02|12|2011 UN BUEN AÑO DE FÓRMULA 1

El gran premio de Brasil cerró un mundial de fórmula 1 que, en cierto modo, ha tenido un desarrollo opuesto al del año pasado. Si entonces tuvimos un campeonato tremendamente emocionante lleno de carreras en su mayor parte aburridas, en esta ocasión la decisión del certamen no ha tenido emoción alguna pero esta no ha faltado en muchas de sus etapas, con grandes premios espectaculares como hacía tiempo no se veían.

Para que esto último sucediese, que volviese la incertidumbre y los adelantamientos, el factor más determinante han sido, sin duda, los neumáticos Pirelli, cuya influencia ha sido mucho mayor que el tan comentado alerón móvil (DRS para los ‘brittish’). Este último me ha parecido, de todas formas, un ingenioso sistema para devolvernos, aunque sea de forma parcial y un tanto artificial, esos rebufos que las sofisticadas aerodinámicas de los monoplazas actuales habían hecho desaparecer casi por completo que son la base de la mayoría de los adelantamientos.

En todo caso, ha sido la degradación de las gomas italianas y la disparidad de rendimiento entre sus diferentes compuestos y de aprovechamiento de los mismos por parte de pilotos y coches lo que ha marcado un antes y un después en la F1 del 2011. En saber sacarles partido ha estado la clave del extraordinario dominio ejercido por Vettel, que desde el primer momento supo ‘entender’ las Pirelli a las mil maravillas mientras que para Webber se convertían en un calvario, impidiéndole aprovechar las enormes cualidades del RedBull. Y tres cuartos de lo mismo se puede decir en el caso de los pilotos de McLaren, con Button siempre mucho más a gusto cuidándolas que Hamilton tratando de no estropearlas, lo que, junto a algún error de más de este último explica que aunque ambos hayan logrado tres victorias, sea Jonson el subcampeón y Lewis termine sólo quinto. Por delante de él, en la cuarta plaza, acaba un Fernando Alonso que ha sacado el máximo partido de un Ferrari al que se le atragantaban los compuestos más duros mientras que se defendía mucho mejor con los blandos. No lo suficiente, en todo caso, como para permitir al asturiano más que ocasionales alegrías, incluido ese único triunfo en la carrera en la que se prohibieron los difusores soplados, definitivamente fuera de la ley para el año que viene. De todas formas, pensar que le resultado de Silverstone puede ser un indicador de lo que ocurrirá en el 2012 es una conclusión muy precipitada. Tiempo habrá de pensar en ello, en todo caso, ahora es momento de repasar el 2011 y recordar un año que nos ha dejado carreras espectaculares y ha confirmado definitivamente a Sebastián Vettel como uno de los grandes de la F1.