por las características del coche como por el talento de su piloto, que el certamen de 'carrozados' iba a tener una nueva y poco menos que inalcanzable referencia.

El modelo realizado por Jesús Bango es muy similar en concepto al 'Alfa Romeo' de Gabrielli o al 'McLaren' de Komarek, basados respectivamente en una 'barqueta' Picchio y en una Norma, reforzadas con un arco de seguridad y carrozadas con fibras que recuerdan la silueta del coupé italiano y el superdeportivo británico. En el caso del BRC, sus formas son un homenaje al Peugeot 205 T16 utilizado por Ari Vatanen en la Pikes Peak del 1987. Bajo ellas se encuentra una intrincada estructura tubular y la mecánica utilizada en el BR53, el modelo del grupo E2-SC (el de las 'barquetas') lanzado por el fabricante asturiano en el 2018 y ganador de la Categoría 2 del nacional con Villa al volante las temporadas del 2019 al 2022. Con unas imponentes alas delantera y trasera, un peso en torno a los 650 kilogramos y una potencia que puede acercarse a los 450 caballos y, en todo caso, supera los trescientos a poco que se 'sople' el turbocompresor acoplado a su tetracilíndrico de 1.340cc y origen motociclista, las cifras del nuevo 'Hillclimb Monster' asturiano eran todo un aviso de sus posibilidades.

Si a ello le unimos la demostrada capacidad de Villa, que en su estreno en la categoría de 'carrozados', en el Fito, había rodado con un N5 procedente de los rallyes a apenas segundo y medio del mejor crono de Fombona con el Audi RS5 DTM mientras batía ya al resto de habituales de la Categoría 1 del nacional, estaba claro que, a poco que el nuevo coche no diese problemas, el gran favorito en Arinsal iba a ser Javi con su nueva montura. Por mucho que el trazado de la prueba andorrana, con ocho 'paellas', cinco de ellas encadenadas, fuese muy del gusto del gran dominador en la categoría de 'carrozados' de sus últimas ediciones, Gerard de la Casa, si el muy experto piloto local no había podido ganar en Arriondas con su Fiesta procedente del mundial de rallycross al asturiano pilotando la versión N5 del popular Ford, pensar que pudiera hacerlo con Javi a los mandos de un coche que debería ser mucho más competitivo parecía imposible.

Y, efectivamente, lo era. En su estreno, el BRC 205T no daba el más mínimo problema y los cronos de Villa estaban desde el primer momento a otro nivel respecto a los demás competidores de la Categoría 1. Tanto, de hecho, como para que Javi acabase logrando no sólo su primer triunfo en el certamen de 'carrozados' del Campeonato de España de Montaña si no, además, la primera victoria absoluta de un vehículo de esta categoría desde que en la temporada del 2015 se recuperó la clasificación 'scratch' en las pruebas del certamen nacional. Ese año, por cierto, ganó en Ubrique un 'silueta', el Audi A4 DTM pilotado por Fombona, pero entonces los modelos del grupo E2-SH estaban incluidos en el Campeonato de España dentro de la categoría de los CM.

Por detrás del inalcanzable binomio formado por Villa y el BRC 205T, la lucha por la segunda posición se convertía en un interesante pugna entre De la Casa, Fombona y Beñat Población, que se inmiscuía con su Lotus Exige en el duelo de los dos veteranos campeones. El sábado, Gerard sacaba partido de su mejor conocimiento del peculiar trazado de Arinsal para tomar algo más de un segundo de ventaja. Lo hacía, eso sí, aprovechando una segunda oportunidad después de que su primer intento en la manga de carrera se viese arruinado cerca de meta por el trompo del coche que le precedía en el orden de salida, el Porsche de Francisco Jiménez. Aunque el andorrano llegaba a cruzar la línea de llegada (lo que normalmente significa tener que conformarse con el crono realizado independientemente de las circunstancias que hayan concurrido), recibía igualmente autorización para bajar y repetir la ascensión, lo que le permitía situarse por delante del vasco y el asturiano, que habían concluido su manga unos minutos antes con cronos prácticamente calcados ya que sólo les separaban cinco milésimas.

El domingo, encontrando un mejor modo de trazar las 'paellas' con el poco ágil DTM, cuyo alto radio de giro no gusta de virajes tan cerrados, Fombona mejoraba en la segunda oficial el registro logrado por De la Casa en la primera pero el andorrano mantenía el liderato en la suma de tiempos por diecisiete milésimas mientras Beñat cedía algo de terreno y caía al cuarto puesto, a algo más de un segundo en el cómputo total.

Con tan exiguas diferencia la manga final se presentaba como decisiva. Pero el aceite dejado en la zona media del recorrido por el Porsche 935 'silhouette' del legendario Jean-Marie Almeras que, a sus ochenta años de edad sigue en acción y competía en el nacional andorrano de históricos, hacía que mejorar los cronos previos fuese prácticamente imposible. Ni Beñat ni Fombona lo conseguían así que, aunque De la Casa no llegaba a meta al sufrir un toque en la parte inicial del trazado, el resultado de las dos subidas de carrera anteriores se mantenía y para el andorrano era el segundo puesto de la Categoría 1 por delante del asturiano y del vasco que, al igual que en el Fito, se tenía que conformar con terminar a un paso del podio pese a estar de nuevo en la pelea por una de las tres primeras posiciones durante todo el fin de semana.

Una pelea que, visto lo visto en Andorra, se va a circunscribir a partir de ahora a luchar por el segundo y tercer puesto. Porque resulta evidente que, salvo imponderables propios de la competición, de los que nadie está libre al cien por cien, Javi Villa va a ser imbatible con el BRC 205T en la Categoría 1 del CEM AUTOhebdo SPORT. Después de tanto tiempo admirando los vehículos de este tipo nacidos en centroeuropa, la montaña española ya tiene su propio 'Hillclimb Monster'. Con el añadido, además, de tener también un 'monstruo' al volante.

Categoría 2: Oportunidad perdida, oportunidad aprovechada

La coincidencia de fechas de Arinsal con la Glasbachrennen, quinta prueba del Campeonato de Europa, hacía que Joseba Iraola, ganador absoluto y de la Categoría 2 del CEM AUTOhebdo SPORT en el Fito, estuviese en Alemania en lugar de en Andorra. Su ausencia convertía a Raúl Ferré en el indiscutible máximo favorito para imponerse tanto en la general 'scratch' como en la clasificación de la Categoría 2 del Campeonato de España en el retorno del certamen a las montañas de su tierra natal. No en vano, Ferré había sido el ganador de las dos anteriores ediciones de la subida de Arinsal con la Silver Car CS, cuya nueva versión, con puesto de conducción central, pilotaba en esta ocasión. El rápido piloto local tenía, además, ganas de desquitarse del frustrante estreno en Arriondas, cuando un fallo estructural del ala trasera le había amargado el fin de semana, impidiéndole sumar siquiera un sólo punto al no poder completar más que una manga de carrera a ritmo lento.

Así que cuando Raúl cruzaba la meta de la subida de entrenamientos libres en 2:08.1, notable registro logrado sin empujar a fondo, todo parecía ir por el buen camino. De hecho, aunque en ese momento aún no se podía saber, ningún otro participante del CEM AUTOhebdo SPORT llegaría a rebajar ese crono en todo el fin de semana. No había duda, la victoria en el certamen español tenía que ser suya y el reto parecía estar más en batir con su 'barqueta' de motor 1.1 turbo al que presumíblemente sería el mejor de los participantes del campeonato francés, Seb Jacqmin, que competía al volante de una potente Nova NP01 con propulsor 1.7 sobrealimentado.

Desgraciadamente para el joven andorrano, nada de eso llegaría a producirse. Es más, apenas podría siquiera empezar a intentarlo. En los metros finales de la primera manga de entrenamientos oficiales la Silver Car CS se detenía de repente y su piloto abandonaba con rapidez el habitáculo ante la preocupante humareda que empezaba a surgir de la parte trasera del vehículo. Por fortuna, el denso humo no era anuncio de fuego y se disipaba pronto, pero la avería mecánica era lo suficientemente grave para poner un fin aún más prematuro que en el Fito a la participación de Ferré en Arinsal. De ese triste modo, la segunda cita del nacional para Raúl, la prueba de casa, además, se saldaba con un nuevo cero en su cuenta en lugar de que con los 25 puntos que debían haberle llevado a igualar en la tabla con Iraola.

Ese suculento botín se lo acababa llevando Mario Asenjo. El cántabro ya había causado magnífica impresión en el Fito al volante de la hermana pequeña de la Nova NP01 de Joseba, la NP03 de motor 1.000, con la que había sido segundo absoluto del nacional y claro dominador de la Clase 8, que este año engloba a las 'barquetas' con propulsor de hasta 1.600 centímetros cúbicos y a los CM+. Así que en Andorra la ausencia de Iraola y la prematura retirada de Ferré ofrecían a Mario una magnífica oportunidad para imponerse tanto al 'scratch' como en la Categoría 2 del nacional.

En el primer caso, aunque la pequeña Nova fuese más ligera, la combinación entre las empinadas rampas de Arinsal (más de 8% de media con pendiente máxima por encima del 11%) y la elevada altitud en que esta enclavada la prueba (cercana a los 2.000 metros sobre el nivel del mar) eran un importante hándicap para su propulsor atmosférico de sólo un litro de cilindrada frente al 1.370 sobrealimentado del nuevo BRC 205T con el que Villa arrasaba en la Categoría 1. De todas formas, al final de la jornada del sábado, el cántabro estaba a sólo 52 milésimas del asturiano. Diferencia mínima que se reducía aun más al día siguiente en la segunda oficial, cuando los dos mejoraban sus cronos de la víspera y el margen entre ambos se reducía todavía más, quedando en 42 milésimas. Todo estaba por decidir a falta de la manga final, pero la 'barqueta' de Asenjo venía arrastrando desde el arranque del fin de semana un problema en la bomba de gasolina. Así que, con el triunfo en la Categoría 2 ya asegurado, Mario y su equipo optaban por la prudencia, renunciaban a la subida final para no arriesgarse a sufrir una avería de mayor gravedad y salían de Andorra con su principal objetivo cumplido, liderar la tabla del campeonato con la pequeña Nova.

Segundo de la Categoría 2, tanto en la general del certamen como en la clasificación de Arinsal, se situaba Damián Verdera. El ibicenco tampoco tenía un fin de semana fácil ya que el sábado un problema electrónico impedía funcionar de forma correcta al nuevo motor Aprilia de su Talex. Finalmente la asistencia del fabricante madrileño lograba resolver el inconveniente antes del inicio de la manga oficial del sábado, que Damián concluía en el tercer puesto de la categoría, por detrás de su compañero de equipo David Cánovas. El domingo, con el V4 italiano rindiendo ya en condiciones, el balear superaba al murciano para alcanzar la segunda posición.

Categoría 3: Dos de dos, faltan otras dos

Benito Pérez está decidido a que este sea su año. Después de tres subcampeonatos consecutivos en la Categoría 3, el piloto asturiano iniciaba la temporada en el Fito con nueva montura, el BRC B59, y la vitola de máximo y poco menos que indiscutible favorito al título en el certamen de los CM-Promoción. Su triunfo en la prueba de casa confirmaba ese pronóstico aunque los cronos del segundo clasificado, Jordi Vilardell, en su primera salida en el nacional con el Demon Car sin la brida de la categoría Junior en la que compitió el año pasado, dejaban en el aire la posibilidad de una sorpresa en Arinsal. Al fin y al cabo, el jovencísimo piloto catalán acababa de estrenar la semana anterior una nueva unidad de su CM con victoria absoluta en la histórica Sant Feliú de Codines y en Andorra la mayor experiencia del asturiano en otros trazados no iba a ser factor a tener en cuenta ya que la subida era nueva para todos.

Pero ya se sabe que, muchas veces, una cosa es la teoría y otra lo que realmente acaba ocurriendo una vez se ponen los motores en marcha. Porque finalmente Benito Pérez ganaba en Arinsal con un margen mayor que el logrado en su prueba de casa. A ello contribuía su cada vez mejor adaptación al BRC B59, indudablemente más eficaz que su precedecesor, el B49, y los problemas mecánicos que perseguían a Vilardell a lo largo de todo el fin de semana, hasta el punto de impedirle no sólo intentar el asalto al primer puesto si no, siquiera, pelear hasta el final por el segundo.

El sábado, mientras Benito bajaba de 2'16" Jordi veía con desesperación como el motor de su Demon dejaba de empujar a la salida de dos paellas y entraba en meta poco menos que por inercia tras la última, cediendo más de ocho segundos. Entre ambos se situaban Aitor Manso, algo por encima del 2'18" con su BRC B49, y Rubén Rodríguez, a un segundo del vasco con el Talex de AUTOhebdo SPORT.

El domingo, el líder confirmaba su primera posición con un 2'14"89 en la segunda subida de carrera que dejaba sentenciada la Categoría 3 y le aseguraba además el tercer escalón del podio absoluto. A más de dos segundos del ya virtual ganador, la lucha era, en cambio, de lo más ajustaba. En sólo 24 milésimas quedaban agrupados Rubén, Jordi y Aitor, separando nada más que par de ellas a los dos últimos. La manga final se convertía en una especie de todo o nada del que salía triunfante el gallego del Talex y en el que se llevaba la peor parte el catalán del Demon, aquejado de nuevo de algún que otro problema mecánico. En medio de ambos completaba el podio el vasco del BRC y el resultado era que los tres salen de Andorra empatados a puntos en la clasificación general del campeonato, lideraba ya con claridad por Benito Pérez. El asturiano del B59 amarillo lleva dos victorias en las dos pruebas disputadas y si suma otro par de triunfos más tendrá asegurado, por fin, cambiar ese dos de subcampeón que le persigue desde hace tres años por el uno de campeón.

Al otro lado de la frontera

La puntuabilidad de Arinsal para el Campeonato de Francia de Montaña de 2ª División y para el Nacional andorrano de Vehículos Históricos suponía un interés añadido para la prueba dada la presencia de una serie de vehículos de lo más interesante y, en algunos casos, poco vistos en las subidas de este lado de la frontera pirenaica.

Indudablemente el más competitivo era la Nova NP01 campeona el año anterior en la categoría 'Sport' del máximo certamen galo con la nueva estrella del europeo, Geoffrey Schatz, que pilotaba en Andorra su nuevo propietario, Sebastien Jacqmin. El piloto de Ossun, localidad cercana a la famosa Lourdes, está aún lejos de sacarle todo el rendimiento a la poderosa 'barqueta' de motor 1.7 turbo, y en la primera manga de carrera se veía superado por Jerome Jacquot y su pequeño Fórmula Master. De todas formas, el domingo, mientras su rival se veía obligado a abandonar por avería Jacqmin iba progresando poco a poco hasta acabar logrando en la subida final el mejor crono absoluto de todos los participantes en la prueba y adjudicarse la victoria absoluta y en la serie A (Sport) del certamen galo.

En la B, la de los 'carrozados', o 'Production' como los denominan en el país vecino, el vencedor era un viejo conocido de los aficionados que acuden cada año al Fito, Ronald Garces, al volante de un GT nunca visto en competición por estos lares, el KTM X-Bow. El piloto de Aude impuso el curioso modelo austriaco a base tanto de ir mejorando sus registros en cada pasada como de aprovechar los problemas de embrague sufridos por el Porsche de Jean-Marc Gandolfo. El piloto del GT3 alemán había sido el más rápido en la primera oficial, logrando además el que sería mejor tiempo absoluto de la Serie B, pero no pudo tomar parte en la última. Por cierto, hablando de cronos, los conseguidos por los dos primeros del certamen galo estuvieron lejos de los más rápidos del español y les hubieran situado sexto y séptimo en una hipotética clasificación conjunta de 'carrozados'.

Pero, por mucho que en el campeonato francés hubiese coches interesantes, ninguno podía competir en atractivo, al menos para los aficionados más veteranos, con algunos de los presentes en el certamen de históricos andorranos. En particular con dos de ellos, la Osella PA9 de Joan Vinyes y el Porsche 935 de Jean-Marie Almeras. De la desventura mecánica del espectacular 'silueta', que impidió al veteranísimo pero siempre entusiasta tricampeón de Europa completar la prueba ya nos hemos hecho eco en esta crónica así que el protagonismo en la parte final del reportaje recae, por derecho propio además, en la 'barqueta' italiana. Treinta años después de haberla pilotado por última vez, Joan rememoraba, rodando a buen ritmo, sus participaciones de entonces en el europeo mientras la visión de la elegante Osella roja y el inimitable sonido de su motor BMW 2.5 resonando entre verdes montañas nos trasladaba en el tiempo a aquellos Fitos del 1993 y el 1994 en los que Joan la había llevado a la victoria absoluta.